Fobia social: soledad y miedo
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Se trata de la primera asociación nacional de ayuda mutua contra la fobia social, un trastorno de ansiedad que presenta entre el 3 y el 13% de la población mundial
Enrique padece fobia social, es profesor de Universidad y presidente de AMTAES, la Asociación Española de Ayuda Mutua contra la Fobia Social y los Trastornos de Ansiedad. Ha sido creada hace apenas un año para dar a conocer a la sociedad la existencia de este problema. Facilitar las relaciones interpersonales mediante encuentros presenciales de los socios, es otro de los objetivos de AMTAES.
Se trata de la primera asociación nacional de ayuda mutua contra la fobia social, un trastorno de ansiedad que presenta entre el 3 y el 13% de la población mundial. Los asociados manifiestan, sobre todo, la soledad que han sentido durante mucho tiempo al no saber ni comprender lo que les pasaba, ante un entorno familiar y social indiferente que los trata como personas tímidas o raras sin plantearse la necesidad de ayuda terapéutica.
“Es muy frecuente que sientan miedo al futuro, tanto por razones laborales, ya que muchos de ellos tienen dificultades para acceder al mercado de trabajo, como en el terreno afectivo por la carencia de relaciones sociales necesarias para iniciar un proyecto en común de pareja”.
Hay una gran diversidad de casos, siendo los más frecuentes: los que no acuden a terapia alguna, los que siguen un tratamiento con ansiolíticos y antidepresivos, los que practican terapias alternativas de relajación o el psicoanálisis y los que son tratados con la que actualmente parece más efectiva, la terapia cognitivo-conductual.
Según Enrique, en las causas confluyen factores de naturaleza genética, fisiológica y de interacción familiar y social, sin que se haya establecido hasta ahora un pronóstico claro: “Es muy común la existencia de antecedentes de timidez o inhibición social en la infancia, por lo que una labor de prevención desde la infancia para detectar futuros problemas de fobia social sería primordial.Pero la adolescencia es un periodo crítico ya que cada persona va a verse sometida a un proceso de evaluación por el resto de los miembros de su grupo de iguales y va a tener que establecer su papel y su lugar en un sistema social distinto al de la familia.
“No obstante, la fobia social puede también aparecer bruscamente tras una experiencia estresante o humillante”.
Progenitores sobreprotectores, muy exigentes, poco o nada afectuosos, que no apoyan a sus hijos inhibidos, que utilizan la vergüenza y el “qué pensarán” como técnicas educativas y disciplinarias, y que incluso muestran actitud de rechazo son algunos factores de riesgo.
“Los que padecemos fobia social somos capaces de hacer muchas cosas, pero el nivel de ansiedad es tan elevado que terminas aislándote porque se hace insoportable”, dice Pablo de 34 años .
Una nueva medicación, que toma desde le ha hecho ver una luz al final del túnel. Ahora consigue sentirse más tranquilo en los círculos más cercanos. Sigue sintiendo ansiedad, pero está más animado.