¿A quién quiso presionar Trump con la amenaza de dejar el TLCAN?

Internacional
/ 27 abril 2017

Canadá, que al principio parecía ver los problemas de México con Trump como ajenos, estuvo en los últimos días bajo tensión. La administración estadounidense inició el proceso para imponer un arancel del 20 por ciento a la importación de madera canadiense.

¿Fue un rumor para doblegar a México y Canadá o una maniobra para presionar al Congreso de Estados Unidos? Cuando empezó a circular la versión de que Donald Trump preparaba una orden ejecutiva para retirarse del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (Nafta), hubo nervios en ambos frentes.

En México y Canadá las divisas locales sintieron el golpe y perdieron terreno por unas horas frente al dólar. Hubo llamadas telefónicas desde Ciudad de México a Ottawa, de México a Washington, para tratar de entender qué estaba pasando. En filas republicanas, los partidarios del libre comercio también levantaron la ceja.

"Es inconsistente con todo lo que he escuchado del secretario de Comercio, Wilbur Ross, y las señales que hemos estado recibiendo indicando que querían actualizar el Nafta, no eliminarlo", dijo el senador republicano por Texas John Cornyn.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, decidió la tarde del miércoles llamar a Trump para saber de qué se trataban los rumores que habían circulado todo el día.

Y le advirtió que no era esa la mejor forma de conseguir una buena renegociación. Al final del día, la Casa Blanca anunció que el Nafta seguía adelante.

"El presidente Trump acordó no dar por terminado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en este momento y los líderes acordaron proceder rápidamente acorde a sus procedimientos internos, para permitir una renegociación del Nafta que beneficie a los tres países", anunció Washington.

¿Qué pasó en el camino?

Según relató el ministro de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, cuando empezaron las filtraciones en los medios estadounidenses México buscó a funcionarios estadounidenses para conocer su versión.

Y era cierto: "Sí fue una posibilidad real, tenemos confirmado que es algo que se estaba considerando, no es una decisión que hubiera estado tomada", contó a Radio Fórmula.

Pero, según Videgaray, la idea no era tanto presionar a México y a Canadá. Más bien, había una intención de acelerar las decisiones del Congreso estadounidense. Trump todavía no ha conseguido la ratificación del representante comercial designado, Robert Lighthizer, encargado de las negociaciones comerciales de Estados Unidos.

Tanto México como Estados Unidos desean acelerar la revisión del Nafta, que entró en vigor en 1994 y que Trump quiere cambiar porque lo considera el "peor acuerdo comercial de la historia". Los tiempos apremian. En los dos países habrá elecciones el año próximo.

En México en julio se harán las elecciones presidenciales. El aspirante más fuerte en este momento es el centro-izquierdista Andrés Manuel López Obrador, un político nacionalista. Y en Estados Unidos habrá elecciones legislativas de medio término en noviembre.

Para renegociar el Nafta Trump debe notificar al Congreso su intención con un plazo de 90 días de anticipación. Si decide retirarse del pacto puede hacerlo directamente, seis meses después de notificar a las otras partes.

Amenazar con irse, como estrategia para acelerar las decisiones en el Congreso estadounidense. Así lo ve Videgaray. A México Trump no necesita presionarlo para sentarse a discutir: el Gobierno mexicano quisiera empezar mañana mismo.

Aunque la intención, de acuerdo con medios como "Politico", podría ser también lograr una mejor posición de partida para discutir con sus socios.
 
Canadá, que al principio parecía ver los problemas de México con Trump como ajenos, estuvo en los últimos días bajo tensión. La administración estadounidense inició el proceso para imponer un arancel del 20 por ciento a la importación de madera canadiense y Trump acusa a Canadá de perjudicar al sector lácteo estadounidense.

México y Canadá son el segundo y tercer mayor socio comercial de Estados Unidos, detrás de China. El 80 por ciento de las exportaciones mexicanas va a Estados Unidos y el 75 por ciento de las canadienses sigue ese camino.

Pero también en Estados Unidos hay sectores interesados en que se mantenga el Nafta, tanto en la industria como en la agricultura.

México es un importante comprador de productos agrícolas estadounidenses y está empezando a mirar hacia otros países, como Brasil y Argentina para abastecerse de maíz o Nueva Zelanda para comprarle más leche. Hoy México es el primer comprador de leche de Estados Unidos.

El Gobierno mexicano tiene buenos negociadores y ha advertido que también podría irse del Nafta si no le conviene. Según Videgaray, Trump le dijo a Peña Nieto que "esta ruta no será la que tomen", por lo pronto, en Estados Unidos. "El Tratado de Libre Comercio se mantiene", aseveró el ministro mexicano.

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