Todos podemos lograr algo aún estando caídos: Arturo Segoviano

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El escritor Monclovense pidió a los jóvenes a no jugar a ser delincuentes, ya que han dejado de jugar a los indios y vaqueros para jugar a la delincuencia, lo que les llevará a cargar toda su vida el estigma de ser ex presidiarios
MONCLOVA, COAH.- Autor de 100 obras que escribió en cautiverio tras 14 años de prisión por venta de cocaína, el escritor Monclovense, Arturo Segoviano Reyna presentó ayer su último libro "Libertad en el Cadalso", en cuyas letras alerta a la sociedad y a las nuevas generaciones a no delinquir, por que como él, irán a un lugar donde no son bienvenidos, donde predominan la corrupción, los golpes y el autogobierno.
Premiado en múltiples ocasiones por el Instituto Nacional de Bellas Artes, Arturo Segoviano Reyna lleva el mensaje a jóvenes de Coahuila, Nuevo León y Durango y le da gracias a Dios de haber estado preso en ocho cárceles del país por 14 años ininterrumpidos, en su mayoría de máxima seguridad, como Las Islas Marías, "ya que de no haber sido así hoy estuviera muerto, enfermo o seguiría delinquiendo, sin embargo estoy llevándoles mi testimonio a los jóvenes", dijo.
A la edad de 28 años, Arturo, a quien sus compañeros de prisión le apodaban "El Flaco", fue condenado a 14 años de prisión por haberle vendido a sus amigos dos grapas de cocaína y haber tenido la desgracia en ese momento de haber caído un operativo en la cantina en la que convivía con sus amistades.
"Estábamos tomando, cuando mis amigos dijeron que irían a comprar grapas, yo les dije que para que no fueran tan lejos yo les vendía las mías que acababa de comprar, en ese momento llego una revisión de federales y nos pescaron, ellos dijeron que yo se las había vendido, los elementos me pedían 500 pesos para dejarle libre y como no traía ni 50, me llevaron y me condenaron a 14 años de prisión", narró el hoy escritor en una conferencia de prensa.
Explicó que incluso cuando lo conoció en una de las cárceles de máxima seguridad, Rafael Caro Quintero este le dijo "Flaco, estás aquí por tortillas duras", al constatar sus abogados en su expediente que efectivamente fue a prisión por venderle dos de sus grapas a sus amigos, cuando el castigo pareciera habérsele impuesto a un sicario.
Las obras que le permitieron ser premiado y condecorado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, son entre otras, "La Residencia", que le costó una brutal golpiza por parte de los celadores al grado de dejarlo desfigurado y con el ojo izquierdo lesionado de por vida, "Una Oportunidad Negada", "Que Chiquito es el Mundo", "El Reloj de Arena", "La Muerte del Chacal", "Regreso del Mas Allá", "Nuestro Secreto", "Las Rejas Azules" y "Aquí no eres bienvenido", que va dirigido a los jóvenes.
Arturo Segoviano manifestó que todos podemos lograr algo aún estando caídos, tal y como lo narra en su libro "Libertad en el Cadalso", donde incluye sus tres obras más importantes como lo es la más emblemática para él, "La residencia", que le costó golpes y un castigo de 6 meses en un lugar aislado y oscuro.
"La Residencia habla de la corrupción dentro de las prisiones, no es un libro de denuncia, su fin es advertirla a los jóvenes y a todas las personas que nunca han estado internas lo que es el interior de una cárcel, es mi libro más polémico que me ha traído grandes satisfacciones pero muchos problemas en prisión, porque habla de la corrupción y autogobierno dentro de las prisiones", manifestó.
Narró que cuando llevaba 10 cuartillas escritas, se registró una revisión de custodios en busca de droga y de armas y al ver estos su cuaderno con el tema "Residencia, autogobierno en prisión" lo llevaron con el comandante, le prohibió escribir del tema sin embargo siguió escribiéndolo, por lo que al llevar un avance de la cuarta parte de la novela lo castigaron 6 meses en el cuarto de castigos y lo golpearon hasta fracturarle la cabeza y desviarle un ojo.
"En ese tiempo había un castigado a un lado mío, porque se había robado la carne de la cocina, no nos permitían tener papel de rollo ni jabón, yo vestía solo en un bóxer color verde, nos daban un bote de 4 litros de agua para bañarnos, para bajarle al baño o para usarla como papel de baño, yo lo usaba como papel de baño, pero al otro castigado le daban papel del que envuelven las tortillas", dijo.
"Durante mi castigo entro al área de castigo un hermano de la religión, le pedí que se acercara pero me dijo que tenía la sugerencia de que no se me acercara porque era peligroso lo que era falso, le dije que si me regalaba la pluma para escribirle cantos a Dios, le mentí pero le toque el corazón y me dijo que me entregaría solo el repuesto, me lo entregó y después le pedí al otro castigado que si me cambiaba un trozo de su papel por mis 4 tortillas que me daban a diario", contó.
En solo trocitos de aquel papel estampo frases de lo que ahí estaba viviendo, las que después de salir de sus 6 meses de castigo traspaso a su cuaderno, luego de lograr burlar a los custodios quienes creían que esos trozos de papel estaban sucios al encontrarse cerca del sanitario.
Con engaños, debido a que el director de aquel penal se lo había prohibido, envió su obra al concurso de Novela y Cuento José Revueltas obteniendo el primer lugar en el 2004, "fue un blindaje porque nadie más me volvió a golpear, el Instituto de Bellas Artes había visto la obra como algo muy grande, me dieron mención honorífica y se difundió a nivel nacional", dijo.
"No te metas en problemas -me dijo el director- mejor escribe de pajaritos y monitos que se echan maromas, menos de las prisiones, le dije que sí y escribí una novela de perritos que se echan maromas, lo reviso y lo autorizo para participar, sin embargo al salir de su oficina lo rompí y envié La Residencia, que me dejo golpes pero también grandes satisfacciones", dijo.
Al caer en prisión a sus 28 años, Arturo solo tenía una escolaridad hasta el primero de secundaria, ahí pudo concluir su educación secundaria, posteriormente la preparatoria, el bachillerato, una licenciatura y tomo varios diplomados en lectura y redacción ofrecidos por la UAC y recobra su libertad el 7 de mayo del 2010.
"Le pague al gobierno federal mi pena de 14 años más una semana por que el barco no salió de Islas Marías el día que debió haber salido conmigo libre", reveló.
Segoviano peregrinó durante sus 14 años de pena por 8 prisiones, entre éstas la de Acuña, Piedras Negras, Monclova, CEFERESO 3 de Matamoros Tamaulipas, CEFERESO 4, El rincón, después fue regresado a Tamaulipas "y me querían mandar el CEFERESI porque decían que estaba loco por que día y noche estaba leyendo, lo que no sabían era que yo en ese momento estaba en Italia y Francia, después me enviaron a Matamoros, luego Monclova, Saltillo y finalmente a Islas María", comentó.
Pidió a los jóvenes a no jugar a ser delincuentes, ya que han dejado de jugar a los indios y vaqueros para jugar a la delincuencia, lo que les llevará a cargar toda su vida el estigma de ser ex presidiarios, lo que a él le ha cerrado las puertas a un empleo, pero no su sueño de llevarle conferencias a la juventud de Coahuila, Nuevo León y Durango y mucho menos haber recobrado el cariño de su familia, la que a su salida de Islas Marías pudo recuperar.
En prisión Arturo Segoviano se devoró cerca de 400 libros regalados, que hoy regala a los jóvenes.