Alumnos de la UAAAN arman granjas verticales para revolucionar cultivos
COMPARTIR
En una pequeña aula de clases hay un grupo de alumnos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro desarrollando hoy el tipo de agricultura que promete la esperanza de un mañana.
En estantes verticales, 12 estudiantes cultivan fresas en ambiente controlado, como parte del proyecto Karma Verde Fresh-UAAAN de Agricultura Vertical, bajo la supervisión de la doctora Daniela Alvarado y el doctor Luis Valdez.
La empresa social Karma Verde Fresh trabaja para incorporar granjas verticales en todo México y producir alimentos de alto contenido nutricional, pero bajo impacto en el medio ambiente; y en la Universidad ha encontrado un socio estratégico gracias a su disposición para el desarrollo científico.
Los beneficios alcanzan además a los alumnos, quienes descubren en la práctica nuevas alternativas para aprovechar espacios muy pequeños pero logrando grandes producciones y aprenden a desarrollar nueva tecnología para reusar agua y mantener la temperatura o iluminación favorable.
“Nos hemos hecho cargo de todo, regar, soluciones, el cuidado y mantenimiento de las plantas y creo que hemos aprendido más de lo que nos han enseñado en las materias y nos han dado una retroalimentación muy avanzada”, señaló Ana Belén Ramos, estudiante del 5to semestre de la Ingeniería Agrícola y Ambiental.
TECNOLOGÍA DEL FUTURO
Lester Ramirez, alumno de la misma carrera y semestre, añadió que “la agricultura vertical es una de las tecnologías del futuro” y que reconoce cuán importante es para remediar los suelos.
De acuerdo con Leo Lobato Kelly, co-fundador y CMO de Karma Verde Fresh, además de aspirar a tener buenos salarios, este proyecto induce a los jóvenes a desear contribuir al bien común de sus familias y de futuras generaciones.
“El trabajo que hace esta ‘banda de Robin Hoods’ es cada vez más importante porque tenemos que expandir, empezamos con fresa, tenemos que llegar a tomate, frijol, chile, papa. Porque son las hortalizas que más se consumen. Son nuestro sustento”, dijo Kelly, pues una de las principales metas de su cruzada por un mundo sin hambre es cultivar con conciencia.
CIFRAS DE CULTIVOS Y OPCIONES DE INVERSIÓN
Según la FAO, México produce cerca de 900 cultivos, de los cuales 12 son considerados estratégicos y en 2016 el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera reportó que nuestro país fue el noveno productor de hortalizas a nivel mundial.
La innovación ha despertado el interés de posibles inversionistas, como es el caso de Patricio Herrera, asesor financiero de 29 años, Alejandro Castellanos, dedicado a la instalación de proyectos energéticos, de 28 años y de Jhasua Carlos, de 27 años, quien trabaja en una empresa constructora de invernaderos industriales.
Juntos visitaron el laboratorio porque reconocieron una oportunidad para solventar necesidades básicas en Monterrey.
“Puedes hacer una estructura de negocio, considerando que la gente que está involucrada en el proceso operativo, va a consumir el producto final y la misma sociedad, todos ven un beneficio”, señaló Carlos, sobre este tipo de inversión.
Y agregó que aunque Saltillo comúnmente atrae inversión en la industria automotriz, notaron que “por muchos años se ha invertido en que sus altos académicos se preparen en la rama de la agricultura”.
OBSTÁCULOS A SUPERAR
En cuanto a los mayores obstáculos que enfrenta el proyecto, la doctora Alvarado consideró el apoyo a proyectos de investigación y Lobato Kelly, el costo de energía.
De acuerdo con Herrera, el hecho de que los estudiantes aprendan a resolver problemáticas reales y cercanas, es un modelo de enseñanza que otras universidades, incluso las que tienen más recursos, deberían adoptar.
“Definitivamente han aprendido mucho (los alumnos), no solo a manejar un cultivo en esos sistemas, sino también a trabajar en equipo, a tener buenas relaciones, a tener buena comunicación y a saberse apoyados”, expresó la doctora Alvarado.
Según previsiones de la ONU, para 2050 las sequías afectarán a tres cuartas partes de la población y acentuarán la inseguridad alimentaria, pobreza y desigualdad. “Estas tecnologías son las que nos ayudan a combatir el miedo a quedarnos sin agua por las mismas industrias que nos alimentan”, dijo Carlos, posible inversionista.