‘O comemos o nos vamos a la consulta’; saltillenses tardan hasta dos horas en transporte público
Cuatro mujeres saltillenses de distintos sectores narraron para VANGUARDIA la odisea que atraviesan todos los días para viajar de un punto a otro con las deficiencias del transporte público
El pasado 6 de marzo, VANGUARDIA preguntó a sus seguidores en Facebook cuáles son las colonias de Saltillo con menos acceso al transporte público, por lo que este miércoles se realizó un recorrido por los distintos sectores de la ciudad. Estas son las historias de quienes día con día sufren las carencias.
“O comemos o nos vamos a la consulta” ANA Y YESENIA
Ana Coronado tiene 52 años y es comerciante, vive al surponiente de la ciudad en la colonia Patria Nueva y a la vez que contesta la entrevista se acompaña de Jesús, su hijo de 21 años, quien tiene un trastorno del espectro autista.
Declaró que ante las carencias del transporte público “tenemos que pagar carro para llevarlo por su medicamento y a sus tratamientos” al Centro de Rehabilitación y Educación Especial, ubicado en la colonia Virreyes.
Agregó que tiene que recurrir tanto a los taxis tradicionales como a los de aplicación, pues el recorrido en transporte público le toma hasta una hora y su hijo “se altera”. Además, declaró que el doctor que atiende a Jesús le ha recomendado seguir dándole el medicamento y que lo lleve al C.R.E.E. solo en caso de emergencia “pues él sabe que batallamos mucho en ir hasta allá”.
“Sí estamos pendientes de comprarle su medicamento que es carísimo, pero a veces la pensamos mucho en ir a las consultas porque o comemos o vamos a la consulta”, señaló Coronado.
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Yesenia, hija de Ana, tiene 24 años, también es comerciante y brindó más detalles sobre las carencias del transporte público. Afirmó que “vive en el cerro”, aproximadamente a 500 metros de la casa de su mamá.
Señaló que la única ruta de transporte público que pasa por la zona es la 3A Valle Verde. “Esa entra a Berros, luego va a Diana Laura, luego sigue Álamo, luego Jerusalén, Nueva Jerusalén, luego Valle Verde y luego aquí que es Patria Nueva y de aquí ya se va para el centro.
“Esa combi pasa cada media hora, entonces tienes que estarla espiando de que sí pase en ese tiempo. Entonces del cerro al centro sí vienes haciendo como una hora o una hora y 10”, declaró Yesenia, quien agregó que con el tiempo, y ante la falta de pavimentación de su calle, ha optado por “hacerse” de un Chevy.
Agregó que a veces la ruta no recorre todas las colonias del sector, por lo que las mujeres tienen que caminar cerca de 20 minutos a sus domicilios “con las bolsas del mandado”.
Además, Yesenia señaló que, si bien para tomar la 3A y poder llegar al centro camina cerca de 10 minutos, si quisiera ir hacia otro sector tiene que caminar al menos media hora para llegar a “la curva” y ahí poder tomar la ruta 13 B.
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Tanto Yesenia como su madre, declararon que por el sector dejó de transitar la Guayulera, pues además de que pasaba cada hora, señalaron que acortó su tramo para no entrar a algunas colonias.
“ESTE LUNES SÍ SE ME HIZO TARDE E HICE DOS HORAS QUINCE A MI TRABAJO”
Agustina tiene 40 años y hace el servicio de limpieza de la sucursal del banco BBVA, en el cruce de los bulevares José Musa de León y Luis Donaldo Colosio. Afirmó que tarda entre una hora y 40 minutos hasta dos horas con 15 minutos para ir de su domicilio a su lugar de trabajo.
“Salgo de mi casa y allá en la Nueva Imagen todavía no tengo pavimento ni servicios, entonces tengo que caminar un buen tramo como de 15 minutos hasta Otilio (González). De ahí tomo la 18 directa y me voy a la (colonia) Morelos. De ahí tomo la (ruta) Morelos y me bajo en Valle de las Flores, donde agarro la (ruta) Valdez que me deja de este lado (bulevar Los González) y de ahí camino 20 minutos hasta acá.”
Agregó que entre todo ese recorrido regularmente tarda una hora y 40 minutos, aunque el lunes pasado hizo dos horas con 15 minutos. “Sí se me hizo tarde porque el transporte no pasa luego, se tarda mucho”. Contó que esta misma semana, ante la tardanza de algunos camiones, se vio obligada a tomar un taxi para no llegar tarde a su trabajo.
Agustina declaró que entra a su trabajo a las ocho de la mañana, por lo que se levanta a las cinco y tiene que dejar su domicilio “a más tardar a las seis quince”. Respecto a su hora de salida, señaló que es a las cinco de la tarde, aunque termina llegando a su casa a las siete.
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Además, señaló que al llegar a su domicilio cocina la comida del día siguiente, tanto para ella como para sus dos hijos adolescentes.
Contó en la entrevista que destina cerca de 500 pesos a la semana solamente para transporte público, lo que representa cerca de un quinto de lo que gana en el mismo periodo de tiempo.
Además, narró que su trabajo ya no le parece tan pesado a comparación del que tenía como empleada doméstica hace unos meses “con una familia” en un domicilio cercano al sector, pues era mayor la carga de trabajo, menor el salario y no tenía prestaciones de ley.
En el recorrido realizado por VANGUARDIA por la zona norte de Saltillo, dos despachadores de una gasolinera y un cajero de una tienda de conveniencia señalaron que acuden a su trabajo en vehículo propio “pues no hay de otra”, mientras que una empleada de una Farmacia Guadalajara del mismo sector, afirmó que un familiar le hace el favor de llevarla todos los días a su trabajo en un automóvil particular.
“YA ME DUELEN MIS RODILLAS, POR ESO LA PIENSO PARA IR AL CENTRO”
Aristea Hernández Flores tiene 60 años y es propietaria de una estética en su domicilio de la colonia Brisas Poniente.
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Declaró que aunque los habitantes de su colonia no están tan lejos del centro de la ciudad, se ven forzados a tomar dos camiones para llegar a ese destino.
“De aquí la 13 B sí tiene buen transporte porque pasa seguido, pero contando la caminata son como 40 minutos a Avenida Universidad y de ahí uno tiene que agarrar otra, que puede ser la San Ángel o la 2 o alguna que te lleve al centro. Ahí ya es en total como una hora y media aproximadamente.”
Agregó que, si bien hay tiendas que le ofrecen productos para su negocio a una distancia más corta, sigue encontrándolos más baratos en el centro.
“Aquí el problema es que en las noches no hay nada, terminan de pasar como a las 9:30 y después de esa hora hay que agarrar taxi que te viene cobrando como 120 pesos”, declaró Hernández Flores, quien además agregó que tiene problemas con sus rodillas y se le hacen pesadas las caminatas.
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