Depresión e irritabilidad, síntomas del síndrome premenstrual grave
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Rogelio Fax Brambila, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital General de Zona No 7 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explica que el TDPM se caracteriza por depresión, irritabilidad y tensión severas durante la segunda fase del ciclo hormonal que es previo a la menstruación.
Piedras Negras, Coah.- El trastorno disfórico premenstrual (TDPM) es un conjunto de síntomas físicos y emocionales que se padecen durante los días previos a la menstruación y se sugiere atención médica para menguar molestias y dolores.
Rogelio Fax Brambila, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital General de Zona No 7 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explica que el TDPM se caracteriza por depresión, irritabilidad y tensión severas durante la segunda fase del ciclo hormonal que es previo a la menstruación.
Hasta el momento no se han determinado las causas de origen, sin embargo se considera que influyen diversas tendencias familiares y entre las consecuencias se reporta un importante porcentaje de ausentismo laboral.
Respecto a los síntomas físicos, se ubican como más preponderantes dolores de cabeza, de espalda y de senos, así como calambres, molestias abdominales y un aumento de peso.
En lo emocional, se manifiesta ansiedad, irritabilidad, ataques de pánico, desinterés en las actividades diarias y en la relación con las personas, pérdida de la memoria, señala el médico Fax Brambila.
Las alteraciones en el estado de ánimo puede llevar a un deseo vehemente de consumir alimentos y en casos más graves llegar a tener pensamientos suicidas.
Mientras que el síndrome premenstrual (SPM) las alteraciones son moderadas, en el trastorno disfórico (TDPM) las manifestaciones son agudas y requieren inmediata atención médica, señala el especialista.
Contrario a lo que pudiera pensarse, el tratamiento que se otorga no es farmacológico. Fundamentalmente se trata de ayudar a la paciente a que conozca su enfermedad y sea consiente de ella.
Se sugieren programas de relajación, practicar ejercicio de tres a cinco veces por semana, procurar un descanso adecuado y llevar una dieta balanceada. En otras palabras un estilo de vida activo y saludable.
Cuando se tiene un estricto apego a las indicaciones médicas las posibilidades de éxito son amplias.