Negociación del TLCAN será difícil
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Se llevará a cabo la primera ronda en la capital estadunidense. El sector agropecuario de EU, con más riesgos que el nacional: expertos
Washington. Estados Unidos, México y Canadá se aprestan a comenzar mañana la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), acuerdo vital para la economía mexicana que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió terminar.
Los negociadores se reunirán de miércoles a domingo en Washington para fijar posturas sobre la modernización del texto de 1994, que abolió las fronteras aduaneras para permitir la libre circulación de bienes y servicios entre las tres naciones. Blanco de duras críticas de Trump durante su campaña electoral, la renegociación se prevé complicada.
Desde su origen, el TLCAN ha sido controvertido. Para sus detractores es injusto y destructor de empleos, y para sus defensores es impulsor del crecimiento económico.
La renegociación es crucial para el mandatario estadunidense, quien debe enviar una señal política fuerte. Esto fue tan central en su campaña que no tenía más remedio que actuar, manifestó Edward Alden, del influyente centro de análisis Council of Foreign Relations.
El comercio entre las tres naciones se ha cuadruplicado desde la entrada en vigor del TLCAN, superando un billón de dólares en 2015. No obstante, Trump suele calificar el convenio de desastre y ha amenazado con abandonarlo si no se implementan grandes cambios. Argumenta que causa pérdidas de empleo en su país y déficit comercial con México.
Estados Unidos deplora su balanza comercial con México, que desde la firma del tratado pasó de un excedente de mil 300 millones de dólares a un déficit de 64 mil millones.
Acuerdo crucial
Para México el TLCAN se volvió crucial, al enviar a Estados Unidos 80 por ciento de sus exportaciones, esencialmente bienes manufacturados y agrícolas. El acuerdo ha impulsado significativamente al sector automotor mexicano, que ha crecido gracias a su oferta de mano de obra barata.
Al igual que México, Canadá envía la mayor parte de sus exportaciones a Estados Unidos y se vería dañado por decisiones proteccionistas de Washington.
La balanza comercial de Estados Unidos con Canadá es más pareja, pero Washington dice que algunos productos canadienses, como lácteos, vino y cerales, están subsidiados.
Canadá insinuó de manera reciente que podría abandonarlas las pláticas si Estados Unidos presiona para retirar un mecanismo clave de resolución de conflictos.
Ottawa se opone al plan estadunidense de prescindir del denominado Capítulo 19, mecanismo de resolución de conflictos, según el cual paneles binacionales adoptan decisiones vinculantes sobre quejas referentes a subsidios ilegales y dumping. Washington ha perdido con frecuencia esos casos.
La ministra de Relaciones Exteriores canadiense, Chrystia Freeland, dijo que se siente optimista de cara a las reuniones. Sin embargo, admitió que en el proceso de renegociación –primero en 23 años– habrá momentos de drama y exaltación. Adelantó que su país tiene una actitud constructiva, pero firme. Nos comprometemos a cerrar un buen acuerdo, no uno cualquiera, subrayó.
“Canadá mantendrá y preservará los elementos del TLCAN que los canadienses consideramos claves para nuestro interés, incluido un proceso para asegurar que los aranceles antidumping y compensatorios se apliquen sólo de manera justa y con todas las garantías”, afirmó en un discurso en la Universidad de Ottawa.
Canadá buscará además impulsar fuertes estándares laborales, reforzar regulaciones ambientales e introducir nuevos capítulos relativos a igualdad de género y derechos indígenas.
En tanto, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), a nivel agropecuario hay tantos o más riesgos para los productores y consumidores de Estados Unidos que para los de México en caso de que no haya una buena renegociación y se impongan aranceles, dado el nivel de exportaciones e importaciones de alimentos de ambos países.
Destacó que el subsector de granos básicos y oleaginosas es una carta fuerte de negociación para México en el TLCAN, ya que por ambos Estados Unidos alcanzó el año pasado un superávit comercial de más de 6 mil 703 millones de dólares. De hecho, más de 90 por ciento de importaciones que hace México en granos y oleaginosas provienen del país vecino y es el segundo comprador de maíz y soya de esa nación.
“Si México no compra a Estados Unidos, se reducirá sustancialmente el precio de granos y oleaginosas, perjudicando a productores americanos”, indicó el GCMA, y con ello aumentará el gasto del gobierno estadunidense para apoyarlos. En tanto que en México, con la imposición de cupos o aranceles de importación se encarecerán granos y oleaginosas, y en consecuencia la canasta alimentaria.
A su vez, Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), ratificó que el sector privado participará en el llamado cuarto de junto con el equipo del gobierno federal que comenzará a renegociar el TLCAN. El sector privado, dijo, buscará incrementar la competitividad regional y las oportunidades de empleo y de desarrollo para los mexicanos, pero subrayó que también será importante enfrentar al mismo tiempo los retos internos del país.
Para que estemos en condiciones de aprovechar todos los beneficios de un acuerdo comercial, es indispensable que aquí, en nuestro país, superemos los desafíos que nos impiden alcanzar nuestro máximo potencial. México necesita un modelo que concilie la importancia de producir más con la responsabilidad de distribuir mejor la riqueza. Es fundamental construir instituciones que rebasen los planes sexenales y los caudillismos, y que nos permitan avanzar un proyecto de nación hacia el futuro, sostuvo el dirigente empresarial.
(Con información de Susana González G. y Julio Reyna)