Mark Hamill: Un jedi de carne y hueso

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/ 15 diciembre 2017

El actor narra cómo ha convivido y sobrevivido al personaje más icónico de la ciencia ficción, el cual retoma a los 66 años para protagonizar Star Wars: Los últimos Jedi

A pesar de la barba espesa plagada de canas y los más de 40 años que han pasado desde el estreno de Star Wars en mayo de 1977, resulta imposible no ver en Mark Hamill al mítico Luke Skywalker.

Ni los cerca de 300 proyectos para cine, televisión y doblaje en los que ha estado involucrado han difuminado del inconsciente colectivo al icónico personaje creado por George Lucas, que a través del Episodio IV (A New Hope), V (El regreso del Jedi) y VI (El Imperio contraataca), vimos transformarse de un inseguro y titubeante muchacho a un indomable maestro Jedi que pelea contra su padre.

Desde ese primer encuentro con el sable láser y hasta el más reciente en Star Wars: Los últimos Jedi, que verá la luz de la cartelera el primer minuto del jueves 14 de diciembre, está la vida entera
–laboral y personal- del actor nacido en Oakland, California, en 1951, quien el pasado 25 de septiembre celebró 66 años.

“El tiempo vuela cuando te estás divirtiendo”, dice con una amabilidad espontánea y genuina.

“No me siento tan diferente a cómo me sentía en aquel tiempo, aunque a veces es impactante decir mi nombre en voz alta.”

El encuentro con Hamill ocurre en un lujoso salón de un hotel con una vista inmejorable a la glorieta de la Diana Cazadora de Reforma, a cuyas puertas se han apostado una veintena de fanáticos de la saga, que como si fueran Stormtrooper -soldados del Imperio- quieren “cazar” a Luke para pedirle un autógrafo o una selfie, en el mejor de los casos.

“El mejor regalo que me ha dado Star Wars es el cariño de todos los fans, que te dan amor incondicional y que se abren contigo como si fueras un miembro de la familia.

“Y las historias que te comparte, la manera en la que conocieron a su esposa o esposo saliendo de ver una película, cómo después tuvieron un hijo y lo llamaron Luke o la manera en la que estas películas ayudaron a alguien durante su quimioterapia”, comenta conmovido.

Porque él y el mundo entero saben que Star Wars es mucho más que la saga más taquillera del cine. Es simplemente un antes y un después dentro de la cultura pop.

“Incluso a la gente a la que no le importan las películas saben lo que son, y saben las referencias que existen hacia ellas en la vida cotidiana, en áreas como la política, el deporte y otras que no tienen nada que ver.

“Star Wars es parte del tejido de la cultura pop de nuestros días y desde hace cuatro décadas.

“Ha sido un viaje muy emocionante ver cómo esto ha hecho a tanta gente feliz.”

Pero de todas las batallas que ha enfrentado, fuera y dentro de la pantalla, hay una de la que se siente particularmente orgulloso, la de no caer en la tentación de creer que en la vida real es el que, muchos consideran, como el héroe más  popular de la ciencia ficción.

“Cuando la gente me ve como una deidad o como un ser con súper poderes, les garantizo que sólo soy un actor que trabaja muy duro para convertirse en alguien más en la pantalla.

“Es un arquetipo, una versión idealizada de un protagonista joven.

“Lo que sí es que puedo aspirar a ser tan virtuoso como Luke. Él no tiene celos ni se frustra como yo”, añade entre risas.

Pero lo que sí tiene Luke es una latente debilidad por el lado Oscuro, que podría revelarse de una vez y para siempre en Star Wars: Los últimos Jedi, la séptima entrega de la franquicia adquirida por Disney, renovada por J.J. Abrams y ahora, comandada por Rian Johnson (Looper). 

“Me he divertido tanto. Si no te puedes divertir haciendo una película como ésta, algo anda mal contigo”, comenta sobre su experiencia en el rodaje de la súper producción de la que solamente se sabe que durará dos horas con 31 minutos, pero de la que se rumoran muchas cosas, entre ellas la inevitable despedida a Carry Fisher, hermana gemela en la ficción y amiga íntima en la vida real, que falleció el 27 de diciembre de 2016, apenas unos meses después de concluir el rodaje de la cinta.

“Su partida sigue siendo muy difícil para mí. Sigo pensando en ella en presente, no en pasado.

“Ella cambió mi vida en tantas formas. Hubiera sido menos interesante sin ella. Quizá como amiga te podía volver loco, pero siempre la perdonabas.

“Te exasperaba, pero era adorable. Carrie es irremplazable en la familia de Star Wars y por eso estoy tan orgulloso de que la puedan ver en esta película porque es un pequeño tributo a su vida y ella está maravillosa.”

Tras acabar con la vida de su padre Han Solo (Harrison Ford), Kylo Ren ahora se enfrentará con su madre, la Princesa Leia Organa quien comanda a la Resistencia.

Acerca de lo que pasará con Luke, se sabe aún menos.

En el Despertar de la fuerza, estrenada por estas fechas hace dos años y con una recaudación global de 2 mil 68 millones de dólares, apenas vimos al personaje interpretado por Hamill durante un par de minutos, aunque toda la historia coescrita por Abrams y Lawrence Kasdan (guionista de El regreso del Jedi y El imperio contraataca), consistía precisamente en localizar el paradero de Skywalker.

-“¿Luke Skywalker? Pensé que era sólo un mito”, pronuncia en la cinta previa el personaje de Rey (Disney Ridley), quien al final de la misma entrega le ofrecerá el sable láser a Luke que yace en la cima de una montaña.

“Lo que sí les puedo decir es que ésta es la película más compleja y oscura desde El Imperio contraataca. Y que los fans se sorprenderán.

“Habrá muchas maneras de interpretar lo que verán, pero al final, les aseguro que habrá esperanza”, agrega Hamill, quien no para de agradecer por haber sido “rescatado” por George Lucas de la series de televisión estadunidenses, para convertirse en “el elegido” de la Fuerza.

“Cuando tenía veintitantos jamás pensé que iba a trabajar después de los 50, pensé que estaría retirado, pero aquí estoy disfrutando cada minuto de todo esto.

“En serio, todos los días me levanto y digo: ‘qué afortunado soy’”.

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