‘Matar a un ruiseñor’, demasiado ofensiva para los niños

Vida
/ 19 octubre 2017

Varias escuelas estadounidenses retiran la novela antirracista de Harper Lee de sus bibliotecas por usar la palabra ‘nigger’

La palabra nigger (negrata) es demasiado ofensiva para los niños estadounidenses. Hiere su sensibilidad, por lo que es mejor censurarla, apartarla y que no la lean en ningún sitio. Consecuencias: la novela Matar a un ruiseñor, de Harper Lee, publicada en 1960, en la que este término aparece repetidamente, ha sido retirada de la lista de lecturas en una escuela de la ciudad de Biloxi, en el estado de Misisipi, al sur de los EE. UU. Y no es la primera vez que sucede. En diciembre del año pasado ya fue apartada de los planes de estudio del condado de Accomac, en el estado de Virginia por los mismos motivos.

En esta ocasión, según informaba el diario The Sun Herald, la novela se ha retirado después de que la Junta Escolar de Biloxi recibiera quejas por parte de los padres, que señalaron que “el lenguaje incomodaba a los estudiantes de octavo grado ?entre 13 y 14 años?”, explicó Kenny Holloway, vicepresidente de la Junta. Es más, en los correos electrónicos recibidos por este departamento se explicitaba que el problema estaba en la palabra “N”, ya que ni siquiera se llegaba a escribir la palabra por completo.

En las escuelas de Virginia, el procedimiento fue muy parecido, puesto que fue la madre de un alumno la que pidió expresamente que la novela fuera retirada por el uso de lo que ella consideraba “insultos raciales”. De nuevo, la palabra nigger resultaba demasiado ofensiva.

La paradoja de esta polémica es que, precisamente, Matar a un ruiseñor, una novela que ha vendido más de cuarenta millones de ejemplares y que con su adaptación al cine consiguió tres Oscar en 1962, está considerada como una de las historias que mejor aboga por la igualdad de las razas. Una novela que, a través de los ojos de una niña, consiguió que muchos lectores entendieran que la empatía no depende del color de piel de las personas. Por esta razón, está en los planes de estudio de los colegios. Ahora, sin embargo, muchos la consideran políticamente incorrecta.

La Coalición Nacional Contra la Censura (NCAC, en sus siglas en inglés) ya elevó sus quejas el pasado diciembre señalando que esta prohibición hacía “un flaco favor a los estudiantes”, puesto que evitaba la discusión sobre el racismo, un tema que sigue estando pendiente en la sociedad norteamericana, como prueban los disturbios de Charlottesville (Virginia) el pasado mes de agosto, en los que hubo tres personas fallecidas. Además, entendía que “los insultos racistas son una manera de entender la realidad de la historia estadounidense y por lo tanto deben abordarse con la guía de un maestro”.

Sin embargo, la sociedad estadounidense prefiere mirar para otro lado y no parece haber entendido las palabras de Atticus Finch, ese abogado cuya interpretación le valió un Oscar a Gregory Peck, al señalar su famosa reflexión: “Uno no conoce de verdad a un hombre hasta que se pone en su pellejo y se mueve como si fuera él”.

La escritora Harper Lee, fallecida en febrero de 2016, poco después de entregar Ve y pon un centinela, la primera parte de Matar a un ruiseñor, consiguió un Pulitzer y entrar en el canon literario norteamericano, pero a su vez se hizo un hueco en la lista de las novelas que más quejas ha recibido la Asociación Americana de Bibliotecas (ALA). Un listado en el que también se encuentran El cuento de la criada, de Margaret Atwood, El diario de Ana Franck y Romeo y Julieta. Hasta El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon, fue duramente criticado por los padres en 2015 por considerarlo demasiado profano y ateo.

 

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