Engatusan colombianos a minicomerciantes de Saltillo con préstamos 'gota a gota'
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Orillados por la crisis a causa del COVID-19, comerciantes se ven en la necesidad de recurrir a préstamos ‘gota a gota’
Boleros, paperos, semilleros y demás vendedores ambulantes en el Centro Histórico, reactivan sus negocios con préstamos “gota a gota” sin garantías ni aval, promovidos por una banda de colombianos que presuntamente lava dinero.
Cada día los prestamistas extranjeros se cuelan entre los vendedores ubicados en mercados y calles del primer cuadro de la ciudad, para hacer el cobro de 60 pesos diarios y saldar préstamos que van desde los mil hasta los 10 mil pesos. Incluso cantidades más grandes con las que los comerciantes amplían sus negocios o expanden las ventas.
Sin embargo, otros comerciantes que rechazan sus ofertas de préstamo, asocian a esta banda al lavado de dinero, puesto que no existe algún reglamento para dicho sistema que opera como financiera: una opción viable y segura para “salir de la crisis en la que el COVID-19 los hundió”, aseguran los vendedores.
“Se nos acabó la venta y pues lo poquito ahorrado se nos fue en las comidas; meterse con préstamos en bancos es pagar hasta el doble y de algún modo hay que sacar para la inversión”, expresó un comerciante bajo su puesto de fruta fresca en la calle de Aldama.
Una vez que “los colombianos”, como los llaman los vendedores, otorgan el préstamo, los locatarios tienen un plazo de entre 20 ó 30 días para devolver el monto, más un interés que oscila entre el 20 y el 40 por ciento.
Los cobradores asisten al local, esquina, puesto o al área donde permanece el vendedor ambulante durante ese tiempo, para que entreguen la cuota diaria, una vez completado el monto sin retrasos, pueden acceder a préstamos de hasta de 100 mil pesos.
“Son colombianos que sí tienen papeles para estar en el país, pero no se sabe de dónde sacan el dinero que prestan, además de lo que sacan de los intereses”, relató uno de los entrevistados, quien prefiere el anonimato por miedo a represalias.
“Los colombianos andan caminando en la zona comercial del Centro Histórico, cobrando el dinero que ya prestaron a muchos comerciantes, al menos unos 50, y seguramente más en otros lugares de Saltillo”, comentó.
Además de las características como el acento o color de piel propia de los oriundos de aquel país, se identifican por la formalidad con la que visten, sin llegar a portar traje o joyería ostentosa, y se trasladan de un lugar a otro en motocicletas.
Según algunos de los “beneficiarios” basta estrechar la mano con “los colombianos” para acceder a los créditos, sin embargo, “podría costar la vida faltar a la palabra de cubrir con los pagos”, advierten.
De este modo y a pesar de los créditos que ofrecen las autoridades a micro y pequeñas empresas, la reactivación económica del comercio ambulante y local camina a marchas forzadas, entre decisiones difíciles y hasta amenazas; riesgos que los comerciantes están dispuestos a atravesar para “salir de la crisis en la que el COVID mataba a sus familias de hambre”, comentaron algunos locatarios.