Carretera 57, una gran vía, pero muy ignorada
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Baches, caminos sinuosos, fracturas en la cinta asfáltica y recarpeteos constantes e ineficientes en distintos tramos, son las dolencias de este camino por el cual diariamente se transportan miles de millones de pesos en mercancías y a su vez, la que más vidas humanas ha cobrado en accidentes
Aventurarse por la carretera 57, desde Saltillo hasta la ciudad de Querétaro, no es un viaje recomendado para quien posee un carro con llantas a media vida o menos de resistencia.
Con una longitud total de mil 295 kilómetros, la carretera federal 57 es una de las principales vías terrestres que cuenta el País, conectando la Ciudad de México con la frontera con Estados Unidos en Piedras Negras, Coahuila.
Sin embargo, parece ser que no importa mucho que atraviese ocho Estados de la República Mexicana y la CDMX, pues una constante sobre esta vía son los baches, caminos sinuosos, fracturas en la carpeta asfáltica y recarpeteos constantes e ineficientes en distintos tramos.
PERIPECIAS
Son alrededor de 638 kilómetros los que separan el viaje desde la capital coahuilense hasta Querétaro, representando un viaje de poco más de 7.5 horas atravesando cinco Entidades, cada una con su peculiar manera de “preservar” la carretera.
Coahuila cuenta con un tramo de pesadilla para los viajeros, en especial para los traileros, siendo este “Los Chorros”, lugar formado por curvas peligrosas y una pendiente pronunciada viajando con dirección al norte.
Las imponentes estructuras naturales de la Sierra de Arteaga han sido testigos silenciosos de una incontable cantidad de víctimas de accidentes fatales que se ha cobrado –en la mayoría de los casos– en el kilómetro 231.
A inicio de 2016, se anunció la eliminación de las curvas de “Los Chorros” en una inversión millonaria por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), no obstante, para septiembre, el proyecto fue cancelado “hasta nuevo aviso”.
El tramo comprende del kilómetro 225 hasta el entronque a San Antonio de las Alazanas, lugar donde se han concentrado la mayoría de los accidentes y que es atendido tanto por Caminos y Puentes Federales (Capufe) como por Protección Civil de Arteaga.
TRAMO ENGAÑOSO
Por Nuevo León atraviesan 190 kilómetros de la carretera 57, a la que se accede por Coahuila pagando en la caseta de cobro “Los Chorros”, siendo el primer ejido en recibir a los viajeros el de Puerto México.
De ahí en adelante, hasta llegar al ejido San Roberto (kilómetro 133), es un tramo carretero engañoso, que puede verse en momentos arreglado y en otros más, ser un dolor de cabeza que mantiene al conductor rezando por que los neumáticos resistan.
Parches, pozos y grietas que aún no han sido atendidos, grava suelta y reparaciones a medias, son el constante hasta San Roberto, además del encuentro con el retén permanente instalado en el entronque a Linares.
Dicho sea de paso, el puesto de control federal y militar ha sido blanco de quejas constantes por las largas filas que ocasiona –sobre todo en el fin de semana y en época de vacaciones– e incluso la PF ha sido señalada por intentos de extorsión a los “paisanos”.
Cuando no es temporada alta vacacional, las autoridades sólo tienen el punto de revisión para quienes están viajando rumbo a Linares, siendo sólo los meses de diciembre a enero, Semana Santa, junio y julio que opera la revisión en ambos sentidos.
Lo peligroso del tramo de Puerto México hasta San Roberto es la ausencia de cuerpos de rescate en los ejidos, pues en San Rafael se ubica un punto de donde salen ambulancias, sin embargo, no es gente capacitada para atender emergencias.
Muchos de los accidentes que se registran del lado de NL tienen que ser atendidos por las asistencias que parten desde Galeana y Linares o por Protección Civil de Arteaga, lo que provoca que en el traslado de los vehículos de rescate se pierdan minutos vitales para las víctimas.
LOS ÚNICOS ATENTOS
Por el Estado de San Luis Potosí se extienden 316 kilómetros de la carretera federal 57, desde el Municipio de Matehuala hasta el de Villa de Zaragoza, en un viaje de dos horas para poder atravesar toda la Entidad.
Como ruta comercial que es, existen dos libramientos operados por casetas de cobro para poder sortear las ciudades de Matehuala y SLP, lo que reduce el tráfico de vehículos pesados.
Además, en el kilómetro 60 del libramiento entre las mencionadas ciudades existe un puesto de control federal y un puesto de control migratorio, donde se revisa principalmente autobuses de pasajeros provenientes del sur del País que pudieran traer inmigrantes.
Se trata del tramo que mejor se encuentra conservado, con apenas unos cuantos kilómetros que necesitan ya de una repavimentación, sin embargo, en general la experiencia de viaje es amena y sin contratiempos.
“¡Qué bueno que se den una vuelta por aquí! Para que escriban sobre cómo están las condiciones de esta carretera que no está bien hecha”, comenta un viajero frecuente, originario de Monterrey, en el parador El Potosino, del libramiento Oriente.
De 60 años de edad, el hombre dice que ha recorrido la carretera 57 a lo largo y ancho, tanto por cuestiones de negocio como por mero placer, y ha sido testigo de las condiciones deplorables en las que se encuentra.
“Hay veces que paso y veo un pozo o un bache, vuelvo a pasar tres meses después y sigue ahí, hasta más grande, y luego la Policía Federal sólo está para parar gente, viendo a quien le quitan dinero”, denunció el quejoso.
Aseguró haber sido testigo en muchas ocasiones de cómo los traileros frenan su marcha para comprar droga y poder ir despiertos mientras manejan, “pero cuando las autoridades los detienen y los cuestionan dicen que no saben dónde venden”.
Indignado, espera que haya mayor inversión para reparar todos los lugares donde se requiera, pero para eso “se necesita que salga más en las noticias, que bueno que vienen porque casi nunca hay nadie que llegue hasta acá para reportar lo que pasa”, relata el viajero.
EN EL OLVIDO
El gran reprobado es Guanajuato que, aunque sólo tiene 88 kilómetros de la carretera 57 a su cargo, son los más olvidados de toda la extensión de la vía.
Un total de 13 vulkanizadoras se encuentran colocadas a lo largo del tramo que lleva hasta Querétaro, lo que quiere decir que cada seis kilómetros hay un lugar dónde llegar para reparar llantas, aunque esto no ha evitado tragedias.
En el ejido La Sauceda, del kilómetro 113, se encuentra el negocio de Pedro González Rangel, quien es ayudado por su hijo, Pedro González Gómez, de 23 años, siendo este último, quien comentó que llevan 5 años en ese lugar.
Colocaron la vulka “por lo mismo del terreno, había que aprovechar para poner el negocio, porque lo que es el tramo de Querétaro a SLP es el que está feísimo, hay unos bachesotes horribles”.
Pedro recuerda que han pasado entre tres o cuatro años que recibió mantenimiento el tramo “nada más es un tiempo el que queda bien, de hecho se destrozan las mismas partes que arreglan” explicó el joven.
Aseguró que hay épocas en que tienen mucha clientela y otras en las que está calmado, donde llegan a atender hasta ocho vehículos por semana, incluso les ha tocado coches a los que se les destrozan más de una llanta y hasta el rin.
“Aquí seguido hay accidentes por lo mismo de que la carretera está fea, uno que otro fatal, la mayoría de la gente ya usa el carril de alta o igual por la orilla, ya no usan el carril normal por lo mismo que está fea” aseveró Pedro.
Los 88 kilómetros de carretera que atraviesan Guanajuato tocan los Municipios de San Luis de la Paz, San José de Iturbide y San Diego de la Unión por una vía que es libre y donde ambos sentidos de circulación se encuentran en condiciones deplorables.
Para muchos automovilistas el juego se llama “esquivar los pozos”, debido a la cantidad de grietas y baches con los que cuenta el camino, paso obligado para poder llegar hasta el centro del País.
Restos de llantas al costado del camino dan fe del calvario de los conductores, mientras que otro buen número de cruces permanecen como pruebas de la peligrosidad de la vía y, a la vez, sirven como advertencia para quienes gustan de viajar sin medir la velocidad.
¿FELIZ VIAJE?
Querétaro recibe a quienes viajan de norte a sur con algunos minutos de retraso debido a la construcción de una serie de puentes vehiculares a la entrada de la ciudad, última espera antes de entrar a la mancha urbana.
En total se gastan 137 pesos en el viaje de ida, donde la caseta de Puerto México cobra 55 pesos, mientras que el Libramiento de Matehuala cobra 23 pesos y el Libramiento Oriente de San Luis Potosí cuesta 59 pesos, siendo la cuota más cara.
El Estado que mejor conserva la carretera 57 es el de SLP, donde el Gobierno tiene un acuerdo con la IP para la inversión en el mantenimiento de la vía que, según se anunció este año, será de dos mil 500 mdp.
Por su parte, Guanajuato posee el tramo más descuidado, el que más facturas ha cobrado a los viajeros por las precarias condiciones del asfalto, lo que ha permitido que las vulkanizadoras hagan su “agosto” prácticamente todo el año.
SABÍAS QUE…
> La carretera federal 57 recorre los Estados de Coahuila, NL, SLP, Guanajuato, Querétaro, México, Hidalgo y el DF.