15 años sin gota agua: Cuando la colonia María de León en Saltillo se quedó sin 'derecho' del vital líquido
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No es el desierto ni la periferia, es la colonia María de León, al suroriente de la ciudad donde los vecinos no tienen el vital líquido para tomar, mucho menos para otras actividades básicas como preparar alimentos, bañarse o lavar la ropa
Actualmente, en Saltillo se pierde por fugas más del 40 por ciento del agua que se extrae de los pozos de la ciudad, según la información del Instituto Mexicano de Tecnología, a través del programa de Indicadores de Gestión de los Organismos Operadores de Agua.
El panorama general dicta que en nuestra ciudad el agua comienza a ser escasa. La catedrática experta en temas de administración hídrica, Gloria Tobón, asegura que la falta de conciencia y “campañas flojas” de ahorro por parte de la paramunicipal que la administra, no han ayudado a que los pozos acuíferos, de los cuales se extrae el 85 por ciento del agua que utilizamos, bajen sus niveles a causa de la sobreexplotación.
Sin embargo, no todos los habitantes de esta capital gozan o desaprovechan este recurso.
¿Qué pasaría si estuviéramos 15 años sin agua?
No hay que tomar carretera hacia los ejidos, ni visitar la periferia a las afueras de la ciudad, para encontrarse con señaladas carencias en los servicios básicos.
El firme asfalto de la calle 44 en la colonia Guerrero se trasforma al desembocar en la terracería donde inicia la “María de León Poniente”. Ahí, donde no llegan ni despensas, ni tinacos. Donde el derecho humano al agua —la principal preocupación de sus habitantes— no ha sido respetado, y desde hace más 15 años no cae gota de agua en ninguna de las 27 casas habitadas en los alrededores.
Pareciera una favela que quedó en medio de los secos arroyos de la ciudad y que ahora en lugar de encauzar agua, albergan la basura de quienes burlan a la ley, sin multas ni apercibimientos. Ese es el panorama.
La oculta y empolvada “Privada 1”, es la calle principal de esta colonia al suroriente de la ciudad, donde las casas de dos piezas se ven repletas de galones, garrafones y tinacos, que cada ocho días son abastecidos del líquido vital por algunos vecinos de la colonia Guerrero, quienes acceden a brindárselo.
A la llegada a la colonia, Catalina Pérez, vecina desde hace tres años de estas tierras, se postraba a las afueras de su casa, mientras su hija Diana Laura lavaba a mano apenas dos prendas con cantidades mínimas de agua sacada de un tonel de 200 litros que deben hacer rendir la familia toda una semana. Según Conagua, cada mexicano gasta, en promedio, al día 300 litros de agua.
Catalina Pérez fue quien hizo el trato con una de las vecinas de la colonia Guerrero para montar una manguera de 150 metros -que atraviesa el arroyo que divide a las colonias-, para facilitarles el acceso al agua desde hace algunos años. Sin embargo, no todos los colonos que carecen del líquido vital cuentan con la misma fortuna, pues en algunos momentos se tienen que compartir de noche y a escondidas, el agua que tardan en reunir durante la mitad del día para que quienes “brindan el favor” no se molesten por el “abuso”.
Las vecinas comentan, que algunas veces se han acercado políticos durante los procesos de campaña, pero desertan de otorgarles este y otros apoyos urgentes al ver que los vecinos no cuentan con credencial de elector, pues no pueden realizar el trámite de identificación sin comprobantes de domicilio.
En ésta y otras colonias de la ciudad, las autoridades municipales se han abstenido de “entrarle al quite” para el abastecimiento de servicios, puesto que algunos de los terrenos que ocupan los colonos no les pertenecen en su totalidad, sobre todo en estas zonas. Sin embargo, en el caso del servicio de agua, la Constitución no distingue ni a propietarios ni a paracaidistas.
La paramunicipal Aguas de Saltillo, S.A. de C.V., ha dado a los afectados algunas opciones; entre ellas la más frecuente es: pagar una cuota de 6 mil a 8 mil pesos por casa para la instalación del servicio al término de un mes. Sin embargo, los ingresos mensuales de estas familias ascienden de entre 5 mil y 6 mil pesos, destacando que cada una de ellas tiene por lo menos 3 hijos pequeños.
VANGUARDIA constató a través de quejas ciudadanas, que hay por lo menos 5 colonias de más de 30 familias, a quienes no ha sido resuelta la instalación del agua desde que llegaron sus primeros habitantes. “A donde quiera que vayamos, llevamos un bote para regresar con agua a nuestras casas’’, aseguran.
Ésta no es la única violación por parte de Agsal hacia el artículo constitucional. Según Gloria Tobón, integrante de la Asociación de Usuarios del Agua de Saltillo, A.C., al año Aguas de Saltillo aplica hasta 65 mil cortes del servicio, de los 240 mil usuarios inscritos que hay.
Es decir que anualmente el servicio se suspende de manera indefinida a poco más de la cuarta parte de los usuarios que posteriormente tienen que pagar por el servicio de reconexión una cuota de 200 pesos, además del adeudo por el cual ya se amparó un saltillense.
Se estima que los cobros podrían incrementar al iniciar el proyecto de extracción ubicado en el ejido Carneros II, que tiene un costo de 4 mil millones de pesos; es decir, el doble del presupuesto anual del Municipio.
“A la paramunicipal lo que le interesa es sacar el agua para venderla a los saltillenses. No le importa que conservemos el agua. Están en una situación muy cómoda”, alega la especialista en el tema del agua.
Los habitantes de la “María de León” han puesto el ejemplo en el ahorro de agua, por las precarias condiciones en las que se encuentra la zona. El líquido que se utiliza para lavar, se recicla y posteriormente se utiliza para el baño o el aseo, como un ciclo residual muy poco utilizado en el resto de la ciudad.
“Nuestros vecinos de la Guerrero a veces no nos quieren dar agua, y a veces sí”, comenta Catalina, y agrega que los trastes de la comida “son otra historia”. Además, en ocasiones han pasado hasta dos días sin bañarse por la falta de agua, e incluso algunas de las plantas se han muerto por preferir utilizarla en cosas “más importantes”, lo que hace el panorama aún más grisáceo.
Algunos de vecinos son adultos mayores y se dedican al comercio, mientras que los más jóvenes se desempeñan en la albañilería, por lo que ha sido más difícil obtener el recurso monetario para la contratación del servicio, aunque sí realizan aportaciones a quienes les brindan ayuda y algunos litros de agua.
La comunidad de esta colonia se ha unido por las mismas carencias, pues han llevado en distintas ocasiones la lucha a las oficinas de Aguas de Saltillo para ofrecerles un pago a plazos, aunque ésta no había sido una negociación fructífera para la empresa durante los últimos años.
Después de 15 años de haber iniciado las operaciones de la paramunicipal, apenas accedió el pasado martes a iniciar las negociaciones con estos colonos, para un proyecto que determine la prestación del servicio a estas 27 familias, por lo menos en una toma comunitaria cercana a las viviendas, según los testimonios.
Ante estas carencias, las fugas de agua y los altos cobros de reconexión, Tobón finalizó la entrevista con VANGUARDIA diciendo que la preocupación en el tema de la administración hídrica en la ciudad debería ser de total importancia para los saltillenses.
LA LUCHA DEL DÍA A DÍA
Para miles de saltillenses, tener agua es un lujo y usarla es un arte. Por lo poco que les llega, tienen que decidir con gran criterio qué hacer con ella y en qué momento
40 Por ciento del agua que se extrae, se pierde en fugas.
27 Casas conforman la colonia María de León.
300 litros de agua, en promedio, gasta cada mexicano al día.
5 colonias de Saltillo carecen del servicio de agua.
65 mil cortes de agua aplica Agsal al año.
240 mil usuarios tiene inscritos Aguas de Saltillo.
¿Qué dice la Constitución?
En 2012, la Constitución Mexicana reconoció el agua como un derecho humano, y fue adicionado en el Diario Oficial de la Federación el 8 de febrero de ese año, donde se señala que todos los ciudadanos mexicanos ‘’tienen derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines”.