Saltillo: Tres mujeres en la milicia, que cumpliendo sus sueños rompen paradigmas
La Secretaría de la Defensa Nacional se ha convertido en una opción accesible y viable para las mujeres. Actualmente hay 17 mil 382 en el país. En el marco del Día de la Mujer Mexicana te presentamos la historia de estas militares que viven en Saltillo
A lo largo de los últimos 113 años, la evolución dentro de las fuerzas armadas no ha parado de dar grandes pasos, con la incursión de la mujer. Hoy es posible el ingreso, la aspiración a cualquier cargo, además de estudiar y mantener una familia.
El papel de la mujer dentro de las fuerzas armadas tiene registro desde 1910, en la participación de la Revolución Mexicana.
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De acuerdo a información del Gobierno de México, la primera alta oficial de una mujer se dio en 1934 y al corte del 20 de enero de 2024, se cuenta con un total de 17 mil 383 mujeres en activos dentro del Ejército Mexicano y la Fuerza Aérea que representa el 9 por ciento del total del personal. Desde soldados hasta General de Brigada.
VANGUARDIA platicó con tres mujeres que radican en Saltillo y han encontrado en el Ejército, una forma para sobresalir en el ámbito laboral. Te platicamos sus historias.
UNA FAMILIA AL SERVICIO DE MÉXICO
La soldado Bat Shamayin Becerril Rojas , de 30 años, desde niña quedaba asombrada con las historias que contaba su papá, un militar retirado.
De adulta decidió estudiar una ingeniería forestal en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, UAAAN y fue funcionaria pública por un corto tiempo.
“De niña tuve la aspiración de ser como mi papá, aunque nunca contemplé hacerlo. Fue mi papá quien me dijo que había una vacante y me recomendó intentarlo ”, comenta.
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Fue hace seis años que decidió intentar entrar al Ejército. Cuenta que lo más difícil fue el adiestramiento, por estar fuera de su casa, al tener que viajar por un par de meses a Chihuahua. Fueron los consejos de su papá los que le daban fuerza.
Recuerda que su papá le platicaba que había una carrera de obstáculo del entrenamiento que le fue muy difícil superar en su etapa de juventud. Para ella fue una prueba de salto la que le costó más trabajo.
“Al final se siente orgullo el poder hacerlo”, dijo.
Una vez dentro del Ejército notó las diferencias que existen con relación a los trabajos convencionales.
“Aquí no es como en otros trabajos que se te acaba el contrato. Tienes esa seguridad. Estabilidad laboral”, dijo.
Además, indicó que pueden seguir su educación y ascender de grados. Esto la motiva a seguir adelante en sus labores que hoy se centran en el área de contabilidad.
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De acuerdo al artículo 10 de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, se podrán acceder a todos los cargos, niveles de mando, incluyendo a los órganos de Alto Mando del Ejército y Fuerza Aérea sin distinción de género.
SER MADRE, SOLDADO Y APOYAR A LA FAMILIA
La soldado Alejandra Ramírez Romo de 27 años, no emana de una familia con formación militar como fue el caso de Bat Shamayim, pero eso no le impidió desarrollar curiosidad y admiración hacia el trabajo que realizan los soldados.
Cuando era niña ocurrió un incidente de seguridad cerca de su casa. Soldados acudieron para capturar a civiles armados.
El despliegue, la coordinación, movimiento corporal y el dominio del lugar que observó en los militares la dejó impresionada años después, en 2018 ingresó a la milicia.
Además de cumplir su sueño, la mayor satisfacción es poder proteger a su familia. Su padre enfermó y gracias a ella puede acceder al servicio médico de alta calidad con el que cuenta.
“Mi papá tiene un problemita y el seguro médico lo atiende muy bien y yo por eso le echó muchas ganas”.
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Otra de las satisfacciones que relata en entrevista es: ser el orgullo de su familia. Aunque sus hijos la extrañan, también están muy orgullosos de ella. Están acostumbrados a este ritmo de trabajo, ya que Alejandra está casada con un soldado y lo ven cada dos meses.
“Mi mamá cuida a mis hijos (tres), y los veo unos 4 o 5 días a la semana... mi mamá me apoya mucho y me orienta y anima cuando ve que estoy cansada”, dijo.
ESTUDIAR Y TRABAJAR
Daniela Alcántar Plata, originaria de Tepic Nayarit, se desempeña como Sargento en segundo grado. Realiza labores de oficina. Desde su ingreso a la milicia ha tenido la oportunidad de vivir en Puebla, Querétaro, Tapachula y Saltillo.
Ella conoció a su esposo dentro del Ejército Mexicano. Sin embargo, él ha sido asignado a diferentes proyectos por ello, tiene que mover el lugar de su residencia.
Estos cambios de domicilio le han dado la oportunidad no sólo de conocer diferentes regiones de México, sino probar diferentes tipos de comida.
Actualmente estudia gastronomía. “Me siento muy feliz porque gracias a los cambios de residencia ha podido conocer la gastronomía de cada lugar”.
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Sus planes para su retiro son dedicarse al rubro gastronómico. Poner un restaurante.
Cabe mencionar que se requieren de 20 años de labor para poder acceder al retiro. La edad de ingreso puede ser a partir de los 18 años de edad. Durante estos años de trabajo también se les permite estudiar, si así lo desean.
SOBRE TRASCENDER LÍMITES
Las tres militares entrevistadas coincidieron que el ingreso al Ejercito Mexicano requiere de convicción, servicio y valor.
El entrenamiento inicial pone a prueba el cuerpo y la mente. Aunque las pruebas a superar no son fáciles, la disciplina prevalece y continúan dentro del Ejército Mexicano haciendo historia en un trabajo que era considerado solo para hombres.
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