“Reedita” David Toscana la biblia

Vida
/ 3 marzo 2016

Esta osada apuesta de “reescribir” La Biblia dio como resultado su nueva novela, Evangelia (Alfaguara), en la que el narrador regiomontano presenta a un Dios más humano en medio de una historia que cambia radicalmente la visión del mundo católico.

Ciudad de México.-¿Y si el primogénito de Dios hubiera sido mujer? Una Mesías que reivindicara el papel del sexo femenino en la historia de la religión, que pusiera a las mujeres en iguales condiciones que el hombre, y hasta en superioridad de circunstancias. Una redentora con otra sensibilidad…

Asiduo lector de La Biblia, a la que considera una obra clásica de la literatura, “engendradora de más historias, de arte y música”, el escritor David Toscana (1961) se propuso el reto de insertar a la mujer como protagonista del Nuevo Testamento.

Esta osada apuesta de “reescribir” La Biblia dio como resultado su nueva novela, Evangelia (Alfaguara), en la que el narrador regiomontano presenta a un Dios más humano en medio de una historia que cambia radicalmente la visión del mundo católico.

“Mis novelas tenían una serie de guiños bíblicos, pero ahora sentí la tentación de meterme bien, de jugar, un poco como lo hizo Miguel de Cervantes con las novelas de caballería, donde hay una tradición literaria y él inserta a un personaje curioso en este mundo conocido. Eso fue lo que hice: saqué un personaje y metí otro y, a partir de ahí, trato de contar la misma historia, pero es imposible”, advierte en entrevista.

El autor de Estación Tula decidió que la primogénita de María, a la que llamaron Emanuel, debía “mostrar ciertas rebeldías contra algunas enseñanzas tradicionales, pues no es posible tener una Mesías a la que encierren en casa y le digan que debe tener hijos”.

En la novela de Toscana, los fariseos que solían cuestionar a Jesús sobre cosas de la fe, ahora cuestionan a la redentora sobre asuntos de género. “Entonces, al final, tampoco es lo mismo crucificar a un hombre que a una mujer. No es lo mismo el espectáculo de un hombre desnudo que el de una mujer desnuda en la cruz. Ahí es donde como novelista empiezas a usar ciertos elementos que jamás podrían estar dentro de un Evangelio”.

El ingeniero industrial egresado del Tecnológico de Monterrey pone en tela de juicio diversos aspectos. “¿Realmente una mujer es impura siete días al mes?, porque esto era algo muy marcado en la época. ¿De verdad la mujer es segunda, después del hombre? ¿Realmente debe estar callada en las congregaciones y no abrir la boca y si tiene alguna pregunta debe hablarla sólo con su marido en casa? Eso es lo que nos enseñan. Son bastante misóginos los textos bíblicos”, afirma tajante.

Toscana, quien formó parte en 1994 del International Writers Program, en la Universidad de Iowa, y del Berliner Künstlerprogramm en 2003, aclara que con esta propuesta no buscó el escándalo o las ventas, “sino hablar de veras de la esencia de la religión, que es la que se cuestiona, es una novela mesurada”.

“No con ganas de marcar una línea hereje, sino de entrar a un diálogo con el texto bíblico, porque me parece un libro fantástico que realmente debemos leer. La Biblia no deja de ser una obra que te confronta con muchas ideas, como los clásicos, te hace cuestionarte el mundo”, añade el autor regiomontano.

La idea de Dios

Para Toscana, Dios es una idea que ha ido evolucionando. “No es el mismo Dios el del Pentateuco, de los primeros cinco libros de La Biblia, el vengativo, que el Dios bondadoso de los Evangelios o el que manejamos hoy. Hemos ido modificando esta imagen”.

Explica que esto se debe a que La Biblia es un texto colectivo, al que varios autores le metieron mano. “Los Evangelios vienen de varias tradiciones orales. Los textos más antiguos que se conocen son del año 300 de nuestra era son reescrituras de reescrituras. No se sabe qué se escribió durante esos 250 años anteriores”.

Por esta razón, el autor quiso también meterle mano a esta obra y propone una redentora sin la historia de Magdalena, “pues este personaje me salía sobrando”, y sin los 12 apóstoles, pues Emanuel escogió sólo a cuatro discípulas.

“El ejercicio de prosa me gustó mucho; he aprendido mucho con La Biblia, el tono que yo uso al escribir lo aprendí con ella. El reto fue cómo usar mi prosa y hacer una serie de copiar-pegar y que no se note que son distintas voces.”

Toscana concluye que Evangelia es una invitación velada a leer La Biblia. “Está de moda decir que los inteligentes no creen en Dios, que sólo creen en él los de mente sencilla, pero esto no es cierto. Hay muchos intelectuales, historiadores, teólogos inteligentes que creen. Me gustaría que los católicos realmente leyeran los textos sagrados, pues descubrirían mundos fantásticos”. 

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