Coahuila: Crimen Organizado y Fakenews

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/ 1 septiembre 2021

Esta fuerza policial y militar, articulada y preparada para blindar Coahuila contra el crimen organizado, expulsó a esos civiles armados a Anáhuac, Nuevo León, y los persiguió hasta Nuevo Laredo, Tamaulipas

El pasado miércoles, dos vehículos de la Policía de Acción Rápida Estatal patrullaban la guardaraya entre Coahuila y Nuevo León, en el sitio conocido como la Brecha del Gas; cuando de repente, 30 camionetas de civiles armados los atacaron con armas de fuego.

El ataque fue repelido por esos policías y reforzado de inmediato por elementos de la SEDENA de las regiones militares de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, así como de la Agencia de Investigación Criminal, de la Policía Civil de Coahuila, de la Policía Especializada y de cuerpos de seguridad de los municipios cercanos.

Esta fuerza policial y militar, articulada y preparada para blindar Coahuila contra el crimen organizado, expulsó a esos civiles armados a Anáhuac, Nuevo León, y los persiguió hasta Nuevo Laredo, Tamaulipas.

El mensaje del gobierno estatal quedó tan claro en esta ocasión, como en diciembre de 2019, cuando docenas de camionetas llenas de hombres con armas de grueso calibre irrumpieron en Villa Unión y fueron rechazados de igual manera: “Coahuila dice no al crimen organizado”.

¿Cuál fue la reacción de una gruesa parte de coahuilenses ante este evento?

¿Solidarizarse con el esfuerzo titánico de las fuerzas estatales y federales por blindar a Coahuila del retorno a ese período de terror padecido de 2007 a 2014? No.

¿Valorar la relativa seguridad personal, familiar y patrimonial que hemos gozado los últimos siete años? Tampoco.

Por el contrario, muchos coahuilenses fueron manipulados para entrar en pánico e inundar las redes sociales con videos y audios de hechos criminales ocurridos en Jalisco, Michoacán o Sinaloa, como si hubieran sucedido en Coahuila. También, difundieron audios que narraban la inminente llegada de distintos Cárteles a nuestro estado.

¿Cuál fue la intención de propagar esas noticias falsas mediante cuentas de redes sociales automáticas difíciles de rastrear, portales pagados, youtubers especializados; con el objetivo de diseminar desinformación deliberada que favorezca al crimen organizado?

Las intenciones son seis. (1) Socavar la confianza en los esfuerzos del gobierno estatal por proteger Coahuila. (2) Debilitar la resistencia colaborativa y solidaria de la sociedad civil. (3) Dominar a esa sociedad mediante la incertidumbre y el terror. (4) Reforzar narrativas extremistas para reclutar a la población marginada al crimen organizado. (5) Acotar la libertad de expresión para analizar este tipo de fenómenos; y (6) reducir la fuerza de los medios de comunicación tradicionales para difundir información veraz y confiable.

¿Porqué tantos coahuilenses cayeron en la trampa de replicar esos videos y audios que socaban la confianza en nuestras autoridades y el sustento de nuestro juego democrático?

Las respuestas pueden ser muchas, pero la propuesta es una: con espíritu ético cotidiano calibremos la veracidad de la información y pensemos el objetivo subyacente a la misma.

Eso nos permitirá formar audiencias críticas e inteligentes de redes sociales, más allá de la comodidad irresponsable “de replicar, ‘retwittear’ o acceder a un ‘hashtag’” sin pensar en las consecuencias para nosotros y nuestra vida en sociedad.

Porque al final, cómo ocurrió en Coahuila en días pasados, las redes sociales y las fakenews aderezadas por el crimen organizado podrían devorarnos, mientras emocionados, miramos a nuestro celular o computador; y el terror padecido de 2007 a 2014 vuelve a aparecer con su rostro terrorífico, sus fauces abiertas y dientes afilados para masticarnos lentamente y tragarnos otra vez

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