Emilio Carranza Rodríguez: el mártir del cielo

Coahuila
/ 31 julio 2022

El sobrino nieto de quien fuera presidente, Venustiano Carranza, vivió 22 años, pero con intensidad, tanta que se ganó el mote del ‘Lindbergh de México’, por la hazaña aérea que lo inmortalizó y le costó la vida.

Para muchos y sobre todo para las nuevas generaciones, el nombre de Emilio Carranza es solo una calle en el poniente de la ciudad, para otros una estatua de bronce que se encuentra en el aeropuerto Plan de Guadalupe, por la que deducen que fue un piloto aviador y para quienes conocen algo de la historia de Saltillo, fue un joven de grandes hazañas.

AVIADOR PIONERO

El capitán Emilio Carranza Rodríguez fue un destacado aviador y héroe nacional, apodado el “Lindbergh de México”. Reconocido por establecer una serie de récords de aviación. En 1927 realizó el primer vuelo sin escalas de mil doscientas millas desde la Ciudad de México a Ciudad Juárez. Con veintidós años, el 24 y 25 de mayo de 1928, estableció el récord del tercer vuelo más largo en solitario y sin escalas, voló tres mil kilómetros desde San Diego, California a la Ciudad de México en 18 horas.

LOS CARRANZA

Emilio Carranza nació en la Villa de Ramos Arizpe, Coahuila el 9 de diciembre de 1906, sus padres don Sebastián Carranza Cepeda y doña María Rodríguez. El abuelo paterno fue Sebastián Carranza, hermano de Venustiano, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y después Presidente de la República.

En los inicios de la Revolución Mexicana, la familia Carranza Rodríguez se estableció en la ciudad de El Paso, Texas. En 1917, cuando Venustiano Carranza ocupó la primera magistratura del país, la familia regresó a establecerse en la ciudad de México.

Emilio Carranza de 12 años de edad, visitaba todos los días los campos de Balbuena, donde su tío Alberto Salinas Carranza era director de la escuela de aviación y los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas.

De espíritu inquieto y muy curioso, solía preguntar a pilotos, y mecánicos toda clase de cuestiones sobre aviones, no perdía el más mínimo detalle.

ESTUDIANTE BRILLANTE

Tuvieron que pasar varios años para que Emilio pudiera ingresar a la Escuela de Aviación Militar. En mayo de 1920 don Venustiano Carranza fue asesinado, la familia tuvo que regresar de nuevo a los Estados Unidos, ahora a San Antonio, donde Emilio completó sus estudios.

En 1923 cuando las cosas se calmaron, Emilio Carranza volvió a México para ingresar a la Escuela Militar de Aeronáutica. En sus estudios teóricos y prácticos siempre se distinguió por ser aplicado, puntual y sobre todo disciplinado.

Uno de sus maestros comentó sobre Emilio: “Cierto día me encontraba aplicando un examen, a los pocos minutos de haber repartido las hojas, Emilio Carranza se levantó de lugar y le pregunté, ¿Hay algo que no entendió o no está claro el examen? Emilio muy seguro contestó, no, todo bien, ya terminé, rápidamente me puse a revisar las respuestas del examen, todas las respuestas eran correctas, logró un cien perfecto”.

El 14 de enero de 1926 recibió el título de Teniente Piloto Aviador de la Fuerza Aérea Mexicana.

SUEÑOS DE GRANDEZA

Su espíritu por destacar no tenía límites, Emilio Carranza rescató el avión de fabricación nacional Quetzalcóatl, un armatoste de madera de más de 800 kilos llamado El Tololoche.

Él mismo supervisó las reparaciones para ponerlo de nuevo en el cielo, lo bautizó con el nombre de “Coahuila”. Después de ciertas pruebas, el piloto se reportó listo para realizar un vuelo sin escalas desde la Ciudad de México a Ciudad Juárez. El viernes dos de julio de 1927 a las 5:50 de la mañana el avión despegó del campo de Balbuena, a las 16:48 el avión Coahuila llegó a su destino.

Al estar en Ciudad Juárez, Chihuahua, coincidió con la llegada a El Paso, Texas de Charles Lindbergh, quien se encontraba en una gira de promoción por cuenta de la fundación Guggenheim.

Las autoridades de la vecina ciudad fronteriza invitaron a Carranza a la recepción en honor de Lindbergh, ese fue el primer encuentro, poco después el Águila Solitaria y Carranza coincidirían en la Ciudad de México.

DEVOLVER EL GESTO, UNA INICIATIVA QUE PROSPERÓ

En el año 1928 el periódico de circulación nacional Excélsior, promovió entre sus lectores, la idea de que un piloto mexicano realizara un vuelo de buena voluntad entre las capitales de México y Estados Unidos, para así devolver el gesto que había realizado Lindbergh el 14 de diciembre de 1927.

La idea del diario tuvo tal éxito que se reunieron los fondos para comprar un avión igual al del Lindbergh, Emilio Carranza fue el elegido para realizar dicho vuelo.

Cuando estuvo listo el avión, fue bautizado con el nombre de México Excélsior. El día 24 de mayo de 1928, a las 15:20 horas, salió de San Diego rumbo a la ciudad de México donde aterrizó al día siguiente a las 12:06. La recepción de Carranza la encabezó el Presidente de la República Plutarco Elías Calles.

DETALLES DE LA HAZAÑA

El día 11 de junio de 1928 cuando el reloj marcó las 8:08, Emilio Carranza despegó rumbo a Washington. Durante el vuelo, Carranza tuvo que enfrentar muchos problemas a causa del mal tiempo, la densa niebla dificultaba checar la posición y corregir la deriva, ya que no tenía la referencia visual del terreno. A las 3:30 de la madrugada, una fuerte tormenta lo obligó a descender de emergencia y aterrizar en un pueblo llamado Mooresville, Carolina del Norte, a 300 millas de Washington.

LA GLORIA

El 12 de junio recobró el vuelo, a la 1:50 p.m., Carranza salió del pequeño pueblo de Carolina del Norte hacia la capital de Estados Unidos, donde aterrizó en el campo Bolling, quince minutos después de las cinco de la tarde. Fue recibido con grandes honores por parte de las autoridades y vitoreado por la muchedumbre.

Los honores siguieron para Carranza, fue llevado al Cementerio Nacional de Arlington, Virginia, donde colocó una ofrenda floral ante la tumba del soldado desconocido, después conducido a la prestigiosa academia militar de West Point, donde pasó revista a los cadetes y recibió una condecoración. Es el único militar mexicano en recibir dicha distinción hasta la fecha.

Salió de Washington con destino a Nueva York. Aterrizó en el campo Mitchel, previamente había planeado volar sin escalas desde la Gran Manzana hasta la ciudad de México. En Nueva York, Emilio Carranza fue objeto de múltiples homenajes. Hubo de aplazar tres veces su salida debido a las inclemencias del tiempo.

Fue entonces que Emilio Carranza recibió un telegrama por parte del secretario de Guerra y Marina, el general Joaquín Amaro. El contundente mensaje decía: “Regrese inmediatamente, su hombría quedará en duda”. Debido al mal tiempo, pilotos y meteorólogos sugirieron a Carranza aplazar el vuelo.

MANDO MILITAR LO MANDÓ A LA MUERTE

Carranza acató la orden de su superior y el avión México Excélsior despegó a las 07:28 horas del 12 de julio de 1928. Desde su partida se topó con una feroz tormenta, sin visibilidad y con potentes descargas eléctricas. En un bosque de pinos de Mount Holly, New Jersey, sobrevino la tragedia.

Lugareños acudieron al lugar del impacto, encontraron el avión destrozado y a Emilio Carranza sin vida. Al bajar el cuerpo del avión, se encontró en uno de sus bolsillos el telegrama que lo pasaportó al encuentro con la muerte.

Al poco tiempo el gobernador Nazario Ortiz Garza erigió un monumento al piloto ramosarizpense, la estatua fue movida varias veces de lugar. Por años estuvo olvidada irónicamente a las afueras de la estación del ferrocarril. Hoy se encuentra en el aeropuerto de Ramos Arizpe.

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

Ininterrumpidamente desde hace noventa y cinco años, la Legión Americana número 11, de Mount Holly, New Jersey celebra un homenaje póstumo en memoria del Capitán Piloto Aviador Emilio Carranza, del que casi nadie en su tierra le dedica un recuerdo. saltillo1900@gmail.com

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