Denuncian intento de multicrimen perfecto en ejido de Saltillo

Saltillo
/ 2 noviembre 2016

En la familia Ayala Jaramillo, la confianza es limitada, dos de los 10 hermanos que forman la familia, perecieron en las vías del tren bajo circunstancias similares.

Tres muertes violentas han ocurrido sobre el mismo lugar en Paredón: el bordo del tren que divide al pueblo en dos. Estos hechos similares han dividido a la población ante sospechas y desconfianza por lo que se cree que han sido crímenes que buscan ser perfectos; pobladores denunciaron que “lanzar” cuerpos a las vías, sería una forma de operar de un psicópata o un grupo de violentos.

En la familia Ayala Jaramillo, la confianza es limitada, dos de los 10 hermanos que forman la familia, perecieron en las vías del tren bajo circunstancias similares.
Horacio Ayala Jaramillo, de 33 años, quedó desnudo y rodeado de piedras; así lo encontró su familia la mañana del domingo 30 de octubre. El tren apenas y pudo mutilar parte de su pie. “El plan no les salió”, acusó una amiga cercana.

En el mismo kilómetro 6, pero el 28 de julio del 2010, Jerónimo Evaristo Reyes Garibay, amigo cercano de la familia, amaneció sin vida, de acuerdo a testigos habría reñido con en el bar Norteño.

Seis años atrás, Abraham Ayala fue encontrado sin vida. Su cuerpo quedó en partes,  sin rastros de sangre considerables, tal como lo acusa María Teresa, su hermana.

El caso de Abraham no trascendió durante ese año a pesar de la investigación llevada a cabo por María Teresa, de acuerdo a la mayor de los hermanos, el agente del Ministerio Público cerró el caso sin tomar en cuenta la palabra del operador del tren que también confirmó el detalle de la ausencia de sangre en el cuerpo. Por ello, María buscabaque el cuerpo fuera exhumado, para así corroborar la versión del médico legista que apuntaba a que tenía huellas de violencia que no eran producto del accidente.

Las últimas personas con las que convivió Abraham habrían desaparecido por un tiempo de Paredón. Luego regresaron y el coraje de Horacio por la muerte de su hermano nunca se desvaneció; las diferencias entre los involucrados salían a luz cada que el alcohol estaba de por medio.

Las personas con las que Horacio pasó las últimas horas antes de morir fueron encontradas reunidas en el fondo de un tejabán por otro de los Ayala. 

Al ser cuestionados habrían caído en inconsistencias, la camisa que uno de ellos llevaba el sábado por la noche fue encontrada con huellas de sangre en la plaza principal.

De acuerdo con el operador del tren, éste habría alcanzado a frenar al ver un cuerpo en la vía, pero no evitó mutilarle un pie a Horacio. 

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