50 contingentes peregrinan al Santuario de la Virgen de Guadalupe en Saltillo

Este domingo 08 de diciembre, Saltillo fue testigo de una de las tradiciones religiosas más arraigadas en la región: la peregrinación guadalupana de trabajadores de diversas empresas y hospitales.

Más de 50 contingentes participaron en este emotivo evento, que une la fe y el sentido de comunidad.

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La ruta de la peregrinación comenzó en la Avenida Universidad, en su intersección con Isidro López. Desde ahí, los contingentes avanzaron hacia el sur por esta arteria principal hasta llegar a la calle Pérez Treviño, para finalmente culminar en el Santuario de la Virgen de Guadalupe.

Durante el trayecto, elementos de Tránsito Municipal y el agrupamiento violeta de la Comisaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Saltillo se encargaron de garantizar la seguridad de los asistentes.

El desfile inició cerca de las 11:00 horas, con los participantes portando estandartes y arreglos florales en honor a la Virgen. Cristina Serrato, una devota que ha formado parte de esta tradición durante casi cinco años, compartió lo que significa para ella esta experiencia. “Participamos con mucha devoción en el grupo del Señor de la Misericordia, y pedimos que sigan adelante con fe, porque la Virgen nos regala tantas cosas para seguir adelante”, expresó con emoción.

Víctor Rodríguez Hernández, veterano organizador con 45 años de experiencia en estas peregrinaciones, destacó la creciente participación de empresas y asociaciones que se suman cada año a este acto de fe. “Tenemos a los de General Motors de Ensamble y Motores, Cinsa, Calentadores, el ISSSTE y el Universitario. Es muy bueno que nos acompañen. Esperamos que el próximo año más personas, aunque no pertenezcan a una empresa, se animen a darle gracias a nuestra Santísima Virgen”, comentó.

La peregrinación no solo resalta la devoción guadalupana de los trabajadores saltillenses, sino también la capacidad de esta tradición para reunir a personas de distintos sectores en un ambiente de respeto, fe y unidad. Con cada año que pasa, la celebración se consolida como un símbolo de identidad y espiritualidad para la comunidad.