Mujer de Saltillo muere tras ser secuestrada, agredida y abusada sexualmente
COMPARTIR
Un hombre la mantuvo secuestrada en un tejaban de la colonia Guerrero durante 8 meses, al ser liberada fue hospitalizada y falleció
Durante ocho meses, Sandra Maximina, de 39 años, sufrió atroces abusos físicos, mentales y sexuales, estando privada de su libertad. La pesadilla parecía haber llegado a su fin cuando sus familiares la rescataron al percatarse del horror al que estaba sometida, pero las secuelas físicas y mentales, sumadas al maltrato padecido, la sumieron en una agonía que culminó en su trágica muerte la madrugada de este lunes.
De acuerdo con las investigaciones iniciales de la Fiscalía General del Estado, “El Tinoco”, como apodan a Faustino, privó de su libertad a Sandra, la mantenía prisionera en un tejaban ubicado en la calle 44, en la Colonia Guerrero. Durante este tiempo, la víctima fue sometida a condiciones inhumanas, permaneció atada, sin acceso a alimentos, y fue víctima de reiterados abusos sexuales, aprovechándose de su vulnerable estado mental.
TE PUEDE INTERESAR: Se incendia la casa de ‘Gio’, joven asesinado por padrinos de un anexo, en Saltillo
La familia desconocía el paradero y las circunstancias de Sandra, induciendo a la creencia de que “el Tinoco” la persuadió para llevársela sin el conocimiento ni el consentimiento de sus familiares. Al temer por su seguridad, la familia inició la búsqueda, logrando ubicar el lugar donde estaba cautiva: un tejaban completamente aislado, durante la noche del 23 de febrero. Aunque lograron liberar a Sandra, el agresor logró escapar.
Tras rescatarla, Sandra fue llevada a la Cruz Roja y posteriormente al Hospital General, donde se realizaban esfuerzos para preservar su vida. Sin embargo, tres días después de su ingreso, la mujer falleció.
Al momento, se han iniciado investigaciones para esclarecer las circunstancias de su muerte y determinar si esta se debió al prolongado maltrato físico y sexual. Asimismo, se ha abierto una carpeta de investigación para dar con el paradero del agresor, “el Tinoco”, y fincarle responsabilidades por los delitos que le sean comprobados.
