Vincent Van Gogh y el mito del pintor de los girasoles

Vida
/ 30 marzo 2018

Un 30 de marzo de 1853, hace 165 años, en Zundert, Holanda nació Vincent Van Gogh, un artista de colorida paleta y vivo trazo, cuya vida se enmarcó en el fracaso. Pero ¿realmente fue así?

La vida y obra de Vincent Van Gogh se ha popularizado envuelta en mitos que lo han convertido en la imagen del artista genio, loco e incomprendido de su tiempo. De él se dice que vivió aislado, que no vendió ni una pintura en vida, que tenía que vivir de lo que su hermano le daba, que fue autodidacta y que murió en la miseria.

Sin embargo, como ha sucedido con muchos otros artistas —desde Da Vinci hasta Frida Kahlo—, esta es una imagen que se ha ido creando con el tiempo, basada en exageraciones o romanticismos de su verdadera historia.

Siempre estuvo rodeado de arte
En realidad Van Gogh nació en una familia acomodada. Tanto él como su hermano Theo trabajaron como vendedores de arte. En 1869, a los 17 años, su tío le encontró un puesto en la compañía de arte Goupil & Cie, de París, de la cual él era socio.

Cuatro años después, al terminar su entrenamiento, fue transferido a Londres donde, después de un año en el que sufrió una decepción amorosa y conoció de primera mano algunas de las maneras en que se movía el mercado del arte que no le gustaron, comenzó su depresión y su familia lo regresó a Francia.

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Ni en sus inicios fue autodidacta
Si bien es cierto que sus estudios formales fueron pocos, el pintor holandés tomó clases privadas en su juventud, y en 1886 se inscribió en la Academia de Arte de Antwerp, además de que continuó su formación en los estudios de algunos artistas como Fernand Cormon.

Pero, no se puede pasar por alto que gran parte de su vida sus pinturas las realizó en solitario, practicando con base en los estudios de sus modelos y el paisaje.

Su trabajo sólo fue reconocido hasta después de su muerte.

En 1885 Van Gogh presentó su primera exposición, donde exhibió además del óleo “Los Comedores de Patatas”, varios estudios a la acuarela de escenas cotidianas, naturalezas muertas y vánitas, aunque la paleta de colores tan sombría no encontró cabida en el mundo del arte de entonces, que estaba interesado en el colorido del impresionismo.

Además de esta exhibición también tuvo un año después la oportunidad de presentar en el Salón de los Independientes, durante la segunda muestra de este proyecto y en 1887 organizó una exhibición él mismo, en el Restaurante du Chalet de Montmartre, donde también exhibieron obras los pintores Emile Bernard, Louis Anquetin, así como Henri de Toulouse Lautrec.

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Se codeó con otros postimpresionistas
Además de haber estudiado con los artistas antes mencionados en el taller de Cormon, la relación profesional más famosa que Van Gogh tuvo fue con su colega Paul Gauguin, quien le visitó en la Casa Amarilla de Arles en 1888, donde residió y trabajó una temporada junto al pintor.

Esta época dio buenos frutos en cuanto a pintura. Van Gogh realizó sus famosas “Sillas” y Gauguin lo pintó en un retrato al que llamó “El Pintor de los Girasoles”.

Lamentablemente, la personalidad arrogante de Gauguin y la inestabilidad mental del holandés hicieron que este episodio terminara en desastre cuando, luego de un altercado provocado por la idea paranoica de que Gauguin lo abandonaría, ambos artistas se pelearon y, en un arranque de ira, Van Gogh se mutiló su oreja.

Sus últimos años lo dicen todo
Es probable que mucho de lo que ha creado el personaje de Van Gogh se haya tomado de sus últimos años, en los que su estilo se cimentó por el que cual ahora es tan reconocido.

Sus entradas y salidas al hospital psiquiátrico, su salud en constante deterioro, la necesidad que tenía de se hermano para subsistir y el contacto con el mundo del arte que tuvo durante este tiempo crean la imagen del Van Gogh popular.

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