Flores, membrillos y cajetas; la extinta cultura de la siembra en Saltillo

Al pensar en las colonias “La Landín” y “Guayulera”, pueden invadir nuestra mente muchas cosas, pero ¿alguna vez habías imaginado que existían campos de flores, frutas y talleres de cajeta?

Hace años en Saltillo, kilómetros de flores cubrían los terrosos suelos que se encontraban alrededor de lo que hoy se conoce como el arroyo de la colonia. Antecedentes prehispánicos y una cultura que encontramos sólo en recuerdos; es por eso que el catedrático investigador, Carlos Recio, nos contó al respecto.

“Para entender el porqué existieron los campos de flores en Saltillo, es importante que sepamos el hecho de que la cultura de la plantación vino con los Tlaxcaltecas que ayudaron a los españoles con los actos de conquista, comenzando ahí los plantíos presentes hasta finales del siglo XX”, expresó Carlos.

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Entre lo contado por el investigador, se encuentra el hecho de que, en un principio, los españoles no mostraban interés en el sembrar árboles o flores, fue por eso que las plantaciones se encontraban al poniente de la ciudad, ya que ese representó el lado tlaxcalteca de la ciudad.

“En su momento, el lado tlaxcalteca abarcaba desde la calle de Allende, hasta el Puente Moreno, y desde lo que hoy es la escuela Antonio Narro hasta más o menos lo que hoy es el arroyo de la Guayulera, todo eso era abarcado por poblaciones de pequeñas chozas que a sus alrededores tenían huertas y plantíos”.

El investigador explicó que la principal razón por la que esta clase de siembras crecían es debido a que se encontraban justo al lado de un antiguo arroyo que bajaba desde el ejido “La Encantada”, motivo por el que algunas personas lo llamaban así.

Contó que la siembra no solo daba flores, debido a que los terrenos del poniente de la ciudad permitían que crecieran frutos, vegetales y hortalizas, como lo eran los chiles, manzanas, membrillos, e incluso repollo y lechuguillas.

El maestro afirmó que todos estos productos eran llevados a un centro de comercio, que a día de hoy sigue siendo muy popular en la ciudad, explicando que “lo que hoy es el Teatro García Carrillo, La Plaza Acuña y El Mercado Juárez, eran el centro popular donde se comercializaban las flores”.

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Mismas que, según lo dicho por el entrevistado, iniciaron con el precedente histórico en la ciudad de llevar adornos florales al templo de veneración, que se encontraba en el Santuario de Guadalupe.

Carlos señaló que según los testimonios de personas que vivieron durante la época, al bajar por lo que hoy conocemos como la calle prolongación Emilio Carranza, el aire se encontraba perfumado por la fruta combinada con el azúcar, mismas que eran utilizadas para hacer cajeta que se exportaba a diferentes partes del país.

Sin embargo, así como todo, la cultura de las flores y las siembras de Saltillo tuvieron que llegar a su fin. La industria, la mancha urbana y la necesidad de trabajo, orilló a campesinos y gobernantes a cambiar de hábitos.

“Con el tiempo fueron llegando más y más industrias a la ciudad, es por eso que el gobierno optó por realizar excavaciones, con el fin de desviar el agua de los centros de desarrollo automovilístico, dejando sin agua a los centros de siembra”, acusó.

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Tras dar un vistazo al pasado, el maestro Carlos Recio invitó a no perder la identidad saltillense, recordar que ese paso de agua podría ser un proyecto ambicioso, como lo podría ser un parque al borde del mismo, ya que “la gente necesita salir de la rutina de vez en cuando y un proyecto como este podría ayudar al mismo tiempo que reafirma nuestra identidad”.