Morimos por una carne asada
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“Donde termina la civilización y comienza la cultura de la carne asada”. José Vasconcelos, al referirse al norte de México.
También se le atribuye la frase “Donde termina el guiso y empieza a comerse la carne asada, comienza la barbarie”.
Lo que dijo José Vasconcelos estaba en otro contexto. Vasconcelos no era vegetariano, hay una anécdota en la que un ranchero le ofrecía carne asada y Vasconcelos la devoraba. El ranchero le dijo: Maestro ¿No nos dice usted en su libro que somos unos bárbaros porque comemos carne asada? No veo que le haya hecho usted asco, y antes que lo que le ha gustado usted mucho, usted comió igual que nosotros. Vasconcelos soltó una sonora carcajada y le dijo: No tome usted a pecho lo que yo escribo, pues jamás lo vuelvo a leer ni acordarme de lo que dije, y sobre todo, la carne está muy buena, así es que no haga usted caso de eso de la barbarie y esas tonterías y celebró la lección que me ha dado.
Al parecer la frase de Vasconcelos tiene fundamentos científicos: la Organización Mundial de la Salud dio a conocer un estudio que indica que la carne roja y los alimentos embutidos son cancerígenos.
Esto ocasionó un revuelo, los carnívoros se manifestaron en las redes sociales en señal de protesta. Los especialistas dicen que la carne no es mala, pero puede convertirse en un problema al momento de ponerla en un asador, pues el carbón desprende ciertos radicales que al llegar al estómago se convierten en sustancias cancerígenas.
La nutrióloga Myrna del Toro dijo que “la carne tiene derivados del amoniaco y esta sustancia es carcinógena y puede provocar cáncer de colon…
Si compramos carne que trae más grasa nos va a afectar más, yo recomiendo que la ingesta de carne roja sea dos veces por semana, pero aquí si no comes carne, es como si no hubieras comido.
La carne asada tarda más en digerirse, pues los compuestos de las aminas que son derivados del amoniaco y duran más tiempo en el estómago y esto provoca la predisposición, ya que son células cancerígenas. Los embutidos son incluso más dañinos, por lo que recomienda que si se tiene o se acude a una carne asada, se evite por completo el consumir salchichas, ya que el hecho de que estén cocinadas con el carbón esto puede provocar que sean más peligrosas”.
Una encuesta de VANGUARDIA revela que las madres de familia saltillenses dan a diario a sus hijos comidas que llevan como ingrediente principal embutidos.
El 96 por ciento de los encuestados admitió consumir carnes frías o embutidos. Más del 40 por ciento de los saltillenses hacen lonche de jamón para sus hijos. Lo grave del asunto es que es difícil cambiar la costumbre de comer carne asada.
La carne asada es más que un alimento, es el pretexto para una reunión, un ritual en el que amigos y familiares se reúnen en torno a un asador; se convive mientras se prepara, y luego al degustarla.
En ese momento nadie piensa en que pueda causar cáncer; una forma de prevenir sus efectos es disminuir la frecuencia con la que se come carne asada, bajar la cantidad que se ingiere, evitar las salchichas.
El amor a la res es mucho y la cultura que representa está muy arraigada; si el carbón es el causante del cáncer, se puede sustituir por asadores de gas. Esto sería un cambio menos drástico, y más real, que eliminar las carnes asadas.
Sin embargo, la salud debe ser prioridad y para nuestra desgracia, la cultura y costumbres alimenticias del mexicano, saltillenses incluidos, no son sanas.
jesus50@hotmail.com