Trump ordena cortar la ayuda a Guatemala, Honduras y El Salvador
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Acusa a estos países de "no hacer nada" para frenar las caravanas de migrantes hacia EU. Es una incógnita que, sin el aval del Congreso, pueda ejecutar la decisión, tildada de "contraproducente"
El consenso entre quienes trabajan en cuestiones de migración es que cualquier solución pasa imperiosamente por abordar los problemas económicos y sociales en los países de origen que empujan a sus ciudadanos a emigrar. Para Donald Trump, el consenso no importa. El presidente de Estados Unidos ha dado instrucciones al Departamento de Estado para que ponga fin a la ayuda económica a Guatemala, Honduras y El Salvador, los tres países del llamado Triángulo Norte que, en el caso de los dos primeros, han dado el relevo a México y se han convertido en principales puntos de origen de quienes intentan entrar en Estados Unidos.
Aunque el anuncio que hizo el sábado el Departamento de Estado faltan detalles, la decisión de Trump afectaría, en principio, a cerca de 700 millones de dólares que, bajo programas puestos en marcha por Barack Obama, se destinaron a ayuda al triángulo norte en los presupuestos para los años fiscales 2017 y 2018 pero que aún no habían sido distribuidos. Ahora, según las instrucciones de Mike Pompeo, esos fondos deberán ser “redirigidos a otras prioridades de política exterior”.
La nota informativa de Estado asegura que se va a “implicar al Congreso en el proceso”, lo que sugiere una admisión de que el presidente puede no tener autoridad para actuar unilateralmente. Las cámaras aprobaron el destino de los fondos y deberían avalar también su desvío, Una ley de 1974, no obstante, podría amparar al presidente para retener parte de esas apropiaciones.
Mensajes contradictorios
El anuncio, en cualquier caso, apuntala la política de puño de hierro del inquilino de la Casa Blanca, que contrasta con acciones divergentes que está tomando su propia Administración. La orden de recorte, en concreto, ha llegado solo dos días después de que la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, firmara en Honduras en una reunión con representantes del Triángulo Norte un memorando de cooperación que calificó de “acuerdo histórico”. Se trata del primer pacto marco en migración y seguridad de fronteras entre los cuatro países y entre sus objetivos se ha marcado “lidiar con las causas raíz de la crisis de migración”.
La decisión ha sido criticada duramente por los demócratas y por expertos tanto en migración como en programas de ayuda, que advierten de que un recorte de fondos es “contraproducente” y solo puede contribuir a empeorar la situación en los tres países, entre los más pobres de América Central. Jim Nealon, que fue embajador de EEUU en Honduras, ha cuestionado en declaraciones a The Washington Post que Trump entienda cómo funcionan los programas de ayuda. Los fondos por lo general no van directamente a los gobiernos, a los que Trump critica por “no haber hecho nada” y a los que este viernes acusó de “organizar en muchos casos las caravanas, en las que ponen a su peor gente”, sino a agencias estadounidenses, organizaciones internacionales, compañías de asesoría, oenegés y grupos de sociedad civil.
Desde el Departamento de Estado y embajadas afectadas, en cualquier caso, llegan ya noticias de que se propaga el “caos”, con dudas sobre cuál es el camino a seguir, especialmente con los contratos que ya se habían firmado. E incluso antes del anuncio, una información de Politico explicaba que ya se siente la parálisis. “La gente no sabe lo que quiere el presidente y nadie quiere hacer nada que parezca que no sigue sus directrices”, decía una fuente anónima de Estado.
Flujo incesante
Los gobiernos de los países afectados, por ahora, han mostrado cautela. Desde el de Honduras, por ejemplo, se ha destacado que es una decisión “contradictoria” pero también se ha subrayado que la relación con EEUU es “sólida, cercana y positiva”.
Mientras, el flujo de migrantes no cesa. Se estima que en marzo el número de detenidos en la frontera alcanzará las 100.000 personas, una cantidad que aún está lejos de récords históricos del 2000 pero que representa el máximo de la última década. Trump ha amenazado por enésima vez con cerrar la frontera con México total o parcialmente en los próximos días. Y sus agencias dedicadas a la inmigración hablan de un punto de inflexión y de un sistema desbordado por la llegada, especialmente, de familias con niños y menores no acompañados.
Fuente: EL PERIÓDICO