Saltillo muestra más clasismo que racismo
Con la reciente llegada de una ola de migrantes de origen asiático a Saltillo, han resurgido diversos temas que podrían ser fácilmente interpretados como racismo. Sin embargo, históricamente, la capital del estado no ha padecido significativamente de esta problemática.
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“Actualmente, quizás la reacción de animadversión hacia los migrantes asiáticos se da en una parte específica de la ciudad. Me parece que no les molestaría que vivan en Saltillo, sino que simplemente no los quieren como vecinos. Esto mismo sucede con saltillenses de una clase social inferior, como se observó recientemente en Jardines de Versalles”, comentó Carlos Recio, historiador saltillense.
Desde la fundación de Saltillo, la mezcla de culturas y su ubicación geográfica han hecho de la ciudad un punto de tránsito donde muchas personas solo están de paso. Este sincretismo cultural ha sido una de las bases de la creación de la idiosincrasia local.
SALTILLO, UNA CIUDAD DE TRÁNSITO EN SUS INICIOS
“Podemos ver que Saltillo fue, primero, una ciudad de tránsito desde su fundación, algo muy marcado en el periodo virreinal. Sabemos que el 95 por ciento de los viajeros de esa época se expresaron bien de la ciudad”, mencionó Recio Dávila.
A pesar de algunos sucesos complicados en materia de relaciones exteriores a lo largo de la historia, Saltillo ha acogido a personajes extranjeros que terminaron por establecer negocios y hacer su vida en la ciudad.
“Hubo viajeros como Groués y Signoret, dos franceses que establecieron el primer cajón de ropa en Saltillo, lo que antecede a las tiendas departamentales. Estas fueron cerradas posteriormente por órdenes del presidente Lázaro Cárdenas”, recordó el historiador.
Incluso algunos apellidos extranjeros aún perduran en la ciudad. “Llegaron el señor Nakasima y el señor Umezawa, de origen japonés, quienes vendieron flores y tuvieron neverías. Nunca fueron rechazados por la comunidad”, añadió Recio.
Lo sucedido en Torreón, en cambio, se dio en un contexto completamente distinto, con una dinámica económica muy fuerte, mientras que en Saltillo la actividad principal era el comercio y la pequeña industria.
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El historiador ofreció una pequeña muestra de los extranjeros que han sido bien recibidos en Saltillo a lo largo de la historia:
* Santiago Hewetson, un irlandés asentado en la década de 1840.
* Los franceses Groués y Signoret, quienes llegaron durante el porfiriato a partir de 1880 y se quedaron hasta los años 1930.
* Los japoneses Nakasima y Umezawa, que llegaron en el porfiriato y permanecieron hasta su muerte.
* Los italianos Niclaus y, poco después, De Nigris.
* El español Tamargo, quien abrió la tienda de abarrotes El Globo en Allende Norte.
* Guillermo Purcell, un gran empresario irlandés.
* El estadounidense Lilienthal, que invirtió en la vía férrea hacia Torreón y vivió por muchos años en la calle Cuauhtémoc frente a la Alameda.
* Eduardo Laroche, proveniente de Europa, quien tuvo una fábrica de jabón e hizo un mapa muy preciso de Saltillo en 1992.
