Coahuila: niñas y niños con autismo son rechazados en las escuelas públicas, acusa asociación
A los padres y madres de familia de niñas y niños con autismo se les ponen trabas para inscribirlos en las escuelas públicas regulares; se les niega el derecho a la educación. Si buscan cupo en planteles privados, les piden pagar los servicios de una maestra o maestro sombra que les imparta la enseñanza, aparte del pago de la colegiatura, acusan.
Claudia García Soto, secretaria de la asociación Familias Unidas por el Autismo, señaló la necesidad de que los maestros regulares egresen al menos con conocimientos básicos de educación especial, porque la educación es un derecho constitucional que debe ser garantizado a todos.
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Asimismo, es necesario contar con más planteles con Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular, que tienen un psicólogo, pedagogo en educación especial, trabajadora social y especialista en lenguaje: un equipo multidisciplinario para atender a estudiantes con discapacidad, déficit de atención, hiperactividad, aptitudes sobresalientes y Trastorno del Espectro Autista.
“Contamos con limitantes. En las escuelas públicas, la mayoría de las veces nos dicen que no están capacitados, que no son docentes de educación especial. Es lo primero que nos topamos y es una limitante para ofrecer el servicio. En otros casos te los aceptan, pero luego empiezan los temas conductuales: que se salen del salón, que no trabajan, que no saben cómo hacer adecuaciones académicas y ese tipo de cosas”, dijo García Soto.
A los menores les reducen las jornadas escolares: hay quienes solo permanecen dos horas en el salón y otros acuden un día sí y otro no. En otros casos, piden que el padre o la madre permanezcan en el plantel durante la jornada escolar.
Hay padres de familia que acuden a la Secretaría de Educación para exigir la aceptación del hijo o la hija en la escuela que le corresponde por ser un derecho constitucional y se ordena la inscripción, pero otros no lo hacen porque perciben desinterés en los directivos y maestros en aceptar a menores con autismo.
“Como papás decimos: ‘No voy a llevar a mi hijo donde no me lo quieran’. Si desde el principio ponen una barrera al decir ‘nosotros no aceptamos’, pues no tienen siquiera la iniciativa de aprender o saber del tema”, acotó.
Hay escuelas públicas con USAER, pero es frecuente que la pedagoga o el pedagogo solo acuda un día a la semana al plantel porque debe atender a otros durante la semana, lo que afecta el proceso de enseñanza-aprendizaje, indicó.
En lo privado, muchas veces les piden pagar los servicios de maestra o maestro sombra que se encargue del proceso educativo, como condicionante para la inscripción, además de cubrir la colegiatura, lo que representa un costo elevado para las familias.
García Soto refirió que hace unas semanas se realizó un congreso sobre autismo dirigido a los equipos USAER, cuando debería convocarse a los maestros regulares para ser capacitados en educación especial y que estos deben “ponerse la camisa” para hacer valer el derecho a la educación y a la inclusión.
Es necesario, dijo, modificar los planes de estudio en la formación docente para que egresen con conocimientos en educación especial, porque la Constitución ordena aceptar a todas las niñas y niños en las escuelas, sin restricción alguna.