El mejor torero nació en Saltillo, donde las corridas están prohibidas

Fermín Espinosa “Armillita” fue el orgullo de la ciudad por sus hazañas y todavía es recordado a 110 años de su nacimiento

Saltillo
/ 1 mayo 2021
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La vida se rige por ironías: el mejor torero de México nació en Saltillo, donde la fiesta brava está prohibida desde 2015. 

Fermín Espinosa Saucedo "Armillita" nació el 3 de mayo de 1911. En el barrio Águila de Oro, en la calle de Guerrero. 

Sus padres fueron Fermín Espinosa Orozco y María Saucedo Flores. El patriarca era banderillero y los hermanos de "Armillita" también se involucraron en el mundo taurino. 

Pero no solo fue herencia, el talento de "Armillita" era nato. A los 13 años debutó como becerrista y a los 15 como novillero. Cumplidos los 16 recibió la alternativa como matador de toros. 

Desde entonces se dedicó a la conquista del aficionado, a las hazañas en el ruedo y al llenado de cuantas plazas pisó. 

No era para menos, fue el orgullo de Saltillo por más de 30 años de trayectoria taurina, pero también fue motivo del derrame de lágrimas cuando anunció su retiro. 

Sobran razones para recordarlo a 110 años de su nacimiento: pionero en gestas frente a toros, creador del lance con el capote conocido como “Saltillera”  y una calidad humana que no se vio rebasada por su éxito. 

Para hablar de los triunfos del “Maestro de Saltillo” es necesario remontarnos a sus años de mayor esplendor, entre 1936 y 1944.

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Fue ovacionado por sus tardes de gloria en México, España, Portugal y Francia. Alternó con figuras como Lorenzo Garza, Domingo Ortega, Jesús Solórzano, Silverio Pérez y Manuel Rodríguez Manolete. 

También es imposible no referirnos a Barcelona, España, donde coleccionó gestas memorables. 

Una de ellas fue lidiar al toro “Clavelito”, del que le dieron orejas, rabo y las cuatro patas. Otra de sus grandes proezas fue junto a Lorenzo Garza en la capital mexicana el 20 de diciembre de 1936. 

Esa tarde se enfrentó a los toros “Cantarito”, “Garboso” y “Pardito”, de los que se les concedió orejas y rabos, además de la pata del último.

Quienes vieron en acción al "Maestro de Saltillo" dicen que su habilidad con los toros de lidia se asemejaba a un juego de ajedrez. Que los movimientos eran precisos, medidos y extremadamente calculados. 

Como torero, intuitivo e inteligente. Como persona, de carácter seco, introvertido y poco comunicativo. El verdadero lenguaje de "Armillita" eran los toros. 

Los aficionados estuvieron de luto incluso antes del fallecimiento de “Armillita”. La última vez que se presentó como torero en la capital coahuilense fue en el cartel del domingo 27 de marzo de 1949. 

El fin de semana siguiente, el 3 de abril, fue su despedida oficial en la Plaza México. 

Los años siguientes el “Maestro de Saltillo” siguió involucrado en la tauromaquia, hasta que murió el 6 de septiembre de 1978. 

“Armillita” sigue siendo referente local, recordado por su legado. Incluso quienes no gustan de las corridas de toros seguro lo han escuchado alguna vez entre las calles de esta ciudad. 

¿Qué diría hoy ‘Armillita’ al saber que en su Saltillo actualmente no podría presentarse ante el público en una fiesta brava? 

Con información de Mariano Rodríguez, Arturo Berrueto, Ángel Arranz, Jorge Fuentes Aguirre, Archivo Municipal de Saltillo y Archivo Vanguardia. 

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