La última lección de Fernando Savater, desde la Feria del Libro de Guadalajara
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El escritor y filósofo español recibe un homenaje en la que tiene previsto que sea su última visita a la Feria Internacional del Libro
Fue un homenaje a un maestro. También el agradecimiento a un guía y la rendición de un colmado auditorio ante un superventas. Todo en una misma tarde y todo para Fernando Savater, el filósofo y escritor donostiarra que ha formado a varias generaciones en la lectura y en el pensamiento a ambos lados del Atlántico. Sus lectores en Guadalajara abarrotaron la sala Juan Rulfo para aplaudir de pie al autor de Ética para Amador, quien dijo que esta podría ser su última visita a la Feria Internacional del Libro (FIL).
Savater, que cumplió 70 años en junio, lleva desde marzo de 2015 soportando el vacío que le dejó la muerte de Sara Torres, su esposa, por un tumor cerebral. Esta tarde en Guadalajara nadie de los que acompañaron al filósofo en la mesa la mencionó. No fue necesario. Todos en la sala entendieron el porqué de sus dolidas palabras. “Los monstruos reales llegan para la vida de uno. Yo ya no me siento con fuerzas para hacer las cosas que hice con alegría sin alegría”, dijo.
Savater rememoró uno de sus primeros viajes a la feria de Guadalajara, en 1990. No fue invitado por la organización sino por el poeta Octavio Paz, que lo llamó por teléfono para pedirle un favor. “Estuve el año en que le dieron el Nobel y me llamó para que lo sustituyera. Bueno, no para que lo sustituyera, sino para ocupar el espacio de tiempo que iba a ocupar él”, dijo con humor. “Éramos muy poquitos y en ese entonces nos íbamos a cenar todos juntos”, recordó el escritor con una sonrisa. Segundos después, se rodeó nuevamente de sombras: “Ha muerto también hace poco mi amiga Luz del Amo…en fin”.
Savater trató de distanciarse de la etiqueta de filósofo. Minutos antes, los mexicanos Juan Villoro y Jorge Volpi habían alabado su don para transmitir pensamientos abstractos. “No todos los filósofos tienen la cortesía de ser profundos y, a la vez, claros…”, dijo Villoro, quien es hijo de Luis Villoro, un filósofo reputado pero “sumamente abstracto”. “Savater es un mediador entre las ideas más complejas y la vida de la gente”, agregó.
“Nos cambió la vida”, dijo Volpi quien agradeció a Savater haberle traducido en las obras Panfleto contra el todo y Nihilismo y acción a los grandes nombres de la Filosofía cuando era un estudiante de una preparatoria marista. “Sé que no soy el mismo desde que leí a Nietszche. También sé que no entendí nada de Nietszche hasta leerlo en Fernando Savater”, dijo el autor de En busca de Klingsor. “No solamente tenía a los maestros de la prepa. Había otro maestro al otro lado del océano”.
“Para ser un buen maestro hace falta ser ignorante”, reveló quien fue catedrático de Ética en la Universidad Complutense y en la del País Vasco y quien fue enviado a prisión por sus reiteradas críticas al régimen de Franco. “Los sabios son malos profesores porque no entienden la ignorancia de los demás. Yo comprendo muy bien lo que no comprenden los demás. Cuando voy a explicar algo entiendo lo que se le resiste al otro porque a mí también me ha costado entenderlo”.
Al homenaje acudieron también Carlos Revés, de Planeta, y Ricardo Cayuela, de Penguin Random House. La velada tuvo un curioso tono apolítico, a pesar de que Savater nunca rehúye la polémica y que este domingo firmará a las siete de la tarde a los lectores mexicanos su reciente panfleto Contra el separatismo, publicado por Ariel. En lugar de hablar de la crisis catalana, los panelistas hablaron de diversos temas. Entre ellos la incursión de Savater en la ficción —El jardín de las dudas, finalista del Premio Planeta en 1993 y La hermandad de la buena suerte, Premio Planeta 2008—. También del rastro que han dejado los clásicos de Verne, Conrad y Salgari en su obra ensayística. Y hasta de su afición por los caballos y el cine.
“A veces sus ideas nos han desconcertado”, dijo Villoro sobre las ampollas que causan algunas polémicas de Savater. “Como Paz, ha tenido el atrevimiento de tener la razón demasiado pronto, cuando esa razón todavía no es popular. Es el sentido común del futuro escrito desde el presente”.
El público del Juan Rulfo escuchó de pie en los pasillos lo que el pensador tenía que decir en una noche que celebró la libertad. “Una persona libre nunca se pregunta esto que oímos siempre ¿qué va a pasar? Las personas libres tienen que preguntarse ¿qué vamos a hacer? Porque pasará lo que dejaremos que pase. Nadie vendrá a salvarnos de ninguna parte”. Después volvió al pesimismo que lo ha marcado recientemente. “Todos nacemos rodeados de males y vamos a morir rodeados de males. Podemos aspirar a que los males del final no sean iguales a los males del principio. Es lo único que se puede esperar”. Esa ha sido la última lección de Fernando Savater en Guadalajara.