‘Un satánico’, ‘un enfermo’, así describe mujer a hombre que mató a puñaladas a su hija
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CIUDAD FRONTERA, COAHUILA.- A Daniela Maldonado su madre la llora con rabia e impotencia, luego de haber sentido durante años el peligro que rodeaba a su hija, aunque nunca tuvo pruebas firmes, una denuncia o una confesión que confirmara sus temores.
Fue hasta que Daniela fue asesinada por Gilberto Castro, su pareja durante 13 años, que se hizo realidad lo que tanto tiempo temió.
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“Siempre le dije que tenía al diablo metido en su casa”, cuenta la madre con la voz quebrada. Recuerda que, aunque se lo advirtió muchas veces, su hija le respondía con una sonrisa: “Ay, mami, no te preocupes”.
MÁS DE UNA DÉCADA JUNTOS
Daniela, de 32 años al morir, había mantenido una relación con su agresor desde los 14 años, cuando lo conoció cursando el segundo año de secundaria. Fue su único novio, cuenta su familia.
Para su madre, sin embargo, siempre hubo señales. “Ese muchacho tenía algo oscuro. Su mente estaba enferma. Para mí, era como un satánico”, afirma con seguridad.
La mujer insiste en que su juicio no se basaba en prejuicios, sino en lo que veía en sus publicaciones en redes sociales. En Facebook, Gilberto se burlaba de Dios y publicaba comentarios ofensivos. Para la madre, esos mensajes eran un claro foco rojo, una señal de que su yerno no era una buena persona.
Y SIN EMBARGO, LA DUDA
Lo que la detenía era que Daniela nunca mostró signos evidentes de violencia. Para sus padres, su relación parecía normal y estable.
“Nunca se quejó. Nunca supimos que la tratara mal”, parecía una relación perfecta, dice, pero esa aparente perfección solo era la fachada de un silencio que terminó en tragedia.
EL DÍA DEL ASESINATO
El jueves 19 de junio, Daniela fue asesinada brutalmente a puñaladas por Gilberto, quien después huyó en su auto y se suicidó colgándose de un árbol.
El crimen se descubrió tras el hallazgo del cuerpo del agresor en el Ejido 8 de Enero, también en Frontera, Coahuila. Testigos indican que la pareja discutió la noche anterior, y que Gilberto dejó previamente a su hija con la abuela antes de cometer el feminicidio.
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Después del crimen, los padres de Daniela se reunieron con los padres de Gilberto. En medio del dolor, hubo espacio para el diálogo.
“No hay rencor, ni de una parte ni de la otra”, dijo la madre de Daniela. Sin embargo, admite que desde hacía tiempo les preocupaba la conducta de Gilberto.
“Hubo un tiempo en que quisimos quitárselo, porque no nos gustaba cómo era... pero mi hija lo amaba”. Ese amor, profundo y ciego, se convirtió en una trampa mortal.
EL TRISTE ADIÓS
El cuerpo de Daniela fue velado en Monclova, acompañada por sus padres, sus cuatro hermanos, amigos y vecinos.
Su historia se suma a las de tantas mujeres que nunca hablaron, que nunca pidieron ayuda, y que terminaron en la estadística más dolorosa: la de los feminicidios.
A propósito de la violencia de pareja y los feminicidios, expertos dicen que no aparecen de forma repentina, casi siempre se manifiestan primero como señales sutiles que escalan con el tiempo.
Estas señales incluyen control, celos, humillaciones y aislamiento. Un cerco emocional que muchas mujeres no logran romper.
DE PERFILES Y DENUNCIAS
Señalan además que muchos agresores comparten perfiles psicológicos: desde trastornos mentales no tratados hasta rasgos narcisistas o antecedentes de violencia.
Si bien han aumentado las órdenes de restricción y la intervención de la Policía Violeta en Monclova, los feminicidios persisten. Tania Ibarra, directora de Proximidad Social de Seguridad Pública, informó que actualmente se da seguimiento a entre 150 y 180 órdenes de restricción activas. Cada semana se emiten entre 15 y 20 nuevas, la mayoría los lunes.