Trump pide 18 mil millones de dólares para el muro a cambio de un acuerdo sobre los dreamers

Internacional
/ 6 enero 2018

El maximalismo de la propuesta hace peligrar cualquier pacto con los demócratas

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto precio al futuro de los dreamers: 18 mil millones de dólares para financiar su muro con México. Esa es la propuesta que ha presentado al Congreso y que corre el riesgo de bloquear cualquier acuerdo con los demócratas. Un fracaso en las negociaciones abriría las puertas a la deportación de casi 700.000 migrantes que llegaron al país siendo menores y que se habían acogido a un programa, creado por Barack Obama y derrogado por Trump, que les permitía permanecer en el país.

Con los 18 mil millones pretende erigir 500 kilómetros de obra nueva y reforzar otros 650 kilómetros. Terminado el proyecto, prácticamente la mitad de los 3.180 kilómetros de frontera con México tendrían muro. El paquete negociador también incluye la petición de 8.000 millones de dólares para contratar y entrenar a 10.000 nuevos agentes de inmigración y ampliar las camas en los centros de detención, 5.000 millones para tecnología de vigilancia fronteriza, 1.000 millones para mejora de accesos y otras partidas menores. En total, 33.000 millones en 10 años, que se combinarían con un endurecimiento de las leyes de asilo y el recorte de fondos a las ciudades que se nieguen a cumplir los mandatos federales en materia de inmigración.

El maximalismo del plan hace difícil el acuerdo y pone en riesgo el destino de los dreamers (soñadores). En septiembre, Trump decidió liquidar el programa DACA (Acción Diferida para Llegadas Infantiles en sus siglas en inglés), que les amparaba. Pero, consciente del impacto que la deportación de estos jóvenes tendría en sus propias filas, concedió una prórroga de seis meses para buscar una salida en el Congreso.

Desde entonces, la negociación apenas ha avanzado. En un primer momento, los demócratas intentaron desligar la cuestión de los dreamers del muro y lograron un principio de acuerdo. Pero el presidente dio un bandazo e insistió en que debía incluir la financiación para la divisoria. La exigencia alejó la posibilidad de pacto y ahora, a dos meses del fin de la prórroga, el tiempo empieza a jugar en contra.

Trump, como es habitual en sus negociaciones, está llevando la partida al límite. Sabe que para los demócratas la deportación de los dreamers, en un 80% mexicanos, supondrá un fracaso y, mediante esta presión, busca ganar el mayor terreno posible para su proyecto. Al mismo tiempo, su propuesta de construir un muro con México es uno de los grandes símbolos de su campaña. Un imán para su electorado más duro por el que está dispuesto a luchar en su camino a la reelección.

 

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