Saltillo: ni roncar es sano y la luna sí afecta en el sueño, dice especialista en Congreso de Autismo
Hoy en día, los trastornos del sueño son un problema de salud pública, pues una de cada tres personas los padece y pueden causar incapacidad.
De acuerdo con el doctor Reyes Haro Valencia, director del Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño y presidente de la Sociedad Mexicana de Investigación y Medicina del Sueño, este proceso es fundamental para el buen funcionamiento del organismo; sin embargo, cuando un individuo no duerme adecuadamente se presentan problemas de aprendizaje, de memoria, de estado de ánimo, depresión y de ansiedad, además de que el cuerpo resiente el cansancio y malestar general.
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“Anteriormente se pensaba que el sueño iniciaba cuando el individuo dormía por la noche y terminaba al despertar por la mañana. Ahora se sabe que el sueño normal está organizado por ciclos que se repiten cada 90 minutos. Cada vez que termina un ciclo, empieza otro, de tal manera que transcurren de 3 a 6 ciclos de sueño cada noche”, explica el investigador.
Pero esta actividad del sueño puede ser alterada por diversos factores, tanto internos (pensamientos), como externos (del ambiente).
Los cambios de lugar, de rutina, actividades inconclusas, noches calurosas o de frío, entre otras situaciones, son las que suelen generar un malestar nocturno e impiden el proceso de sueño y descanso.
De hecho, también se debe tomar en cuenta que la calidad del sueño se puede ver afectada con los ciclos lunares.
Estudios han demostrado que, alrededor del ciclo de luna llena, la actividad cerebral en las áreas relacionadas con el sueño profundo desciende y, en general, se duerme menos.
“Esto se debe al efecto del movimiento de la tierra, efectivamente es un factor que afecta y a los niños, niñas y adolescentes con autismo también les genera cansancio, malestar físico debido a que no hubo un proceso de sueño”, dice el doctor Haro Valencia.
¿Y QUÉ HAY CON LOS RONQUIDOS?
¡Nos han engañado! Aunque toda la vida nos enseñaron que lo común al dormir es roncar, esto, además de dificultar el sueño, ¡puede ser una señal de apnea... y hasta de triglicéridos altos!
Reyes Haro Valencia señala que por lo menos nueve de cada diez personas con sobrepeso u obesidad sufren de ronquidos al dormir, pero esto no se debe al descanso, sino a que están teniendo dificultades respiratorias.
“Roncar al dormir significa que empezamos a tener problemas en el flujo de aire hacia los pulmones, el cual disminuye y genera presiones entre la faringe y la tráquea, esto significa que la línea continua del sueño se va a perder, resultando en una alteración en el descanso”, expuso el médico en el Congreso de Autismo 2024.
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En ese sentido, explicó que “los niños que tienen sobrepeso, ronquidos o apneas del sueño verán afectado su crecimiento, cognición y desempeño mental, necesitan una mejor oxigenación para el cerebro”, mencionó.
SUEÑO APARTE
Uno de los trastornos del neurodesarrollo que ha tomado relevancia en el ámbito del sueño es el autismo.
En los pacientes con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), sus funciones cerebrales están alteradas. Se presentan problemas con la utilización de lenguaje y la comunicación conductual, es decir, que tienden a aislarse y a no comunicarse por medio de la mirada.
De acuerdo con Haro Valencia, todas las alteraciones psiquiátricas tienen un origen neuroquímico, es decir, alguna molécula se libera en exceso o, por el contrario, en cantidades muy pequeñas. Sin embargo, el autismo no ha sido explicado todavía a este nivel.
Por otro lado, se conoce que los niños, niñas, adolescentes y personas con autismo presentan periodos del sueño en los que duermen menos, tienen dificultad para conciliarlo, despiertan con frecuencia por la noche, su sueño se ve fragmentado y presentan somnolencia diurna.
“Un mal dormir puede tener efectos perjudiciales en los procesos cognitivos, atención, memoria, lenguaje y regulación del estado de ánimo y comportamientos; muchas personas con autismo presentan dificultades para procesar correctamente la información sensorial que les llega tanto del ambiente como de su propio cuerpo, estas pueden impactar sobre el sueño, provocando despertares nocturnos o una mala conciliación del mismo”, explica.
Algunas estrategias que pueden probarse para tener una mejor conciliación del sueño tienen que ver con los siguientes puntos:
* Establecer hábitos sanos para ir a dormir.
* Reducir la ingesta de líquidos.
* Disminuir el consumo de estimulantes (en el caso de padres de niños, niñas y adolescentes con autismo).
* Establecer una rutina diurna sin siestas.
* Evitar actividades estimulantes o juegos motivantes al menos un par de horas antes de ir a dormir.
* Evitar el uso permanente de tablets, aparatos electrónicos, celulares o los que sobreexciten al niño para regular la carga emocional de las infancias.
* Asegurarse de que el niño se sienta realmente cansado antes de ir a dormir.
* Eliminar posibles ruidos como luces de noche, ventilador, radiadores, crujidos de ventanas o cortinas; eliminar en general sonidos y ruidos que para los demás sean casi imperceptibles pues pueden resultar realmente desagradables para quienes viven con autismo.
* Revisar los ronquidos, pues pueden ser producto de apnea u otros padecimientos.
* Llevar un acompañamiento psicoterapéutico.