La acelerada evolución de la docencia ante la pandemia

COVID-19
/ 4 agosto 2020

La adaptación a las plataformas digitales y la interacción con los alumnos de forma remota ha implicado capacitaciones y retos para los profesores

Según el último registro del ciclo escolar 2019-2020, hay más de dos millones 100 mil profesores en todos los niveles escolares en el país, de acuerdo con información de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). 

Del total de docentes, el 75.30 por ciento imparte clases en educación básica, 12.10 por ciento en el nivel medio superior y 12.60 por ciento en el superior.

Cada uno de estos maestros ha tenido que rediseñar desde cero, el proceso de enseñanza mientras enfrentaban los efectos de la pandemia en sus propios hogares y estilos de vida.

Si bien es cierto que para cuando termine el año cualquier docente se va a beneficiar de tener una aproximación pedagógica distinta a la que tenía antes, ¿cómo han vivido la abrupta transición?

Para los maestros de North Hill Education System, aprender a dar clases en línea, rápido, de forma estructurada y a la vez flexible, usando estándares internacionales y atendiendo a cada alumno, ha sido un reto superado, de acuerdo con su director, Jesús Santos Pérez.

“Estar frente a cámara puso nervioso a más de uno. Pero pronto encontraron la manera de hacerlo con naturalidad”, explicó Santos Pérez.

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Aunque los maestros con niños en edad escolar se llevaron un reto doble, al equilibrar la educación en casa de sus hijos y la de sus estudiantes, el ciclo escolar se logró cerrar, en parte, gracias a las capacidades tecnológicas del colegio como computadoras, iPads, apps y plataformas.

“La comunicación con padres de familia a través de los medios digitales, fue un poco más intensa que de costumbre. Esto siempre es así cuando se está atravesando una curva de aprendizaje”, explicó. “Sin embargo, la confianza familia-colegio, permitieron que la transición a digital fuera lo más tersa y ordenada posible”.

El gran desafío que tendrá el sistema educativo será no confundir una buena respuesta de emergencia con un modelo educativo funcional que pueda cargar con la formación de los estudiantes por un tiempo prolongado.

La situación se complica al comparar regiones no tan lejanas pues el 76 por ciento de las personas que viven en un ambiente urbano tienen acceso a internet, pero la cifra se reduce a 47 por ciento para un sector rural, reveló la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2019.

En México hay 18.3 millones de hogares que disponen de Internet mediante conexión fija o móvil, eso representa solo al 52.9 por ciento del total nacional. Y de acuerdo con el informe más reciente del INEGI, sólo 43 por ciento de la población mayor de seis años son usuarios de computadora.

Lo cierto es que el mundo cambió para todos y la concepción que cada uno tenía de la tecnología y su aporte en la educación también es diferente, pero, ¿qué pasa con las escuelas que ya estaban en desventaja aún antes de la pandemia?

De acuerdo con Magnolia Hernández Camacho, Directora de la Secundaria Técnica No. 16 Ingeniero Eulalio Gutiérrez Treviño, sus alumnos resintieron el distanciamiento y más de uno se desmotivó y dejó de enviar trabajos.

La escuela, ubicada en San Juan del Retiro, presta servicio a 22 comunidades rurales que no cuentan con conexión a Internet ni herramientas como computadoras y los celulares de la mayoría son de gama media que no soportarían aplicaciones para trabajar. 

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Los maestros han tenido que hacer frente a la nueva forma de enseñar usando sus herramientas personales como celulares y laptops.

“Se creó un grupo (de WhatsApp) para cada grado y sección, pero además cabe destacar que los maestros siempre se hicieron disponibles para atenderlos”, dijo Hernández Camacho.

“El plan es continuar dando atención por medio de salas de WhatsApp para explicar el tema a abordar y llevarles el material en físico a los alumnos que no tengan acceso a Internet, que es lo que hemos venido haciendo desde que empezó la cuarentena”.

Ocupar las instalaciones no será una opción en un largo tiempo pues el agua proviene de un pozo que surte la pila de la escuela pero no sirve para consumo por la cantidad de sales que posee; y siendo una institución de bajos recursos no podrán costear los productos que se requieren para sanitizar.

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