Roma recuerda a Artemisia Gentileschi, una artista adelantada a su tiempo
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Francesca Baldassari (comisaria de la sección florentina de la muestra), describe en una entrevista con Efe a Gentileschi como una "pintora camaleónica que cambia de estilo según el ambiente y los pintores que frecuenta, que influyen profundamente en su estilo".
Artemisia Gentileschi, pintora que trató con las personalidades del Seicento, la primera mujer en la Academia de las Artes del Diseño de Florencia y que vivió en esa ciudad, además de en Roma, Nápoles, Venecia y Londres, protagoniza ahora una exposición en la capital italiana.
Gentileschi trasladó a su arte la tragedia personal de la violación que sufrió en una época en la que su denuncia no era usual y se podía volver contra una mujer y muchos de sus cuadros fueron atribuidos a su padre o a otros artistas varones.
Hasta treinta obras de la pintora (Roma, 1593-Nápoles, 1653) se reúnen hasta el próximo 5 de mayo en el Palacio Braschi romano (ubicado en plena Plaza Navona), que organiza la muestra "Artemisa Gentileschi y su tiempo" según los lugares en los que Artemisia absorbió su técnica: Roma, Florencia y Nápoles.
Además, la exposición incluye cuadros de otros artistas contemporáneos a ella que influyeron en su obra y viceversa, y que son representativos del Seicento napolitano, como Massimo Stanzione, Cristofano Allori, Onofrio Palumbo, el español José de Ribera y el holandés Hendrick van Somer, entre otros.
Francesca Baldassari (comisaria de la sección florentina de la muestra), describe en una entrevista con Efe a Gentileschi como una "pintora camaleónica que cambia de estilo según el ambiente y los pintores que frecuenta, que influyen profundamente en su estilo".
También el padre de Artemisia, Orazio Gentileschi (reconocido pintor "caravaggista"), es autor de algunas de las obras expuestas, pues la relación entre padre e hija se retomó a partir de 1638 en Londres, donde la pintora se había trasladado para asistir a su progenitor en una serie de nueve pinturas en la Queen's House de Greenwich, por petición de la corona inglesa.
La influencia "caravaggista" en la obra de Artemisia es evidente, así como el coraje e incluso la agresividad que revelan muchos de los cuadros que se pueden contemplar en la muestra, como "Judit decapitando a Holofernes" (de 1617) o "Yael y Sísara" (de 1620), obras de una artista que con diecinueve años tuvo el arrojo de denunciar la violación que había sufrido por parte de uno de los colaboradores de su padre, Agostino Tassi.
"Sin duda, la violación está en la base de las imágenes de violencia de Judit y Abra, que se ensañan con el cuerpo de Holofernes. La voluntad de vengarse de la violación sufrida es indudable", añade a Efe Baldassari.
El proceso judicial iniciado tras la denuncia de Artemisia fue célebre en su momento y de difícil resolución, pues, como señala el apéndice de Patrizia Cavazzini en el catálogo "Orazio and Artemisia Gentileschi" (editado en 2001 por el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York), Agostino Tassi llamó a un testigo que declaró que Artemisia tenía varios amantes, algo que, en esa época, habría impedido que la violación Artemisia fuese juzgada.
Finalmente Tassi fue condenado al exilio de Roma y Artemisia partió hacia Florencia, donde su hacer artístico propició que la prestigiosa Academia de las Artes del Diseño hiciera una excepción y la aceptara como miembro en 1616, convirtiéndose así en la primera mujer en la historia admitida en esa institución.
En la capital toscana, donde vivió de 1613 a 1620, trató con personalidades de la época como el matemático Galileo Galilei, frecuentó los incipientes espectáculos de ópera que se desarrollaban en la ciudad y creó, entre otras obras, "Autorretrato tocando el laúd" (alrededor de 1617-1618), en la que la artista se representó en actitud concentrada y con un turbante, a la moda en esa época.
Tras su paso por Florencia, Artemisia regresó a Roma con un estatus de artista reconocida, y en la capital italiana pintó algunas de sus obras más representativas, como la célebre "Yael y Sísara", en la que, con el inminente golpe de martillo que Yael está por infligir, Artemisia parecía querer señalar la placa donde está inscrito su nombre al fondo del cuadro.
Existen pocos datos sobre su obra y vida durante su período veneciano, de 1627 a 1629, pero de su estancia posterior en Nápoles se tiene constancia, por ejemplo, de su "Anunciación" (1630) o de "Corisca y el sátiro" (alrededor de 1635-1637), antes de partir hacia Londres en 1638.
Desde el Museo del Prado de Madrid, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, la Galería Palatina de Florencia o la Galería Nacional de Praga han llegado a Roma algunas de las obras que se exponen hasta el próximo 5 de mayo en las prolijas salas del Palacio Braschi, sede del Museo de Roma.