Rectificar saberes: esto es, desalojar viejos conocimientos, no acrecentar los ya existentes

Politicón
/ 24 abril 2020

Los grandes acontecimientos científicos a lo largo de la historia de la humanidad han enfrentado grandes crisis, pero la razón siempre las ha superado a pesar de los grandes obstáculos que se le han presentado. Una de las primeras crisis que resolvió la ciencia fue la de los números irracionales. Los pitagóricos estaban convencidos que el mundo estaba hecho de relaciones simples entre números enteros, de números racionales. Para ellos los números eran la esencia del universo. Incluso pensaban que era el medio para alcanzar la salvación.

Por eso cuando se les presentaron los números irracionales se les “cayó el mundo”, pues los pitagóricos eran una combinación de comunidad científica y hermandad religiosa. El descubrimiento de las magnitudes inconmensurables, que no podían expresarse como cociente de números enteros, era la demostración de la irracionalidad. Ello exigía una revisión a fondo de sus fundamentos filosóficos y matemáticos. Este descubrimiento hizo añicos la fe pitagórica en los números. Descubrieron que la diagonal del cuadrado no podía medirse con el lado del mismo. Esto es no cabía un número entero de veces. Lo que les provocó una gran crisis, tanto científica como religiosa. Todos los campos de la ciencia antes fueron abordados por las religiones.

La epistemología sostiene que conocemos en contra de un conocimiento anterior. En este proceso destruimos el conocimiento anteriormente adquirido o superamos los obstáculos que se anteponen a la incapacidad de cuestionar. En este sentido el mundo de la ciencia es el de la razón. Así sucedió con los irracionales. Hubo que superar que no todo eran números racionales, lo que generó un cambio profundo de sus fundamentos.

Para Bachelard, la discontinuidad es la clave de las fallas y rupturas porque la historia de los conceptos es la prueba de la rectificación de la base del saber. Todo proceso de producción teórica supone una rectificación crítica de lo que es dado en estado práctico. En su libro “La Formación del Espíritu Científico”, Gastón Bachelard se refiere a este fenómeno del conocimiento como saber rectificado: “Frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que debiera saberse. Cuando se presenta frente a la cultura científica, el espíritu jamás es joven. Hasta es muy viejo, tiene la edad de sus prejuicios”.

Por otra parte, Thomas S. Kuhn en su obra “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, construye la noción de “paradigma” a fin de aplicarla a la historia del conocimiento científico. Encuentra que el desarrollo del conocimiento se basa en el cambio profundo de sus fundamentos y de lo que en un periodo se consideró como cuerpo de conocimientos; debido a su trascendencia, denomina “revoluciones” a estos cambios.

Por otra parte, Waldemar de Gregori en su libro “Cibernética Social” sostiene que: “De acuerdo con la teoría de la relatividad, todos los sistemas son parte de una misma realidad que se presenta en niveles o estados diferentes de ser, pero todos intercambiables entre sí, bajo ciertas condiciones. Esta realidad es energía. Dicho de otra manera, más simple, la energía se condensa o transmuta en materia, ésta en conciencia o pensamiento y viceversa”.

Y Eduardo Malagón sobre este asunto concluye: “Con base en estos conceptos de la rectificación y del paradigma, la tarea del educador debe estar más encaminada a modificar –o desalojar– viejos conocimientos que en acrecentar los ya existentes. De esto se desprende que la participación del alumno es el único camino para adquirir conocimientos, solo él es quien habrá de rectificar sus saberes”. Todos los avances del conocimiento humano nos demuestran, según Malagón en su libro “El Espejo”, que el conocimiento es siempre un saber rectificado.

La teoría heliocéntrica modificó la posición de la tierra en el sistema planetario, la dinámica newtoniana rectificó el saber que se tenía de la supuesta tendencia de los cuerpos al reposo. La relatividad einsteniana rectifica la física clásica. La mecánica cuántica rectificó nuestra noción cotidiana. Darwin ubicó al Hombre en el reino animal. Y Marx y Freud hicieron lo propio en sus campos de conocimiento.

@SalvadorHV

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