En un aburrido y decepcionante empate, Cruz Azul y América llegarán sin ventaja alguna a la Vuelta de la Final
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Águilas y Cementeros no pudieron anotar en la Ida del juego por el Apertura 2018 y buscarán revertir la situación en el duelo del domingo
Cruz Azul y América firmaron una de las peores finales de Ida en la historia del futbol mexicano.
Águilas y Cementeros empataron sin goles en la cancha del Estadio Azteca, en un duelo que dejó más lesionados que emociones en ambos arcos.
En el último suspiro del encuentro, Edgar Méndez levantó de su asiento a los miles de aficionados tras quedar mano a mano con Agustín Marchesín pero el disparo del español pegó en el palo ahogando el grito de gol cementero.
Salvo los últimos instantes, el juego fue un verdadero duelo de trincheras donde ambas escuadras se olvidaron de la magia y sacaron las garras ensuciando el partido.
La polémica se suscitó temprano con un penal no marcado a favor del América debido a una falta de Igor Lichnovsky que decidió no marcar el nazareno Fernando Guerrero que en ningún momento controló las acciones del partido.
La "justicia divina" emparejó las acciones cuando Bruno Valdez no fue expulsado por un puñetazo que le metió a Iván Marcone ante la negligencia de Guerrero que decidió hacer caso omiso del "cariñito" del azulcrema.
Ambas escuadras pactaron la "paz" desde el silbatazo inicial. Miguel Herrera repitió poniendo de titular a Joe Corona y sentando a Cecilio Domínguez mientras que Pedro Caixinha se decantó por la dupla Marcone-Salas dejando en el banquillo Rafael Bacca.
Entre las contadas emociones que prendieron a la afición que se dio en el mítico Estadio Azteca, fue una atajada monumental de Agustín Marchesín al testarazo de Julio César Domínguez que ya se saboreaba el gol pero el pampero argentino de un manotazo evitó la caída de su marco.
Los pupilos del "Piojo" tuvieron su oportunidad de abrir el marcador en los botines de Mateus Uribe que desaprovechó una buena jugada individual de Roger Martínez que tras llegar a la línea de fondo dejó solo al colombiano que remató de parte interna a la humanidad de José de Jesús Corona.
En la vuelta, alguno de los 22 jugadores deberá tomar la iniciativa y convertirse en el héroe de una final que hasta el momento ha quedado a deber.