La telefonía con hilos, tecnología cada vez más nostálgica
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En 1860 el alemán Philipp Reis inventó un rústico aparato al que denominó teléfono, palabra proveniente del griego, “hablar a lo lejos”. Años más tarde, en los Estados Unidos, curiosamente dos científicos trabajaron de manera simultánea e independiente, culminaron investigaciones sobre el viejo anhelo de un aparato que pudiera enlazar a dos personas y comunicarse directamente a viva voz y a distancia.
Alexander Graham Bell y Elisha Gray dieron a conocer casi de manera paralela la invención del teléfono. Durante poco tiempo cada uno de los inventores disfrutó la autoría. Después de un debate judicial, el invento del teléfono se adjudicó a Graham Bell.
EL CREADOR OFICIAL
Mientras se desempeñaba en Quebec, Canadá como maestro de sordomudos, el escocés Alexander Graham Bell inició investigaciones en 1871. El resultado se produjo el 6 de febrero de 1875, al registrar su primera patente, la cual tituló: Mejoramiento de transmisiones y receptores para telégrafos eléctricos. En menos de un año, el 14 de febrero de 1876, se le otorgó otra patente, bajo el nombre de: Mejora a la telegrafía.
Bell no cesó en perfeccionar sus inventos y continuó su trabajo con el propósito de corregir la transmisión de la voz humana. Cierto día, al estar en su laboratorio de la ciudad de Boston, el 10 de marzo de 1876, Thomas Watson ayudante de Bell, se le ocurrió aumentar la densidad de la pila eléctrica al agregar más ácido sulfúrico, parte del líquido se derramó y alcanzó a quemarle la pierna a Bell, de inmediato a través del teléfono, Bell emitió un mensaje hablado: “Señor Watson, venga aquí lo necesito”, Watson se encontraba en otra habitación, quedó asombrado por la claridad del mensaje, de inmediato respondió, “lo escucho”. La corta conversación, resultó ser un momento pionero en la historia de las telecomunicaciones.
LA TELEFONÍA EN MÉXICO
El 13 de marzo de 1878, se efectuó la primera llamada telefónica entre la Ciudad de México y la población de Tlalpan, ese día se logró una comunicación a una distancia de diez y seis kilómetros. Nueves meses después se estableció oficialmente el servicio telefónico al otorgársele un permiso a Alfred Westrup y compañía, para poner una red que uniera las seis comisarías de policía, la inspección general, la oficina del Gobernador de la Ciudad de México y el Misterio de Gobernación.
El presidente Porfirio Díaz utilizó la telefonía para dotar a la Secretaría de Guerra con aparatos telefónicos en todos los cuerpos de la guarnición, oficinas y edificios militares. Se instalaron líneas telefónicas directas en cada uno de los establecimientos del ramo, la central quedó en la propia Secretaría de Guerra.
En 1881 un empresario estadounidense de apellido Greenwood, recibió una concesión para instalar una red telefónica en la Ciudad de México, para lo cual fue necesario un extenso tendido de alambres a través de postes, lo que ocasionó una protesta pública entre los inconformes habitantes de la capital, manifestaron que los postes y alambrados perjudicaban el buen aspecto de la ciudad. Finalmente, tras explicárseles sobre la utilidad del nuevo aparato, se aceptó la instalación de la red telefónica.
En el año de 1883 la telefonía empezó a crecer, abarcaba varias ciudades del país, en ese año se realizó la primera conferencia telefónica internacional, entre la ciudad de Matamoros, Tamaulipas y la ciudad de Brownsville, Texas.
EN NUESTRA CIUDAD
En 1886 la ciudad de Saltillo contaba con no más de 100 teléfonos instalados de la Compañía Telegráfica Telefónica Mexicana del Norte. Entre los suscriptores destacaban algunos negocios, escuelas y pocos particulares, entre ellos: Agencia de publicaciones de Francisco Alvarez, Molino de Aragón de León Ramón, Ateneo Fuente, agencia de Singer, agente del ferrocarril, Ayuntamiento de Ramos Arizpe, Ayuntamiento de Arteaga, el mesón y molino de Belem, Ferretería de Hayes y Storey y Porth y Sieber, comandancia de policía entre otros varios.
Para 1904 se ofrecía servicio de larga distancia nacional a través de la red federal con algunos estados del norte del país. Un año más tarde se fundó la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, dos años después inició operaciones en México la L. M. Ericsson con 500 suscriptores en la ciudad de México.
A pesar de los altos costos de los teléfonos las suscripciones se multiplicaron, al punto que fue necesario actualizar las listas cada mes. Ambas telefónicas no estaban interconectadas, por lo que cada una contaba con su propia numeración y no podían comunicarse los suscriptores de una a la otra.
Para efectuar un enlace se marcaba a la central, se pedía el teléfono al que se quería conectar, por medio de clavijas la operadora efectuaba la conexión, el servicio automático de marcación, es decir marcar de número a número entro hasta finales de los años cincuenta.
EMPRESA PIONERA
El 23 de diciembre de 1947 fue creada la empresa Teléfonos de México (TELMEX), al fusionarse MEXTEL con la infraestructura y equipo de Ericsson. La telefonía seguía en manos extranjeras, bajo otra denominación. Tiempo después, el 20 de agosto de 1958 el Estado mexicano otorgó facilidades para que empresarios y usuarios del servicio adquirieran acciones de Teléfonos de México. Hoy en día todavía se pueden leer anuncios en los postes: COMPRO ACCIONES DE TELMEX.
Por la década de los años 60 se instalaron en todo el país casetas telefónicas públicas. Los aparatos funcionaban con una moneda de 20 centavos, aquellos con la pirámide del sol en el anverso, en los años 80 fueron sustituidas por una diminuta moneda de níquel con la efigie de Francisco I. Madero. Al hacer una llamada y contestar la moneda caía al interior del aparato, para cobrar la llamada, de ahí la popular frase le cayó el veinte.
Durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, con la política y argumento de crecimiento y modernización de los servicios de telecomunicaciones, el gobierno vendió la empresa de Telmex a Grupo Carso por mil 757.6 millones de dólares, con un 71% de las acciones, el Estado se quedó con el 25% y el 4% restante fue comprado por el Sindicato de Telefonistas.
Las cosas cambiaron con la llegada de la telefonía móvil. Se estima que en el país hay más de 100 millones de aparatos de telefonía celular. Los llamados teléfonos fijos o convencionales empezaron a perder popularidad en los hogares mexicanos. Se dejaron de imprimir los directorios y la sección amarilla, ya que resultaba más conveniente y barato consultar los números en Internet.
Con la rápida propagación de los teléfonos celulares se perdió la vieja costumbre de, al escuchar el timbre se corría hacía donde estaba instalado el teléfono, luego levantar el pesado auricular para decir, ¡¡¡Buenooo!!!
saltillo1900@gmail.com