Busca justicia madre coahuilense por la muerte de su hija en Filipinas hace 17 años
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Aunque el caso fue clasificado como suicidio, se encontraron heridas en cuello, estómago y brazos que ponen en duda esta versión oficial
Rosa de Guadalupe Tita Gutiérrez Cabello, agente investigadora del Ministerio Público y abogada egresada de la Universidad Autónoma de Coahuila, no imaginó que su vida la llevaría a investigar la muerte de su propia hija. Hace 17 años, Elisa Loyo fue encontrada sin vida en Filipinas, en circunstancias que Rosa nunca aceptó como un suicidio, sino como un feminicidio.
Con 69 años, y tras tres décadas como profesora universitaria especializada en derecho criminal, Rosa narra el calvario que comenzó en diciembre de 2008, cuando Elisa desapareció en la provincia de Pampanga. Tres días después, su cuerpo fue hallado colgado con heridas visibles de cuchillo en cuello, estómago, brazos y manos. La investigación inicial fue llevada a cabo por el hotel donde trabajaba Elisa como chef, pero Rosa asegura que la escena fue manipulada para encubrir el crimen.
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Elisa, quien estudió gastronomía en Canadá y había sido reconocida por su talento, denunció semanas antes a su jefe por acoso y corrupción en la cocina del hotel. Esto, sostiene Rosa, provocó amenazas y fue el móvil para su asesinato. El presunto responsable, Malek Elsafadi, rindió declaraciones cuestionadas y negó cualquier implicación.
La Procuraduría General de la República inició una investigación que, según Rosa, reprodujo las fallas y omisiones detectadas en Filipinas, sin realizar las diligencias necesarias para esclarecer los hechos. Mientras tanto, Canadá se abstuvo de intervenir, esperando que México resolviera el caso.
En 2009, Rosa y sus hijas acudieron a una reunión en Los Pinos, buscando apoyo de las autoridades, sin obtener avances reales. En 2022, la Fiscalía General de la República decidió no ejercer acción penal, lo que Rosa calificó como una burla, por lo que ha interpuesto amparos para continuar la lucha por justicia.
El caso de Elisa se suma a la larga lista de feminicidios sin resolver en México. Rosa mantiene firme su compromiso de buscar verdad y justicia, no solo por su hija, sino por todas las mujeres víctimas. La memoria de Elisa perdura, y la creación de una beca en su nombre por parte del gobierno canadiense es un reconocimiento a su legado.
Rosa confía en que la justicia, pese a la corrupción, es posible y llama a seguir luchando para erradicar la violencia contra las mujeres en el país.
(Con información de La Jornada)