Gloria Tobón, la mujer que dio luz al problema del agua en Saltillo

Apenas iba a pasar el mediodía del sábado 18 de noviembre, cuando la noticia de la muerte de Gloria Tobón empezó a abrirse espacio en los medios de comunicación de Saltillo.

Para su familia, es una pérdida irreparable; para los conocidos, un profundo dolor. Pero esta pérdida trastoca a todos. Los saltillenses, los que no la conocieron, hoy también sufrieron una pérdida.

Gloria trajo para esta comunidad el problema del agua, de la calidad, y con ello emprendió una intensa lucha contra la privatización del manejo y la sobreexplotación de los acuíferos.

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Aunque era una mujer seria, cuando se le tocaba el tema del agua no paraba de hablar. Bastaban 15 minutos de plática para entender que había una crisis hídrica y caer en cuenta de la pasividad colectiva que hemos tenido ante el tema.

Fue protagonista de innumerables perfiles, crónicas y reportajes especializados sobre el tratamiento del agua.

Ella trajo a los reflectores no solo la sobreexplotación de acuíferos, sino los altos costos en la contratación, la condescendencia de las autoridades, la pasividad de la sociedad y los problemas de la calidad del agua a causa de esta crisis hídrica.

Y si para hablar de ello había que hablar de malas administraciones municipales, estatales o nacionales, lo hacía sin temor ni condescendencia.

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Se dice que los nombres son parte de nuestra identidad y marcan el sentido de la vida, pues se ponen con una intención o aspiración. Desconocemos cuál sería la motivación de sus padres para darle el nombre de Gloria, pero sabemos que sus acciones se emparejaron con su significado.

SIEMPRE A CONTRACORRIENTE, ESTUDIÓ INGENIERÍA CIVIL

De origen colombiano, Gloria Tobón nació en Medellín a mediados del siglo XX. Su padre estuvo presente en su vida hasta los diez años. Falleció de cáncer. Se sabe que fue un hombre reconocido por simpatizar con las causas sociales de la época. Su madre, Gloria Echeverri, fue fotógrafa.

Desde joven, Gloria Tobón caminó a contracorriente. Estudió ingeniería civil en esa época en que las mujeres no se animaban a estudiar ingenierías. Si era difícil que una mujer entrara a la universidad, se requería el doble de fortaleza para entrar y sobresalir en un campo donde prevalecían los hombres.

Llevó hasta los niveles más altos su educación. Tras la ingeniería, obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller para estudiar en la Universidad de Cornell en Nueva York, considerada una de las más importantes de Estados Unidos. Estudió la maestría en Física.

Ahí conoció a su esposo, Rodolfo Garza, quien estudiaba una maestría.

Eran tiempos en que igual se encontraban grandes pensadores de los derechos civiles y al mismo tiempo se podían ver en algunos pueblos de Texas letreros para informar que no se permitía el ingreso de perros, negros ni mexicanos.

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MUCHAS DE SUS CITAS FUERON EN MANIFESTACIONES Y PROTESTAS

Gloria y Rodolfo quedaron fascinados con las ideas de Martin Luther King, Malcolm X y Bobby Kennedy a quienes habían conocido en conferencias organizadas por la propia Universidad.

Muchas de sus citas fueron en manifestaciones y protestas en contra de la discriminación racial.

Pasados sus años de estudiantes, se casaron y posteriormente se mudaron para realizar un doctorado en físico-química, especializada en todo lo que tiene que ver con desalación, tratamiento y aprovechamiento del agua, por el Instituto Weizmann de Ciencias de Israel, uno de los centros de investigación más importantes del mundo.

Su esposo Rodolfo estudió fisiología vegetal, también en Israel.

Su estancia se extendió por poco más de seis años junto a sus pequeños hijos.

La siguiente parada fue Saltillo, de donde es originario su esposo. Aquí trabajó en el Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA). Al ver que las cosas iban lentas, decidió renunciar y convertirse en consultora en el tema de tratamiento del agua.

Uno de los logros más importantes fue para la compañía General Motors, que obtuvo en Estocolmo, Suecia, un reconocimiento internacional por el manejo eficiente del agua. En la comunidad saltillense, al ver los graves problemas, formó la Asociación de Usuarios de Aguas de Saltillo (AUAS), junto a 30 ciudadanos más.

Aunque tuvieron altas y bajas, la asociación permanece y son los encargados de dar luz a los problemas hídricos. Han emprendido batallas legales para que pueda salvaguardarse el derecho al agua.

CAMPAÑAS DE DESPRESTIGIO

Eso le ha provocado campañas de desprestigio por parte de empresarios y funcionarios públicos, de las cuales salió triunfante. No solo la razón ha estado de su lado, sino las quejas de derechos humanos que interpuso.

Gracias a Gloria Tobón, instituciones del manejo del agua han tenido que responder sobre cuestionamientos relacionados con la asignación irregular de concesiones de agua, los niveles de los mantos acuíferos y los estudios sobre la calidad.

Para los que tuvieron la fortuna de compartir su vida con ella, les quedará el tiempo vivido y las batallas ganadas; para quienes la conocieron, les quedará un sentimiento de agradecimiento por dedicar su paso por Saltillo a la lucha por la calidad de vida.

Su existencia en esas tierras serranas también marca a quienes no la conocieron, pero gozarán de los frutos de su lucha por el acceso al agua.