Inflamación, el marcador vital
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Todo lo que hace daño al cuerpo, desde una infección hasta la obesidad —incluyendo cardiopatías, cánceres, Alzheimer y lo que usted desee agregar— comparte un enlace común: inflamación...
Los investigadores médicos han empezado a ver que casi todas las enfermedades tienen conexiones con la inflamación, un mecanismo estrechamente vinculado al sistema inmune.
La inflamación no es solamente el proceso que hace que la piel se hinche cuando usted se da un golpe, también se produce cuando usted se enferma de gripe, cuando desarrolla una úlcera o cuando sufre los efectos de un ataque cardíaco.
Si los investigadores están en lo correcto —y la evidencia dice que sí— el entendimiento de la inflamación podría cambiar de manera radical el concepto que tienen los doctores sobre lo que nos lleva a la enfermedad.
Mirada a lo que sucede
La mayoría de las veces la inflamación es un salvavidas que ayuda a que nuestro cuerpo se defienda de una invasión causada por bacterias, virus o parásitos.
En el instante en que cualquiera de esos agentes invasores se desliza dentro de nuestro cuerpo, la inflamación que provoca le sirve de alerta al sistema inmunológico para decidir qué tipo de ataque defensivo debe llevar a cabo a fin de destruir al invasor y reparar cualquier tejido que haya sido dañado por el intruso.
Luego, así de rápido, el proceso invasor se calma y empieza la sanación.
Algunas veces la inflamación proviene de una predisposición genética; como cuando una persona es sensible al polen, un alergeno que provoca inflamación en los pulmones.
Otras veces el simple acto de fumar o la alta presión sanguínea provocada por el sobrepeso, pueden hacer que se desencadene e incluso persista un proceso inflamatorio (de hecho, algunos desencadenantes pueden hacer que la inflamación se vuelva crónica en lugar de transitoria).
Y cuando un proceso de inflamación se vuelve crónico, el sistema inmune, presionado por la hiperactividad provocada por ese proceso, se revierte dando origen de una amplia variedad de enfermedades.
En fin, de manera repentina, la inflamación se ha convertido en una de las áreas más importantes de la investigación médica.
Un proceso intrigante
Lo que se ha encontrado es que la inflamación crónica tiene consecuencias de todo tipo. Por ejemplo:
La inflamación crónica contribuye a que el colesterol se embarre en las arterias coronarias, llevando a la formación de “placas” que pueden retener un coágulo y conducir a un ataque cardíaco o a una embolia.
La inflamación es lo que muele las células nerviosas en el cerebro de las víctimas de Alzheimer. Y es también el proceso que suele acelerar la proliferación de células malignas y facilitar el desarrollo del cáncer.
En otras palabras, la inflamación crónica es la que activa muchas de las más temidas enfermedades crónicas de la vejez.
El valor de los antiinflamatorios
El nuevo conocimiento sobre la inflamación ha llevado a que los investigadores médicos examinen de nuevo los antiinflamatorios que ya existen en los casilleros de las farmacias. Y lo que han encontrado resulta alentador.
Por ejemplo, los cardiólogos saben que un grupo de medicamentos llamados estatinas, diseñados para bajar los niveles de colesterol, son más efectivos de lo que se había esperado para prevenir ataques al corazón.
¿La razón? Que las estatinas también reducen la inflamación.
Por supuesto, el gran favorito de los antiinflamatorios es la aspirina, que millones de personas ya toman para prevenir ataques cardíacos. Y ahora crece la evidencia de que la aspirina también puede luchar contra el cáncer de colon y contra el Alzheimer, a través de reducir la inflamación en el tracto digestivo y en el cerebro.
Por doquiera, los investigadores están encontrando evidencia de que la inflamación juega un enorme papel en las enfermedades crónicas, mucho más de lo que ellos pensaban.
Qué puede usted hacer
Mientras los estudios en el campo de la inflamación continúan adelante, hay cambios básicos que todos podemos hacer para disminuir nuestros propios procesos inflamatorios.
Perder peso es uno de ellos. Bajar de peso contribuye a que en el cuerpo se produzcan menos citokinas, un tipo de célula que suele estimular la inflamación, y que abunda cuando hay sobrepeso y obesidad.
Incluso lavarse los dientes de manera regular puede alejar la inflamación, ya que el aseo dental combate la enfermedad de las encías, una fuente potencial de inflamación crónica (que se ha vinculado a la inflamación de las arterias coronarias).
Por otra parte, se sabe que las frutas, las verduras y el pescado son sustancias que desactivan los radicales libres, agentes inflamatorios relacionados con el cáncer. Por lo tanto, si usted quiere detener la inflamación, levántese del sofá y vaya al mercado de frutas y verduras a buscar sus antiinflamatorios.
Por supuesto, la panacea favorita contra todos los males es el ejercicio, pero el ejercicio provoca inflamación, sobre todo cuando se practica en exceso.
Es por eso que las personas que se ejercitan regularmente deben hacerlo de manera moderada y espaciar sus rutinas (un día sí y el otro no), para dar tiempo a que el cuerpo descanse de cualquier tipo de inflamación provocada por el sobreentrenamiento físico.
Una precisión: el ejercicio, cuando es moderado, es bueno para la salud de todas las personas.
Un modelo de alerta
¡Auch! Una simple astilla clavada en el dedo suele provocar una respuesta inflamatoria. Cuando sucede no sólo daña las células cercanas, sino que permite que bacterias y otros patógenos ingresen al cuerpo, el cual reacciona con dolor e inflamación para alertar al sistema inmune.
De inmediato, un grupo de células llamadas macrófagas, se dirige al lugar de la herida y empieza a atacar las bacterias invasoras y a comerse las células dañadas por la infección.
Mientras tanto, células inmunológicas especializadas emigran hacia la herida. Por ejemplo, apare
cen más células macrófagas y llegan glóbulos blancos esoecializados en combatir la infección, entre ellos los neutrófilos para ayudar en la destrucción de las bacterias y comenzar a eliminar del tejido dañado, y llegan también los linfocitos, que intensifican el poder protector del sistema inmune y contribuyen a acelerar el proceso de sanación.
Cuando todos los patógenos de la herida son eliminados, una nueva serie de mensajeros moleculares señala que ha obtenido la victoria. Entonces otro grupo de células especializadas libera sustancias que comienzan a formar pequeños coágulos que cierran la herida. Y colorín colorado…
De la revista Time Health Guide