Alegan derecho a vivienda para tomar predio en arroyo de Saltillo; vecinos los enfrentan
Al poniente de la ciudad, en Nuevo Mirasierra, un grupo formado en su mayoría por taxistas y vecinos que se sienten afectados, protagonizan pelea
La mañana del viernes, vecinos del fraccionamiento Nuevo Mirasierra, en el cruce de los bulevares Revolución y Cedros, se encontraron con que un grupo de familias, en su mayoría de taxistas, instaló tejabanes en el margen oriente del arroyo.
En la apropiación del predio trabajaron durante el día y por la tarde otra parte del grupo cruzó al lado poniente para hacer lo mismo, lo que derivó en un enfrentamiento con vecinos de la calle Torreón, la non plus ultra del fraccionamiento; porque más allá de ella solo hay una franja irregular de escasos 35 metros de piedra y tierra y enseguida el arroyo.
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Fue cuando empezaron a marcar sus espacios y a intentar delimitarlos con maderas y palos que se dio el conflicto, con forcejeos, golpes e insultos que terminaron con la noche.
Como el sábado temprano intentaron retomar su labor, las agresiones crecieron y por la pelea terminaron con diversos golpes personas de ambos bandos, hasta que llegó la Policía Municipal a controlar la situación.
Si bien desde los bandos enfrentados pedían arrestos por las agresiones sufridas, ninguna de las solicitudes prosperó, y se quedaron a la espera de que llegaran los líderes de lo que llaman un movimiento social.
De estos intentos de apropiación o invasiones se viven muchos en Saltillo, con motivaciones diferentes, y el de ayer que lidera Hilario Gallegos, de Taxis Seguridad, lo basa en el derecho a la vivienda que garantiza la Constitución.
Asegura Hilario que ninguno de los que forman el grupo puede costearse una casa por lo caras que están, lo que contrasta con lo que declaran quienes se sienten afectados, como el empleado de una maquiladora del libramiento Oscar Flores Tapia, quien no acepta que él deba trabajar horas extras para pagar su casa: “y estos solo lleguen a posesionarse sin que les cueste nada”.
A esta queja se suman otras, como la insalubridad que generarán las familias que se instalen, ya que no contarán con servicios de drenaje, ni agua y también a la inseguridad, “porque si a golpes llegan a tomar posesión, qué más se puede esperar”, dijo una mujer en condición de anonimato.