¿Qué significa “Halloween”?

Politicón
/ 31 octubre 2015
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Se celebra el 31 de octubre como Fiesta de Todos Santos

En Chile y en varios países de Latinoamérica ya se le restituye a esta festividad su origen de víspera en que se recuerda a todos los bienaventurados, cualquiera que sea el nombre que tengan. Es el día en que nadie queda excluído, y aquellas personas cuyo nombre no aparece en el santoral; este es el día en que recuerdan que ellos pueden estar también en la lista si sus virtudes heroicas lo logran.

En aquel país del cono sur del subcontinente, a los niños se les viste de príncipes y santos, y a las niñas de ángeles, princesas o santas. Salen al vecindario a tocar puertas y a regalar estampitas y a desearles a todos una feliz celebración de la fiesta del día Primero de Noviembre. Reciben los acostumbrados dulces.

Pareció una imitación extralógica de la onda de disfraces tétricos y embrujados, hogueras y ambiente de horror que viene de celebraciones paganas. Se fomenta el susto y se hace una revoltura de regocijo sarcástico y miedo artificial.
En el mundo cristiano de la fe, este viraje luminoso hace que la chiquillería participe en eso que la palabra Halloween significa. Es una contracción que se traduce: “La víspera de los santos”. Toda la parafernalia importada del mundo tenebroso de un paganismo impulsor de lo horripilante, tuvo su auge por la comercialización de todos los símbolos, disfraces y objetos horrendos.

Acá se ha querido hacer una especie de contrapeso, oponiendo la esquelética Catrina -que no pocos confunden con ese absurdo que llaman Santa Muerte- y telescopiando las festividades al enfrentar la del día siguiente, que es, precisamente, la de los Fieles Difuntos. Y para acentuar lo vernáculo, se le da auge a los altares con las evocaciones de las preferencias y gustos gastronómicos de imaginarios espíritus  que, por cierto, ya no pueden disfrutarlos.

Es ley del pueblo (léase “folklore”). Del norte nos viene ese día para popularizar lo horroroso. Y acá reforzamos lo propio con algo parecido, salpicado con un tinte de elegancia frustrada que es la esencia de lo cursi.

Son derivaciones garabateadas del festejo vesperal de los bienaventurados y del que sigue después, y que invita a la oración por los que aun requieren purificación para cambiarse al grupo de los que gozan de gloria.

Es la bisagra entre octubre y noviembre que continuará con el estreno invernal del frío retrasador de las manecillas del reloj... ¡Feliz Víspera de Todos Santos! y después, mientras la plegaria sube al cielo, podremos reír mexicanamente con el cruel y cáustico amor de las famosas calaveras de verso rimado...
La Víspera de Todos Santos

El autor de Claraboya, quien ha escrito para Vanguardia desde hace más de 25 años, intenta apegarse a la definición de esa palabra para tratar de ser una luz que se filtra en los asuntos diarios de la comunidad local, nacional y del mundo. Escrita por Luferni, que no es un seudónimo sino un acróstico, esta colaboración forma ya parte del sello y estilo de este medio de comunicación.

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