Gente de Saltillo: Benjamín Martínez, el hombre que talló ‘Las ranas de la alameda’

Egresado de la Escuela de Artes Plásticas de la UAdeC, con posgrados en universidades en Estados Unidos y, además, Benjamín Martínez fue el responsable de los árboles tallados en la Alameda de Saltillo.

Comenzando el 5 de mayo del 2004 y terminando el 4 de mayo del 2005, fue el periodo de tiempo en el que se llevó a cabo este proceso artístico que no sólo dejaría imágenes icónicas en el corazón de Saltillo, sino, que colocaría a la ciudad en el mapa nacional e internacional

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El proyecto se presentó durante la gestión de Humberto Moreira como alcalde y, a modo de prueba, le brindaron la oportunidad de tallar el que la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro Oficial registró como “el árbol más antiguo de la Alameda”.

“Cando me dijeron que comenzara con ese árbol, yo encantado hasta que me di cuenta de que era un mezquite, el cual tiene las fibras encontradas y para tallarlo fue todo un reto, a día de hoy me duele el mango del brazo, pero vale la pena por el regalo que le dejé a la ciudad”, expresó Benjamín.

Señala que una vez comenzó el proceso, gente de diferentes partes del mundo, como Venezuela, Japón, entre otros países, llegaban a las inmediaciones del parque sólo para ver como se estaba realizando el proceso de tallado.

Éste inició temprano en la mañana, de siete a siete, jornada que el artista llevaba a cabo en el proyecto, quien comenzaba a tallar puntual, mientras, al unísono, era acompañado por el canto de las cotorras serranas.

Bajo la talla directa y trabajando con el mazo como herramienta principal, fabricado con la parte alta del mezquite que fue tallado en primer lugar, es como arrancó con el golpeteo; así, en el paso de un año, formó las piezas únicas que ahora habitan en el corazón de Saltillo.

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En total fueron cuatro piezas talladas; la primera se tituló “Alegoría Infantil”, y fueron creadas en referencia a las tardes que el autor pasó durante su infancia y adolescencia, recordando sus tardes como estudiante de la Alameda.

Enseguida, “Infancia Robada”, que se encontraba frente al área de juegos, haciendo una analogía a dos niñas que día a día tenían que acudir a esa zona a vender, lo que les impedía jugar.

También existió la obra “Faunos”, misma que dentro de sí plasmaba dos osos, que según el autor declaró, en tiempos anteriores, se encontraban en la Alameda y era posible que visitaran los transeúntes.

Y la más conocida, la obra de las “Ranas”, que representan la superación, mostrando a dichos anfibios en bajo relieve, a un paso de estar en alto relieve, saliendo de su zona de confort.

Esta obra, al día de hoy, se encuentra en estado de deterioro e incluso con parte del tronco despegado de la raíz, por lo que el artista encargado aseveró que “si dura dos años más estaría contentísimo, pero no estoy seguro de que eso vaya a pasar”.

En su momento, VANGUARDIA comenzó a realizar un seguimiento del procedimiento que se estaba llevando a cabo en el lugar y, un año después de terminadas las obras, se le abrieran diferentes puertas al autor.

Al terminar el proyecto, Benjamín fue invitado a un internado de artistas en Vermont, Estados Unidos, mismo que sería el inicio de una carrera académica de reconocimiento a nivel internacional.

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Cuando concluyó su estancia en el Estado de Vermont, fue invitado por la Universidad de Texas A&M, para hacer una maestría con relación al desarrollo de las artes, dónde propuso proyectos de recuperación similares a los efectuados en la cuna del sarape.

Tras terminar su estancia en la Universidad de Texas A&M, la Universidad de Texas del Valle del Río Grande, le hizo una invitación para que continuara sus estudios de grado doctoral en la misma.

Después, se le ofreció la coordinación de un proyecto dentro de la misma institución, donde colabora como Curador en Jefe y docente. Esto le abrió las puertas a participar en diferentes trabajos, como lo fue el de la Basílica de Nuestra Señora de San Juan del Valle, Texas.

Benjamín expresó un mensaje a los lectores de esta casa editorial, invitándoles “a prestar atención en los detalles”, y alejarnos de los medios electrónicos para lograrlo.

“A día de hoy todo es tecnología, no nos estamos dando cuenta de todo lo que nos rodea, mientras no percibamos las cosas que nos da la vida, aparte de perdernos de esos detalles, nos estamos perdiendo a nosotros mismos”.