Por 15 años el ‘Tianguis Campesino de Economía Solidaria’ permite a la economía familiar del semidesierto comercializar sus saberes
Este es un ejemplo de cómo la universidad pública, en este caso la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, (UAAAN) puede influir positivamente, con acciones afirmativas en favor de la comunidad a la que pertenece.
Se llama “Tianguis Campesino de Economía Solidaria” y es un proyecto encabezado por el profesor investigador Homero Briones Amaya, a través del cual la UAAAN impulsa desde hace 15 años la promoción y venta de productos del desierto, en pro de los campesinos de este bioma de clima árido.
Un proyecto que se ha logrado teniendo como base la capacitación que lleva la UAAAN a los diferentes ejidos de la Región Sureste, sobre la elaboración de productos comestibles derivados del nopal, el maguey, la leche de vaca, el trigo y las plantas medicinales, así como de otros artículos.
“Es transmitir el conocimiento que genera la universidad al campo para impulsar su desarrollo”, dice Briones Amaya.
Este proyecto nació en 2008 y viene acompañando de diversos grupos de campesinas y campesinos de la Región Sureste de Coahuila, integrados en una red de economía solidaria.
El paso siguiente es la comercialización, en espacios púbicos de la ciudad, de estos productos, del rancho a la mesa de la gente que le gustan los productos de rancho.
Y el tianguis es el lugar común donde estos productores, provenientes de ejidos como El Mesteño, municipio de Parras, Pilar de Richardson y Narigua, de General Cepeda, San Miguel del Banco, San Francisco del Ejido,Las Mangas, Guadalupe Victoria, de Saltillo y El Cedrito, Arteaga, acuden a exponer y vender sus mercancías.
Comida campesina, como el cabrito y el asado, queso de vaca, microdosis de hierbas medicinales de los distintos territorios del desierto, productos naturales de higiene personal, como los champús y talcos de hierbas, tortillas de nopal, pinole, son entre otros algunos de los géneros que se ofertan en este mercado rural.
Como los que prepara y vende doña María Padrón Zapata, de San Miguel del Banco.
Don Martín Castillo, del ejido Las Mangas, se ha especializado en hacer miel de maguey que se usa para hacer pan, galletas, y hasta para combatir enfermedades respiratorias.
Hace casi dos años que La Narro impartió un curso sobre elaboración de microdosis a ocho campesinas del ejido Pilar de Richardson, en General Cepeda, con la intención de que aprovecharan las plantas medicinales típicas del sitio.
“Se les capacitó para que elaboraran microdosis. Antaño se curaba la gente con esas plantas y es una forma de retornar la medicina tradicional”, comenta Homero Briones.
Aracely Torres Vázquez es originaria del Mesteño, ejido de Parras, y ha traído al tianguis a vender pan de acero, totillas de nopal y tamales de maíz natural.
“Ya tenemos muchos años con el ingeniero Homero Briones apoyándonos, sin él creo que no estuviéramos aquí, porque faltaría el motorcito que nos mueve”, dice.
La idea, explica Homero Briones, el artífice de este proyecto, es que las familias del semidesierto mejoren sus ingresos y su economía familiar.
“Son ejidos de zonas marginadas, que viven en el semidesierto del país”, Briones.
Actualmente el Tianguis Campesino viene a Saltillo dos veces al año, pero las familias ya están en pláticas con la Confederación Nacional Campesina (CNC) para instalarse en su sede cada semana.
Y las autoridades ya les han ofrecido también un espacio en el Bosque Urbano.
Mermelada, vinagre, galletas, empanadas, pay, dulce, todo derivado del nopal, es la especialidad de la señora Modesta Moreno Rosales, del Cedrito, Arteaga.
“Lo que se ocupa es un lugar específico para vender los productos, eso es lo que estamos necesitando”, suelta.
Otro grupo de campesinas de Narigua se dedica a la hechura y venta de artesanías, playeras y gorras, con las figuras que hay en los petrograbados de esta importante zona arqueológica de Coahuila, con más de cinco mil años de antigüedad.
Lorena Gamboa, del ejido Jalpa, presume de ser todóloga, ella elabora champú, gel, pan de cocedor, tortillas, cajeta, manzana de dulce y en su tiempo libre borda.
“Queremos agradecer este espacio que nos brindan porque llevamos un extra a nuestro hogar. Siempre vendemos y siempre yo me voy sin nada”, dice Lorena.