Coahuila: resiliencia y acompañamiento, claves frente al aumento de suicidios en jóvenes

El suicidio no puede explicarse desde una sola causa. “En ciencias exactas, 1 + 1 es igual a 2; en psicología no es así”, explica Ricardo Hernández-Brussolo, especialista en psicología clínica y de la salud. Lo que para muchos parece un desencadenante —un despido, una ruptura, una pérdida— en realidad es sólo parte de un trasfondo más complejo donde influyen variables acumuladas a lo largo de la vida.

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De acuerdo con cifras del INEGI, en 2020 murieron 7,818 personas por suicidio en México, lo que representa una tasa de 6.2 por cada 100 mil habitantes. El perfil más frecuente se encuentra en jóvenes de entre 18 y 29 años, con una tasa de 10.7 fallecimientos por cada 100 mil. Los hombres encabezan las estadísticas con 10.4 muertes frente a 2.2 de mujeres.

UN FENÓMENO MULTIFACTORIAL

“Se establecen hipótesis, no certezas. No hay una relación causa-efecto, sino correlaciones: variables que pudieron influir, antecedentes que estaban presentes”, precisa Hernández-Brussolo. Por eso, cada intento o consumación es resultado de una combinación de factores: culturales, emocionales, sociales y estructurales.

En el caso de los hombres, agrega, el peso cultural es evidente: desde la infancia se les enseña a reprimir emociones, lo que deriva en rigidez mental y en métodos más violentos al momento de atentar contra su vida. Las mujeres, en cambio, suelen optar por mecanismos menos agresivos.

LO QUE SÍ ESTÁ EN NUESTRAS MANOS

Si bien existen recomendaciones frecuentes —dormir ocho horas, alimentarse de forma saludable, hacer ejercicio—, Hernández-Brussolo advierte que no todas las personas pueden llevarlas a cabo. “Yo les llamo variables de privilegio. Si tienes el privilegio de hacerlo, qué increíble, pero es cierto que no todas las personas pueden”.

Esa distinción abre la puerta a otra estrategia: el acompañamiento comunitario. “No se trata de decirle a alguien ‘échale ganas’. Más bien, si estás triste, me voy a sentar ahí contigo y te voy a acompañar en el proceso. No estás solo, no estás sola.”

RESILIENCIA SIN ROMANTICISMOS

El concepto de resiliencia ha sido cuestionado en redes sociales, donde se le acusa de ser un invento del sistema para mantener a las personas sometidas. El especialista reconoce esas críticas, pero sostiene que las investigaciones la siguen identificando como una de las estrategias más efectivas para afrontar la adversidad.

“La resiliencia no requiere dinero ni bienes materiales. Tiene que ver más con cómo percibo los problemas y qué alternativas pongo para solucionarlos”. A mayor resiliencia, menor impacto del estrés y del cortisol en el cuerpo, aunque sin eliminar por completo la experiencia del dolor.

HACIA REDES DE CUIDADO

La construcción de resiliencia no ocurre en el vacío. Se refuerza al contar con espacios recreativos, culturales o deportivos que hagan visible que la persona no está sola, además de vínculos íntimos en los que pueda hablar abiertamente de lo que siente.

Al final, dice Hernández-Brussolo, lo que puede salvar es la certeza de que existen redes de apoyo. “Una persona que se suicida es porque estuvo viendo alternativas y no alcanzó a encontrarlas, no porque no existieran, sino porque no las tuvo a su alcance”.

Y es ahí donde la comunidad puede marcar la diferencia: reconocer que muchas de las que él llama “variables de privilegio” no están disponibles para todos, pero que acompañar, escuchar y construir entornos de cuidado sí es una posibilidad real y compartida.