Exhibe París el arte erótico de Picasso
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"Picasso 1932 - Año erótico", una monumental exposición del parisino Museo Picasso con más de 100 obras que ilustran el proceso creativo del pintor español desde el 1 de enero al 31 de diciembre de aquel fructífero año.
En "Figuras al borde del mar", una cabeza aparece en primer plano, con una protuberante nariz de forma fálica. Al lado, en "La lectura", es el propio hombro de la mujer representada el que parece transformarse en pene. Ambas obras salieron de los pinceles de Pablo Picasso en 1932. Y no es casualidad.
"Ese año, el impulso sexual como motor creativo alcanzó su cénit en la obra de Picasso", afirma Laurence Madeline. Ella es la comisaria de "Picasso 1932 - Año erótico", una monumental exposición del parisino Museo Picasso con más de 100 obras que ilustran el proceso creativo del pintor español desde el 1 de enero al 31 de diciembre de aquel fructífero año.
La muestra, que hoy abre sus puertas al público, sigue por primera vez un orden cronológico, como si se tratara de un diario ilustrado. Así, el 2 de enero vieron la luz las dos obras mencionadas, mientras que el 6 Picasso terminó "El cinturón amarillo". Entre medias, el genio malagueño se reunía con sus amistades o se dedicaba a la escultura en el palacete de Boisgeloup, en Normandía.
La muestra, que podrá verse hasta el 11 de febrero, pone de manifiesto que 1932 no fue un año cualquiera en la vida de Picasso (1881-1973). En junio de ese año la galería Georges Petit de París le dedicó su primera retrospectiva y sólo entre comienzos de enero y mediados de marzo, el pintor terminó 25 obras de gran formato plagadas de erotismo y sensualidad. Curiosamente, tras aquella exposición sus obras se apaciguaron y redujeron el tamaño.
"Picasso quería mostrar que seguía siendo un maestro", señala la comisaria. Pero sobre todo, su objetivo era ser mejor que Henri Matisse, al que George Petit había dedicado una retrospectiva un año antes. Matisse no se preocupó demasiado por aquella muestra, cuya repercusión fue escasa. Y Picasso, que compartía con él amistad y rivalidad, aprendió la lección.
Así, el español creó nuevas obras y renovó su lenguaje pictórico, explica la historiadora del arte Madeline. Y en ese proceso, la sexualidad y el erotismo desenfrenado ejercieron de motor. Todas las formas de sus composiciones escondían órganos sexuales: una cabeza se transformaba en falo, mientras las cuerdas de la guitarra remitían al vello púbico.
El famoso marchante y promotor de Picasso, Daniel-Henry Kahweiler, escribió al respecto que estas obras encarnan la erótica de un sátiro "que sería capaz de matar a una mujer". Ejemplo de ello es "El sueño", en la que plasmó a su amante Marie-Thérèse Walter. Su rostro queda dividido en dos, y la parte superior tiene de nuevo forma de pene.