Rusia, China e Irán, ¿Cómo ven estos aliados la situación en Venezuela?

Internacional
/ 4 agosto 2017

La República Popular no tiene ningún interés en que la situación siga escalando en el país sudamericano y derive en una bancarrota estatal o una guerra civil porque ha hecho masivas inversiones en Venezuela.

Meses de protestas de la oposición, unos 120 muertos y ninguna solución a la vista: la situación tras la polémica elección de una Asamblea Constituyente que busca refundar Venezuela causa profunda preocupación, pero mientras que Washington o Europa lanzan duras críticas, los aliados tradicionales del país petrolero defienden al presidente Nicolás Maduro:

RUSIA: Venezuela busca de forma activa el contacto con el Kremlin y el presidente Vladimir Putin ha hablado dos veces por teléfono desde mayo con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, informó el Gobierno ruso.

El hecho de que Venezuela también se vea afectada por la reciente ola de sanciones estadounidenses es un argumento más de Moscú para condenar las medidas. La congelación de los bienes de Maduro "es una clara señal de la nueva ideologización de la política exterior estadounidense", dijo el senador Konstantin Kossachov. "El Departamento de Estado norteamericano se ha convertido en un cartel global que decide según su criterio dónde rige la democracia y dónde no, quién es sancionado y quién es premiado”.

Al igual que Maduro, Putin esperaba al principio un acercamiento a Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump. Pero las expectativas no se concretaron: mientras que Maduro es calificado de "dictador" por su intención de reformar la Constitución, el Congreso estadounidense aplicó las sanciones más duras contra Rusia en décadas. El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, habla incluso de una guerra comercial con Estados Unidos. Moscú se ha abstenido hasta ahora de criticar la violencia en Venezuela.

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CHINA: Tampoco China hace ninguna crítica a la polémica elección de una Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna en Venezuela. Por el contrario, en una toma de posición del Ministerio de Exteriores de Pekín se habla de unos comicios que transcurrieron "ampliamente sin fricciones". China espera que "todas las partes" lleven adelante un diálogo pacífico.

La República Popular no tiene ningún interés en que la situación siga escalando en el país sudamericano y derive en una bancarrota estatal o una guerra civil porque ha hecho masivas inversiones en Venezuela. Según las estimaciones, Pekín ha mantenido a flote al Gobierno de Caracas entre 2005 y 2016 con más de 62,000 millones de dólares (unos 52,300 millones de euros). Como contrapartida, China recibe petróleo.

Según los observadores, para Pekín no se trata solamente de recursos, sino también de la influencia geoestratégica. Los generosos créditos deben ayudar al país a aumentar su influencia en el "patio trasero" de Estados Unidos. Un cambio de régimen en Caracaras podría implicar que se dañen las hasta ahora excelentes relaciones. Los planes chinos son muy ambiciosos, pues en los próximos diez años quiere invertir por valor de 250.000 millones de dólares. China aspira a convertirse en el principal socio comercial de la región, desplazando a Estados Unidos.

IRÁN: Irán y Venezuela están unidos también por su tradicional enemistad con Estados Unidos. El ex presidente iraní Mahmud Ahmadineyad (2005-2013) calificó al ex mandatario venezolano Hugo Chávez cierta vez como su "hermano". Pero con el cambio en el poder en Teherán en 2013 el vínculo se enfrió. Irán se abrió a una mejor relación con Estados Unidos y los empresarios iraníes mostraron un interés muy moderado en hacer negocios en Venezuela. Maduro nunca fue visto con tanta simpatía como su popular antecesor en Teherán. El interés en los recientes disturbios en el país sudamericano es por tanto limitado.

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