‘Es un pueblo muy bendecido’: La fe en el Santo Cristo llena Saltillo
COMPARTIR
Francisca Betancourt, ministra de la Sagrada Comunión, destaca la profunda devoción de la gente durante la festividad
En el marco de la tradicional fiesta en honor al Santo Cristo de la Capilla, miles de fieles se han congregado en el centro de Saltillo para mostrar su devoción. Las calles aledañas se han llenado de feligreses que, año tras año, reafirman su fe en el patrono de la ciudad, participando en misas, peregrinaciones y la veneración de la imagen.
TE PUEDE INTERESAR: Saltillo: Mejoran imagen de rotonda a don Venustiano Carranza
Una de las participantes en esta festividad es Francisca Betancourt Guillermo, quien se desempeña como ministra de la Sagrada Comunión. Ella y su equipo apoyan a los sacerdotes llevando la eucaristía a los creyentes tanto en la parroquia como a los enfermos en sus hogares.
Betancourt subrayó la importancia de la celebración, describiéndola como un acto de profundo significado para la comunidad: “Es la presencia viva de él, de su misericordia, de su amor. Este pueblo es muy bendecido”.
La ministra destacó que la asistencia a los eventos religiosos de este año ha sido notablemente alta, lo cual considera un reflejo de la devoción de los creyentes. “Es algo hermoso, o sea, la fe, sobre todo la fe que se va dando en la gente, pues es muy bonito porque la fe es la que mueve montañas, ¿verdad?”.
Para Betancourt, la fe de los saltillenses en el Santo Cristo se fundamenta en los milagros que ha obrado en sus vidas. “Ah, pues porque ha hecho muchos milagros en nuestra vida. Es más, ya con el hecho de estar vivos”, afirmó.
Al reflexionar sobre su labor, Francisca hizo un llamado a la comunidad a fortalecer su relación con Dios, manteniéndose cerca de su palabra. “Que lo amen mucho, que sigamos el Evangelio, que nos preocupemos en llevar una vida más cerca de él, aprendiendo todos los días”, exhortó.
Finalmente, la ministra de la Sagrada Comunión enfatizó la necesidad de una vida espiritual constante, pues la lejanía con la fe tiene graves consecuencias. “No es de un día, es seguir nuestro proceso, pero cerca de él. Cuando te alejas, te mueres espiritualmente”, concluyó.