De las muertes famosas en Saltillo: Lo que nunca se contó sobre Agustín Jaime

Coahuila
/ 7 septiembre 2024
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Es probable que haya escuchado sobre este personaje de Saltillo, especialmente si está familiarizado con el famoso corrido. La versión más conocida, tal vez sea la interpretada por Eulalio González, “El Piporro”, la cual ha contribuido a inmortalizarlo en la memoria colectiva. Sin embargo, este corrido, aunque pegajoso y popular, está plagado de datos que no se ajustan a la realidad.

A lo largo del tiempo, se han escrito diversos relatos sobre este hombre, contribuyendo a la construcción de una leyenda que, como tantas otras, mezcla hechos reales con ficción. En esta historia, nos proponemos desentrañar la verdad detrás de la figura de Agustín Jaime, separando los acontecimientos verídicos de las distorsiones que han surgido con el tiempo.

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Aunque el corrido ha dejado una huella profunda en la cultura popular, especialmente en el norte de México, mi objetivo es ofrecer una comprensión más precisa de los hechos que rodean su vida. Espero que lo que aquí relato sirva para aclarar la historia detrás del mito.

$!Agustín Jaime con la mano estira parte de su saco, pareciera que trata de ocultar algo en la cintura ¿una pistola tal vez?

SOBRE LA FUENTE DE TODO

Los hechos narrados en este relato están respaldados por las declaraciones de testigos que fueron cuidadosamente documentadas en el expediente oficial de la investigación judicial, al cual tuve acceso. El legajo consta de cincuenta y cinco páginas, ofrece una visión detallada y precisa de los eventos, proporcionando la base sólida sobre la cual se construye esta historia.

¿Y QUIÉN ERA?

Agustín Jaime nació el 27 de agosto de 1913 en Saltillo, Coahuila, como el séptimo de al menos diez hijos. Su nacimiento fue registrado el 27 de abril de 1917 por el juez José Ventura Valdés. Sus padres, Agustín Jaime Sánchez, de 45 años, y María Dolores Aguilar Dávalos, de 30, vivían en la colonia Leona Vicario, que luego se llamó Topo Chico. Antes de su muerte, trabajó como conserje en la Tesorería Municipal de Saltillo.

25 de diciembre de 1931

09:00 A.M

Poco antes de esa hora, Agustín Jaime estaba en la cantina de Juan Vélez, en la esquina de Múzquiz y Matamoros. Por la hora seguramente, alargó la fiesta de Noche Buena. Minutos después, llegó su amigo José Eligio Alvarado. Según el expediente, ambos bebieron mezcal desde temprano hasta que salieron alrededor de las doce del mediodía.

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De acuerdo con el testimonio de Alvarado consumieron cinco medias chaparras y un poco más cada uno. El vaso mezcalero conocido como media chaparra, contiene aproximadamente ochenta y un mililitros, ingirieron casi medio litro de mezcal, en poco menos de tres horas, cantidad de alcohol más que suficiente para embriagar incluso al bebedor más experimentado.

12:00 P. M

Porfirio Casas, empleado de la cantina de Juan Vélez, declaró que mientras estaba en las mesas de billar, vio a José Eligio Alvarado pedirle a Agustín Jaime la daga que llevaba en la cintura, después declaró que era de su propiedad. Alvarado la guardó bajo su camisa, y ambos empezaron a discutir, salieron de la cantina y se dirigieron a la fonda de la señora Concepción, ubicada junto a la cantina de Juan Barrios. El nombre de la cantina no se menciona en el testimonio del señor Casas.

12:30 P. M

En la fonda, Agustín Jaime y José Eligio Alvarado estuvieron poco tiempo, posiblemente porque se les negó el servicio o encontraron cerrado, decidieron ir a la cantina de Juan Barrios. Según la declaración de Barrios, al ver el estado en que se encontraban, se negó a venderles licor. Tras la negativa, Jaime y Alvarado se marcharon gritando y se detuvieron en la esquina de Múzquiz y Matamoros.

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$!Según testigos, Agustín Jaime y su amigo bebieron varios de este tipo de vasos de mezcal.

Desde la puerta de su cantina, Juan Barrios observó cómo los dos hombres continuaban discutiendo y escandalizando. El cantinero Juan Barrios, al presentir que algo grave podría suceder, llamó a la policía para pedir ayuda. Minutos después, se escuchó el galope de caballos: el cabo Pedro Arredondo y el agente Manuel Cardona, se aproximaban al lugar para calmar a los alborotadores y restablecer el orden.

12:35 P. M.

En el clímax de la discusión, Agustín Jaime sacó de la funda una pistola que llevaba entre sus ropas, exigió a José Eligio que le devolviera la daga que le había dado en la cantina de Juan Vélez, Alvarado entregó el arma a Agustín Jaime, rápido escondió la daga entre sus ropas, pero no así la pistola, todo esto antes de la llegada de los oficiales de la policía montada.

12:40 P.M.

Cuando los gendarmes arribaron a la esquina, el cabo Pedro Arredondo se apeó de su caballo, de manera rápida pudo quitar la pistola a Agustín Jaime que la tenía en mano y se la pasó a Manuel Cardona, que ya había desmontado y sostenía las riendas de los caballos con una de las manos. Una vez que desarmó a Jaime, Arredondo inquirió a los jóvenes: “¿Por qué se están peleando, muchachos?”.

Se acercó a José Eligio invitándolo para que se fuera a su casa. Es probable que por el estado que se encontraba, Agustín Jaime no escuchó o no entendió lo que Arredondo dijo a Alvarado.

Agustín Jaime encorajinado dijo: “Que se lo llevan pura chin...”, en voz alta se dirigió a Arredondo “No me desarmas tú, ni otro mejorcito que tú, hijo de la chin..., traigo con que quererte” se llevó la mano a la cintura, desenvainó la daga y con voz amenazante, expresó a Arredondo: “Ya me desarmastes, (sic), hijo de tu chin... mad..., pero te voy a matar, porque tú no eres quien me lleva preso ni quien me desarma.”.

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Irradiado de furia, Jaime se abalanzó sobre el cabo Arredondo, intentando apuñalarlo. Arredondo se echó para atrás para esquivar los golpes mortales, Jaime, con la daga en mano, no cesaba en su intento, logrando hacer una cortada en el chaquetín del policía a la altura del corazón, de manera presurosa Arredondo seguía dando pasos para atrás, en el cruce de las calles de Múzquiz y Matamoros, instintivamente y movido por su deseo de sobrevivir, Arredondo sacó su pistola y disparó contra Agustín Jaime, segundos después, Jaime cayó al suelo.

El agente de policía Manuel Cardona se acercó con cautela al cuerpo inerte de Agustín Jaime, decidido a quitarle la daga que aún empuñaba. Pero en un último y desesperado acto de resistencia, Agustín Jaime, con las fuerzas que le quedaban, logró mover el brazo y cortó el pulgar de la mano de Cardona. Presa del pánico, José Eligio Alvarado al ver el cuerpo de su amigo en el suelo, se echó a correr, el agente de policía Cardona se percató de la huida de Alvarado, montó su caballo y justo en la intersección de las calles Múzquiz y Centenario, Cardona logró alcanzarlo y remitirlo a la comandancia de policía.

$!Una placa deja constancia del famoso recorrido de Agustín Jaime.

12:45 P.M.

En el cruce de las calles Matamoros y Múzquiz, una multitud seguía congregándose. En el suelo yacía Agustín Jaime ligeramente de costado sobre su mano derecha, que seguía sosteniendo la daga y con las rodillas a medio encoger. Pedro Arredondo, en medio del creciente caos, montó su caballo y con el peso de los acontecimientos sobre sus hombros, cabalgó hacia la comandancia de policía a entregarse.

13:00 P. M.

Pedro Arredondo de treinta y tres años, originario de Concepción del Oro, Zacatecas, casado y con nueve años en la policía, entregó a su superior la pistola con la que disparó a Agustín Jaime. Explicó que había disparado sin saber en qué parte del cuerpo había impactado la bala. Luego, ante el Agente del Ministerio Público, rindió su declaración y quedó detenido.

13:30 P. M.

El cuerpo de Agustín Jaime es llevado al anfiteatro del Hospital Civil. Este nosocomio fue primero el Hospital San Vicente de Paul, estuvo ubicado en la calzada Centenario, hoy Antonio Narro.

14:00 P. M.

Los médicos cirujanos Enrique Gómez y Antonio M. Zertuche certificaron haber examinado el cuerpo de un individuo masculino identificado como Agustín Jaime. Según el informe, el fallecido tenía aproximadamente 18 años, de complexión robusta, piel morena, cabello negro, y una estatura de 1.76 metros. Durante la inspección externa, se observó una herida que, al parecer, fue causada por un proyectil de arma de fuego.

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El orificio de entrada, de aproximadamente seis milímetros de diámetro, se encontraba en la región mamaria izquierda. Esta lesión fue penetrante en el tórax, con alta probabilidad de haber afectado tanto el corazón como el lóbulo superior del pulmón izquierdo. Según el dictamen médico, esta lesión fue la causa directa de la muerte.

26 de diciembre 1931

09:30 A. M.

El Agente del Ministerio Público ordenó la consignación de Pedro Arredondo a la Penitenciaría del Estado, por su presunta responsabilidad en el homicidio de Agustín Jaime.

28 de diciembre de 1931

S/H

José Eligio Alvarado se presentó ante el juzgado para ampliar su declaración, aportando información que no había mencionado antes. Señaló que no estaba de acuerdo con lo declarado por otros testigos y afirmó: “No estábamos peleando, solo estábamos jugando. Juan Barrios interpretó mal lo que vio y llamó a la policía por el escándalo, porque momentos antes nos oyó cantar ‘De qué presumes, mujer indina’, y también escuchó los gritos que lanzamos antes y después de cantar. La falta de costumbre de emborracharse pudo haber causado una sobreexcitación nerviosa, llevándolos a escandalizar bastante.”

EL EXCESO FUE PROBABLEMENTE LA CAUSA Y NO POR ENAMORADO

Dicho por médicos, la ingesta en exceso de mezcal hace que el cuerpo pueda perder rápidamente la capacidad de controlar sus funciones motoras y cognitivas. Afecta al cerebro, disminuyendo la capacidad de juicio y coordinación, lo que puede llevar a una pérdida de control sobre las propias acciones.

Este estado de embriaguez extrema no solo aumenta el riesgo de accidentes y comportamientos peligrosos, sino que también puede desencadenar conductas erráticas e impredecibles, donde la persona actúa de manera impulsiva o agresiva.

19 de marzo de 1932.

Un dueto de músicos locales interpretó por primera vez el corrido en la tradicional fiesta de la localidad de San José de los Cerritos, localizado atrás de la Sierra de Zapalinamé.

José Eligio Alvarado, es el autor del famoso corrido de Agustín Jaime, sí, el amigo cercano de Agustín Jaime, el que corrió despavorido al ver caer a Agustín Jaime y quien estuvo en las últimas horas la mañana de la Navidad de 1931. A pesar de haber estado presente en los sucesos, Alvarado decidió cambiar las circunstancias y el contexto del corrido.

4 de octubre de 1932

El acusado Pedro Arredondo, según las actuaciones judiciales, obró en legítima defensa de su vida e integridad personal, no obstante, permaneció en prisión durante diez meses, el tiempo que duró el proceso judicial. El juez determinó finalmente, que la actuación de Arredondo fue en legítima defensa. Así, Arredondo recuperó su libertad.

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Debido a la naturaleza del caso, se abrió de manera automática una revisión en segunda instancia ante el Tribunal Superior de Justicia, (apelación), pero la resolución original del juez (a quo) fue confirmada por el tribunal de alzada (ad quem), por lo que un año después, 1933, Pedro Arredondo fue absuelto en forma definitiva. saltillo1900@gmail.com

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