La ajetreada historia de las estatuas móviles de Saltillo

Coahuila
/ 31 octubre 2021

Solo basta dar un recorrido por el centro de la ciudad, para ver estas efigies que tienen una historia que contar

Las estatuas son elementos presentes en la mayoría de las culturas y si bien la estatua está asociada a la inmovilidad, esta regla se rompe en Saltillo. Desde la primera estatua aparecida y varias más han cambiado de su lugar original.

HIDALGO VIAJERO

Es casi seguro que la primera estatua de bronce de la ciudad sea la del “Padre de la Patria”. Obra promovida por la Junta Patriótica de la ciudad. Fue develada el 16 de septiembre de 1896. Estuvo ubicada en la plaza Hidalgo, frente al desaparecido Teatro Acuña, en Abbot entre Allende y Padre Flores. Años después, efigie y pedestal fueron trasladados a Monclova y donde estuvo la estatua se construyó el Teatro García Carrillo.

ZARAGOZA CABALGANTE

La segunda estatua de bronce de la ciudad es la dedicada al general Ignacio Zaragoza. Obra del escultor Jesús F. Contreras. Fue inaugurada el 5 de mayo de 1897. La figura ecuestre fue colocada inicialmente sobre la calle Cuauhtémoc, donde empieza la calzada Madero, frente al Jardín Zaragoza, conocido también como Alameda vieja. Años más tarde se recorrió unos metros hacia el oriente para quedar dentro de la actual Alameda Zaragoza.

Simultáneamente Jesus Contreras elaboró una segunda estatua de Zaragoza para la ciudad de Puebla. Por su gran similitud con la de Saltillo, se consideran estatuas gemelas.

JUÁREZ ENCONTRÓ SU CASA

Para conmemorar el Centenario del Natalicio de Benito Juárez, en 1906 el Gobierno del Estado erigió una estatua al Benemérito de las Américas. Fue develada frente a la puerta principal del Mercado Juárez, después fue llevada a la Alameda Zaragoza, años más tarde la cambiaron a la plaza San Francisco, la estatua peregrinó como si se tratara de la itinerante presidencia del mismo Juárez. En 1977 fue puesta en el patio de la casona donde vivió el Presidente Juárez cuando estuvo en Saltillo en 1864, hoy Recinto de Juárez.

JUAN ANTONIO DE LA
FUENTE, DE REGRESO A CASA

En 1910, para festejar el centenario de la iniciación de la Independencia de México, Gobierno, pueblo y la sociedad de alumnos del Ateneo Fuente mandaron hacer una estatua de mármol del destacado abogado, político y diplomático; la manufactura corrió a cargo de una afamada casa artística italiana de la ciudad de México. La blanca figura estuvo por 25 años bajo la sombra de álamos y fresnos en donde hoy se encuentra el obelisco dedicado a los Niños Héroes en la Alameda Zaragoza. Para 1935 fue llevada a la explanada del nuevo edificio del Ateneo Fuente en el bulevar Constitución y salida a Piedras Negras; hoy Venustiano Carranza y en la Avenida Universidad.

ACUÑA, AHÍ VA Y AHÍ VIENE

En 1916 el Gobierno de Coahuila develó la colosal obra, esculpida por el insigne escultor hidrocálido Jesús F. Conteras; el monumento dedicado al vate Manuel Acuña Narro, está hecho en mármol de Carrara, conocido también como Ángel de Acuña, se colocó en el centro del Jardín Acuña, tiempo después se ordenó ponerlo en el Lago República de la Alameda Zaragoza, donde permaneció por un buen número de años. En la administración municipal de Manuel López Villarreal, regresó de nueva cuenta a la ahora llamada Plaza Acuña. Por razones de seguridad de la obra, es urgente y necesaria la reubicación de este monumento.

El tiempo ha cobrado factura a esta preciosa obra, ya es notable el deterioro. Me sumo al reiterado llamado que han hecho: expertos, la historiadora Esperanza Dávila Sota y el maestro Alejandro Pérez Cervantes, de cuidar el monumento más bello de la ciudad y dicho por muchos, debe estar resguardado dentro de un edificio público.

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