¿A dónde se fue la neblina de Saltillo?
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A quienes añoran el manto frío y blanco que cubría la ciudad todos los días, aquí las explicaciones de los expertos...
Saltillo.- No son pocos los que añoran el antiguo clima de Saltillo. Aire siempre fresco. Fríos inviernos con nieve, escarcha o candelilla. Hermosas tardes de lluvia que atenuaban el calor del verano.
Una característica especial hacía de Saltillo no solamente la ciudad del clima ideal, sino el pequeño Londres de América: la neblina.
Quién no llegó a disfrutar de un paseo nocturno por las calles del centro persiguiendo en cada paso esa invisible y a la vez densa tapia blanca llamada niebla.
Desde su fundación, Saltillo se caracterizó por su clima templado y propenso a la neblina. El historiador saltillense Carlos Recio Dávila, considera que esta condición marcó tan importantes costumbres y tradiciones sociales como la elaboración del sarape.
“Los sarapes fueron traídos por los tlaxcaltecas, pero tlaxcaltecas hubo desde Querétaro, San Luis Potosí, San Juan del Río, hasta Monterrey y Parras, pero el sarape se volvió famoso en Saltillo gracias a esta temperatura fresca”, explicó.
Carlos Recio estima también que los blancos inviernos de Saltillo fueron inspiración de algunos artistas, como el poeta Manuel Acuña o el escritor José García Rodríguez.
Incluso destaca la influencia que el clima tuvo en la obra de la pintora impresionista de origen francés, Carmelita Harlan, que plasmó la neblina en algunos de los paisajes que dibujó de Saltillo.
¿Se terminaron acaso esos tiempos? La respuesta de algunas personas es sí. La percepción de muchos saltillenses es que el clima ha cambiado y se ha llevado para siempre ese manto de frío y humedad que le brindaba a la ciudad un toque de misterio o melancolía.
Sin embargo, al revisar el reporte histórico del Observatorio Meteorológico de Saltillo, desde 1980 a la fecha, es posible constatar que la frecuencia con la que se ha presentado este fenómeno no ha cambiado.
El informe, compartido a VANGUARDIA por el Centro de Previsión Meteorológica de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), muestra mensualmente los días que la ciudad ha registrado niebla o neblina.
En los últimos 35 años el comportamiento de este meteoro ha sido muy variado, pero sin aumentar o disminuir como algunos supondrían. Desde entonces el récord anual ha ido desde los 27 (1980) hasta los 118 días de neblina al año (2004), pasando por los 80 (1985), los 56 (1990) o los 32 días anuales (2011).
No obstante, el registro omite la hora, la duración y la intensidad de este fenómeno, es decir, no diferencia entre neblina o niebla.
NEBLINA HASTA EN PRIMAVERA
De acuerdo con la estadística, en Saltillo todos los meses del año, incluyendo el verano y la primavera, presentan días con neblina. El promedio mensual ronda los 6, pero en algunos años ha alcanzado hasta los 23 días en un sólo mes. Septiembre y octubre son la temporada con más bruma.
Para entender mejor este fenómeno, la jefa del Centro de Previsión Meteorológica de la Conagua, Guadalupe Gallo Banda, nos explica que la neblina es un hidrometeoro.
El hidrometeoro es un conjunto de partículas de agua líquida o sólida, suspendidas en la atmósfera o cayendo a través de ella, que son empujadas por el viento desde la superficie de la tierra o depositadas sobre objetos que se encuentran en el suelo o en el aire, esto incluye la lluvia, el granizo, la nieve y otras formas de precipitación.
En el caso específico de las nubes, la niebla y la neblina, se forman de partículas suspendidas en la atmósfera. La diferencia entre las dos últimas radica básicamente en su densidad.
En el caso de la niebla, la visibilidad se ve reducida a menos de un kilómetro, en ocasiones a unos cuantos metros. La niebla se caracteriza también por ser más espesa y porque puede mojar, pues el tamaño de las gotas de agua oscila entre 50 y 150 micras (0.05-0.15 mm).
En cambio, la neblina está formada por gotitas hasta 10 veces más pequeñas lo que permite una visibilidad hasta los 2 kilómetros y no moja.
Una de las principales razones por las que Saltillo presenta con frecuencia este hidrometeoro es que se encuentra ubicado en un valle.
Para la meteoróloga Juana María Mendoza, es comparable a una olla con tapa. Esta condición favorece las inversiones térmicas, lo que a su vez facilita la formación de neblina.
La inversión térmica se presenta cuando en las noches despejadas el suelo se enfría rápidamente y este a su vez enfría el aire en contacto con él volviéndolo más pesado que el de la capa inmediatamente superior. El aire caliente y húmedo queda entonces atrapado entre la capa fría inferior y la capa fría superior.
Esto ocurre especialmente en invierno y por las mañanas, hace que se concentre la humedad en los valles y cuencas, dando lugar a la niebla.
El hidrometeoro también puede formarse por la llegada de un frente frío combinado con humedad, explicó la titular del Departamento de Agrometeorología de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.
En ambos casos, Saltillo cuenta con las características necesarias para la manifestación de este fenómeno, es un valle y año tras año recibe los frentes fríos desde el norte del continente.
Sin embargo, a diferencia de ciudades como Londres, París o Nueva York, donde la niebla suele permanecer durante varios días o semanas, en Saltillo lo común es uno o dos días, a veces tan sólo unas horas, antes de que el sol disipe la humedad. Esta brevedad vuelve aun más entrañable este clima.
Durante el 2015 se han presentado, hasta septiembre, 69 días de neblina en Saltillo, una cifra que ya rebasa el récord del año anterior sin contabilizar aun los últimos 3 meses del año, usualmente propensos a la niebla.
La pregunta es si los saltillenses lograrán percibir y sobre todo disfrutar este fenómeno. La información disponible indica que la neblina no se ha ido a ninguna parte, sigue presentándose con la misma frecuencia, pero quizá somos nosotros los que no la observamos.
“La ciudad ha crecido tanto que estamos más atentos a veces al tráfico o a la prisa de llegar a un sitio que ya no disfrutamos con plenitud”, reflexiona el historiador Carlos Recio.
Posiblemente esta sea la respuesta a la “aparente desaparición” de la neblina. Saltillo ya no es una ciudad amable para salir a caminar y disfrutar del clima.
La niebla se presenta ahora casi como un enemigo con el que hay que andarse con cuidado. Los puentes vehiculares y las distancias cada vez más largas hacen que este fenómeno meteorológico resulte molesto y hasta peligroso.
Pero no tiene que ser así, siempre podremos tomarnos un respiro, abrigarnos bien, bajarnos del automóvil y volver a andar a pie por los callejones de nuestra ciudad, sumergirnos en esa bruma inspiradora que se mete en los rincones y que todo lo envuelve haciendo poesía.
ENTÉRESE
La neblina es un hidrometeoro:
> El hidrometeoro es un conjunto de partículas de agua líquida o sólida, suspendidas en la atmósfera o cayendo a través de ella, que son empujadas por el viento desde la superficie de la tierra o depositadas sobre objetos que se encuentran en el suelo o en el aire, esto incluye la lluvia, el granizo, la nieve y otras formas de precipitación.
> En el caso específico de las nubes, la niebla y la neblina, se forman de partículas suspendidas en la atmósfera.
> La diferencia entre la niebla y la neblina radica básicamente en su densidad. La primera puede mojar, la segunda no.
> El hidrometeoro también puede formarse por la llegada de un frente frío combinado con humedad.