Fortalecer sin perder el alma: sostenibilidad para las Organizaciones de la Sociedad Civil

La sostenibilidad no solo se mide en fondos, sino en la capacidad de una organización para mantenerse fiel a su misión mientras mejora la vida de quienes atiende. Esta fue la premisa central de la charla impartida en el Tec de Monterrey, campus Saltillo.

¿Cómo logran sobrevivir, crecer y mantener su impacto las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) en un entorno cada vez más exigente? Esa fue la pregunta que guió la charla “El camino hacia la sostenibilidad de las OSC”, impartida en el Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Saltillo, por el especialista Julio Domínguez Padilla, quien ha acompañado a más de 800 organizaciones en procesos de fortalecimiento institucional.

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Con una trayectoria de más de 20 años en el sector, Domínguez subrayó que el mayor reto no es conseguir financiamiento, sino lograr que una organización tenga la capacidad de sostenerse en el tiempo sin perder el rumbo. “La sostenibilidad no es un tema ambiental, sino la posibilidad de seguir cumpliendo nuestra misión social durante muchos años”, explicó.

Durante su exposición, compartió cifras obtenidas de un estudio realizado en 2022 con organizaciones del estado de Chihuahua, como ejemplo de cómo el fortalecimiento institucional puede medirse con indicadores concretos. En dicho análisis, la sostenibilidad financiera apenas alcanzó un promedio de 50.4 puntos sobre 100, y el manejo de recursos humanos se situó en 47 puntos, mientras que infraestructura y gobernanza mostraron mejores resultados, con puntuaciones cercanas a los 80. Aunque los datos no corresponden a Coahuila, se plantearon como espejo útil para detectar áreas de oportunidad en las OSC locales.

Entre los retos destacados se encuentra la alta dependencia de recursos externos —de fundaciones, empresas o gobierno— que vuelve vulnerables a muchas organizaciones. También, el creciente número de OSC que compiten por fondos cada vez más acotados, y el cambio en las prioridades de financiamiento, que hoy se inclina hacia juventudes, mujeres y salud mental, dejando en segundo plano a poblaciones como las personas mayores. “Cada vez cuesta más conseguir fondos para ciertos grupos. Las prioridades cambian y hay que saber adaptarse”, apuntó Domínguez.

El especialista también hizo énfasis en que muchas organizaciones se enfocan en contar cuántas personas atienden, pero no en medir qué cambió en sus vidas. Esta falta de evaluación de impacto limita su acceso a convocatorias actuales. A eso se suma la desconfianza de algunos sectores de la población hacia las OSC, lo cual, reconoció, en parte se debe a malas prácticas de unas cuantas. “Por una que hace algo mal, se nos imponen candados a todas”, dijo.

Uno de los principales llamados fue a dejar de pensar solo en donativos y comenzar a generar ingresos propios. “Estamos más acostumbrados a pedir dinero que a buscar estrategias para generarlo”, advirtió, al compartir casos de éxito donde las OSC han logrado sostenerse con eventos comunitarios, cuotas de recuperación, venta de servicios o consultorías. Estos ingresos, al no estar etiquetados, brindan mayor autonomía y capacidad de decisión.

A lo largo de la charla, compartió un camino concreto para transitar hacia la sostenibilidad institucional: fortalecer la filosofía interna, tener un modelo de atención definido, profesionalizar los equipos de trabajo, establecer sistemas de monitoreo y evaluación, y diversificar las fuentes de ingreso. Este proceso, aseguró, tiene un impacto directo en la calidad de vida de las personas beneficiarias. “Entre más sólida sea tu organización, mayor será tu capacidad de transformar vidas”, afirmó.

Aunque gran parte de los ejemplos presentados provienen de experiencias en otros estados, Domínguez subrayó que Coahuila tiene condiciones valiosas para detonar el crecimiento de sus OSC. Entre ellas, el creciente interés de las nuevas generaciones por involucrarse en causas sociales, así como el inicio de fondos estatales que podrían convertirse en un parteaguas. También destacó que, en el estado, existen organizaciones con décadas de trabajo sostenidas por la participación de sus comunidades, lo que demuestra que la sostenibilidad desde lo local es posible.

Finalmente, alentó a las organizaciones a profesionalizarse sin perder el alma, y a explorar nuevas vías de financiamiento, incluidas plataformas digitales y esquemas más innovadores de vinculación con empresas. “Estoy convencido de que este estado tiene organizaciones sólidas que pueden crecer aún más. Y cuando eso suceda, lo vamos a ver reflejado en la vida de las personas a las que servimos”, concluyó.